Tics lingüisticos II

Tengo un profesor de Historia del Arte que se pasa toda la hora de clase hablando solo. Se sabe todos los temas de memoria, no necesita ningún libro. Admiro su capacidad de retención de datos y conocimientos, ya que también lo tengo en Historia de España y este punto queda más que demostrado. Em… Una vez un chico de mi clase me comentó que este profesor tiene muchos tics, en realidad son muletillas que utiliza constantemente al acabar la frase. Creo que lo hace inconscientemente. Em… Por ejemplo: “Los griegos hacían esculturas realistas, ¿no?, y todo lo que construían tenía armonía, ¿de acuerdo?, y la simetría era un rasgo fundamental ¿vale?”. Y así mi profesor, usando diferentes muletillas como las ya vistas o tipo: “¿está bien?”, “¿eh?”, “¿bien?”, nos ameniza la clase. Em… Todas estas muletillas las usa, como indico, de forma interrogativa. Cuando mi compañero me lo explicó, le dije: “Em… No creo que sea para tanto”. Pero me equivocaba. Sí que era para tanto. Y para mucho más. La cuestión es que, como podéis imaginar, a la semana ya me puse a contar cuántas veces decía todas las muletillas en un cuarto de hora. Pude contar casi sesenta ítems de los mencionados antes, y alguno más. Em… A mi amigo no se lo perdonaré nunca. Cuando uno se da cuenta de algo, no lo puede dejar pasar así como así. Y además de eso, por si era poco, ahora sin poder evitarlo, me fijo en si la gente que conozco, no sólo el profesor, se repite tanto con las palabras o con los gestos. Em… Sinceramente, no puedo más. Ya sé que cada uno tiene sus defectos, pero, em…, por favor, uno puede intentar evitarlo, ¿no? Em… Se debería procurar no poner de los nervios a todos los que le rodean. Em… Y se me ocurre que hay una coletilla en algunas oraciones en nuestras iglesias…, ay Señor… Pero aquí no abundaré. Em… Espero que al deciros esto, em…, no os pase lo mismo que a mí. No se lo deseo a nadie, os lo digo sinceramente, ¿vale?