Pinos en soledad
Tres son las especies de pinos propias de Tierra Santa: el pino de Chipre (Pinus brutia), el pino carrasco o de Alepo (Pinus halepensis) y el pino piñonero (Pinus pinea).
29 DE JULIO DE 2021 · 18:00

Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos;
pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,
(Is. 41:19)
Bosque de pino carrasco o de Alepo (Pinus halepensis) en el monte del Precipicio, próximo a Nazaret (Galilea), donde se cree que se produjo el intento de arrojar a Jesús desde la cima. / Antonio Cruz
Tres son las especies de pinos propias de Tierra Santa: el pino de Chipre (Pinus brutia), el pino carrasco o de Alepo (Pinus halepensis) y el pino piñonero (Pinus pinea). Existen también otras especies que han sido introducidas por el hombre como, por ejemplo, el pino canario, pero aquí no las vamos a analizar.
La primera especie autóctona, el pino de Chipre, es un árbol de unos 20 metros de altura con las hojas o acículas agrupadas por parejas y muy parecidas a las del pino de Alepo. Incluso algunos autores consideran que se trata de una subespecie o variedad del Pinus halepensis (que denominan Pinus halepensis Mill. brutia). Su distribución geográfica natural viene circunscrita al Mediterráneo oriental ya que sólo se encuentra en Chipre, Grecia, Creta, Turquía, Siria, Israel, Georgia, Irán y Líbano, hasta una altitud de 1.200 metros.
El pino piñonero (Pinus pinea) es típico de toda la cuenca mediterránea y famoso por sus excelentes piñones comestibles que contienen ácidos grasos esenciales, como Omega 6 y Omega 3, necesarios para el buen funcionamiento del aparato circulatorio y del cerebro. / Antonio Cruz.
La segunda especie es el pino carrasco o de Alepo (Pinus halepensis), un árbol típico de toda la cuenca mediterránea, capaz de alcanzar los 25 metros de altura. Su nombre específico se debe a la ciudad siria de Alepo. El tronco es macizo, tortuoso y con la corteza de color gris blanquecino. Es muy resistente a la aridez y se adapta bien a los incendios forestales ya que el fuego hace estallar las piñas, diseminando así los piñones y la propagación de la especie. Los piñones son pequeños y no comestibles para los humanos. Se le encuentra en bosques secos de tipo mediterráneo en Europa, Asia occidental y el norte de África. En Israel es mucho más abundante que la especie anterior (P. brutia), ya que se le encuentra en las regiones montañosas por todo el país (Galilea, Samaria y Judea).
Flores masculinas del pino piñonero (Pinus pinea), numerosas y agrupadas, forman espigas de color amarillento que producen un polvo también amarillo que es el polen. / Antonio Cruz
La tercera y última especie de pino propia de Israel es el pino piñonero (Pinus pinea), que pertenece, como los anteriores, a la familia de las pináceas y los ejemplares más viejos pueden tener hasta 50 metros de altura. Sus hojas son también perennes y las semillas que produce, los piñones, son consumidos por el ser humano desde tiempos inmemoriales. Sus piñas, ovaladas y casi esféricas, pueden medir unos 15 cm de longitud y sólo están maduras al tercer año de haberse formado. Los piñones pueden alcanzar los 2 cm y están protegidos por una capa dura. El tronco de estos pinos es grueso, su corteza está profundamente fisurada en placas verticales y es de color marrón rojizo. La madera del pino piñonero es ligera y flexible por lo que se suele emplear en carpintería, para realizar estructuras variadas así como en la construcción de embarcaciones. Se trata de una especie autóctona de toda la cuenca mediterránea.
El tronco del pino piñonero está protegido por una gruesa corteza de color pardo grisáceo, muy fisurada y que se desprende en placas, dejando al descubierto grandes manchas rojizas. / Antonio Cruz
La palabra hebrea que se refiere al pino en la Biblia es tiddehar, תִּדְּהָר y significa literalmente “árbol duradero” (Is. 41:19). Se tradujo al griego de la Septuaginta por peúke, πεύκη, y al latín de la Vulgata por pinus. Se trata de uno de esos árboles silvestres que, según la Escritura, crecen en lugares altos solo con la lluvia, sin que el ser humano tenga ningún cuidado de ellos (Is. 44:14). A pesar de lo cual, constituyen la gloria del Líbano que viene a adornar el santuario del Altísimo (Is. 60:13) y también su madera es útil para la fabricación de embarcaciones (Ez. 27:6).
El profeta Isaías, en la cita inicial de esta entrada: Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente (Is. 41:19), está profetizando el futuro éxodo del pueblo hebreo de regreso desde Babilonia a Sion. Aquellos judíos a quienes Dios cuidó durante cuarenta años en el desierto, después de su salida de Egipto, seguirían siendo cuidados también ahora por el Altísimo en su retorno desde el imperio babilonio. El profeta les asegura que de las cumbres áridas brotarán ríos y que en el desierto se formarán lagunas (v. 18). En la actualidad resulta posible observar todo esto ya que en el desierto de Arabá existen plantaciones de árboles y la irrigación artificial ha convertido estas regiones secas en un auténtico vergel.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - Pinos en soledad