Los jabalíes del salmista
El jabalí sólo se menciona en la Biblia en una ocasión (Sal. 80:13), para señalar los destrozos que causaban en los viñedos.
23 DE ABRIL DE 2020 · 20:20

¿Por qué aportillaste sus vallados,
y la vendimian todos los que pasan por el camino?
La destroza el puerco montés,
y la bestia del campo la devora.
(Sal. 80:12-13)
El jabalí o puerco montés sólo se menciona en la Biblia en una ocasión (Sal. 80:13), para señalar los destrozos que causaban estos animales en los viñedos.
No obstante, es evidente que siempre fue común en Tierra Santa, tal como lo sigue siendo en la actualidad.
La palabra “jabalí” viene del árabe gabali y significa literalmente “montañoso”, en referencia a su vida silvestre. Es un mamífero artiodáctilo perteneciente a la familia de los Suidos y oriundo de buena parte de Eurasia y el norte de África.
Aunque ha sido introducido por el hombre en América y Oceanía. Su dieta omnívora y su comportamiento invasor ha provocado que actualmente se le haya incluido en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza de las cien especies invasoras más dañinas del mundo.[1]
Los machos adultos pueden alcanzar una longitud de 160 cm por una altura hasta la cruz de 65 cm y un peso de 145 kg. Aunque lo normal es que la mayoría de los machos pesen entre 70 y 90 kg y las hembras de 40 a 65 kg.
Como se trata de una especie invasora que no está en peligro, ni es amenazada por algún depredador, en Europa está permitido cazarla.
Una de las diferencias anatómicas más significativas entre el cerdo y el jabalí es que éste presenta las patas traseras más cortas que aquél. Lo cual le confiere un aspecto más rechoncho.
Tienen los ojos pequeños y su visión no suele ser muy buena, aunque compensan esta deficiencia con su excelente olfato, con el que son capaces de descubrir raíces, setas, bellotas, trufas y numerosos invertebrados que se ocultan en el suelo y de los que se alimentan.
También pueden olfatear enemigos a más de cien metros de distancia. De la misma manera, su agudo oído puede captar sonidos que el ser humano es incapaz de oír.
La coloración pardo oscura o negra del pelaje del jabalí adulto contribuye a su perfecto camuflaje entre la vegetación. Si a esto se añade que tienen hábitos crepusculares y nocturnos, resulta difícil de ver en la espesura del bosque.
De la misma manera, las crías presentan unas rayas longitudinales que atraviesan todo el cuerpo (por eso se les llama “rayones”) con finalidad mimética o de camuflaje. Es más fácil observar sus huellas en el barro, junto a las charcas donde se abrevan y revuelcan, que a ellos mismos.
Los baños de barro tienen varias finalidades: les sirven para regular la temperatura corporal ya que carecen de glándulas sudoríparas y, por tanto, no pueden sudar; el barro les protege de insectos y parásitos; la capa de barro seco que queda adherida al pelaje impide que los olores corporales sean detectados por posibles depredadores; asimismo lo usan para restregarse en los troncos de los árboles y marcar su territorio.
Se conoce una decena de subespecies distintas del jabalí repartidas por los cinco continentes ya que se adapta fácilmente a diversos ecosistemas naturales. Habita encinares, matorrales de tipo mediterráneo, marismas, cultivos e incluso zonas de alta y media montaña.
Comentando estos versículos del salmo 80, que se refieren al cerdo salvaje, Spurgeon escribe:
“La destroza el puerco montés. Esas criaturas son famosas por su voracidad en devorar viñas. Cual bestia salvaje venida de las marismas del Éufrates, Babilonia apareció en tropel devastando las tierras de Judá y de Israel. Gentes feroces, comparables a manada de alimañas salvajes, guerrearon contra la nación judía hasta dejarla desgarrada cual viña destrozada por insaciables jabalíes.
Y la bestia del campo la devora. Uno tras otro, sus enemigos fueron desahogando sobre Israel sus instintos perversos y ejecutando sus venganzas. Pero Dios no intervino en detenerlos y ahuyentarlos.
Y detrás de una calamidad vino otra, pues los zorros devoraron los vástagos que se habían librado de la destrucción llevada a cabo por los jabalíes. ¡Ay, pobre tierra! ¡Qué bajo has caído!
Pues si los robles y los cedros hubieran sucumbido ante su empuje devastador, ¿cómo pretendías resistirlos tú una frágil y débil viña?
En los vagones posteriores del tren del pecado viajan todo tipo de calamidades. Date cuenta ahora de lo terrible que es para un pueblo encontrarse abandonado y olvidado por Dios cuando hacen acto de presencia.”[2]
[1] Lowe S., Browne, M., Boudjelas, S., De Poorter, M. (2000).100 de las Especies Exóticas Invasoras más dañinas del mundo. Una selección del Global Invasive Species Database, GEEI, 12pp. Primera edición, en inglés, sacada junto con el número 12 de la revista Aliens, diciembre 2000. Versión traducida y actualizada: noviembre 2004.
[2] Spurgeon, C. H. 2015, El Tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 1345.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - Los jabalíes del salmista