Wendy y el patriarcado

Wendy cose, cuida de sus hermanos, les educa, duerme en la misma habitación por si despiertan de noche. Hace a la perfección el papel que en los hogares se le asigna a la hermana mayor: ser una madre más en la familia.

19 DE MARZO DE 2021 · 09:35

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Wendy, dócil criatura, entra por todas en la película de Peter Pan. Lo que esta historia expresa sobre el patriarcado viene de muy lejos. El rol asignado a la mujer está patente.

Peter Pan eligió esa casa porque los niños, Juan, Miguel y Wendy creían en él. Lo habían hecho el héroe de todos los cuentos. Mientras sus hermanos luchan en el dormitorio, ella hace de ama de casa junto a su perrita Nana, que más que de animal tiene aspecto de criada anciana.

El padre de los chicos, hombre gritón y estresado, es además autoritario y estúpidamente torpe. Sólo con sus gritos consigue que se le respete, aunque aparentemente nadie le tiene en cuenta. Su esposa cumple también el rol asignado a la mujer, rebosa dulzura por doquier. 

El padre elude su papel y responsabiliza a su hija mayor, Wendy, de educar mal a sus hermanos metiéndoles en la cabeza historias absurdas sobre Peter y la castiga enviándola a dormir sola a otra habitación.

La familia no se enfrenta al padre, más bien le critica a escondidas. En otro momento, la madre hace de mediadora entre el padre y los hijos para que no les tenga en cuenta sus modales. De nuevo aparece aquí el rol de mediadora que le asignan a la mujer.

Peter observa la vida familiar desde el tejado. Campanilla le acompaña. Es hembra y ya en la habitación actúa de manera vanidosa ante el espejo preocupada por la anchura de sus caderas. Cumple el papel asignado al sexo femenino. El chico ha venido a recoger su sombra. 

Campanilla, más que querer hacerse amiga de Wendy, está celosa de su hermosura. Esto es lo que nos asignan a las chicas, tener celos unas de otras.

Peter Pan se cansa de Wendy porque habla mucho. De nuevo aparece aquí el tema de que la mujer está mucho más guapa cuando calla (recuerden también el poema de Neruda "me gusta cuando callas porque estás como ausente"). Sin embargo, Campanilla cuenta con algo a su favor: es muda. Cumple, según las normas sociales, con los requisitos para ser una buena compañera.

Wendy cose, cuida de sus hermanos, les educa, duerme en la misma habitación por si despiertan de noche. Hace a la perfección el papel que en los hogares se le asigna a la hermana mayor: ser una madre más en la familia. Peter ve estas cualidades y le gustan, por eso se la lleva al País de Nunca Jamás para que haga lo propio con los niños perdidos.

Para aprender a volar, Wendy ha de pensar en cosas románticas y sus hermanos en guerreros y batallas. De nuevo el rol asignado por el patriarcado.

Otros datos. Como se le supone a toda fémina, Campanilla es rencorosa. Los varones disfrutan haciendo travesuras, las hembras se llenan de dulzura. 

El varón Peter, líder del grupo, les conduce hacia el País de Nunca Jamás, donde el capitán Garfio espera fumando cigarrillos de dos en dos. Cuenta este con una pandilla de indeseables que anda en busca de Tigrilla, la princesa de esta historia y de todo cuento que se precie, hija del jefe indio. Otra chica encantadora, como debe ser. 

Continua la trama. Los adultos amenazan a los niños que no quieren crecer con toda clase de municiones y artillerías. Garfio usa balas de cañón contra ellos mientras Campanilla los abandona sin protección a causa de sus celos por Wendy, ¡mala chica!

Los niños perdidos parecen verdaderos salvajes, es lo que corresponde a su sexo. 

Campanilla, según su rol, miente como toda hembra que se precie. Se adelanta y engaña a los cafrecillos. Les dice que Peter les manda matar a los visitantes, Miguel, Juan y Wendy. 

El chico Peter le comunica al grupo que trae una mamá. El cuento nos indica que toda mujer está enfocada a la maternidad desde su nacimiento.

Los niños juegan a atrapar indios. Es su deber. Lo es porque, en el cuento, los indios son salvajes y sanguinarios, atrapan niños para quemarlos. He aquí otro lado cruel donde aparece el racismo.

La princesa Tigrilla está secuestrada mientras las sirenas son felices, llevan una vida placentera cerca de la orilla. Quedan extasiadas ante la historia que les cuenta Peter sobre como le cortó la mano al capitán. Las féminas están encantadas con las historias de luchas contadas por varones. También las sirenas, por celos, quieren ahogar a Wendy. La película quiere mostrarnos lo difícil que resulta que dos mujeres sean amigas.

En la historia aparece un atisbo de creencia condenatoria para la princesita: el capitán asusta a la niña Tigrilla con dejarla ahogarse y le advierte que quien se ahoga no va al cielo. La salvación prohibida a las mujeres rebeldes.

En la trama abundan las guerras de niños contra adultos y estas maldades son disfrutadas por los dos grupos.

Otro dato machista: “Una mujer celosa es capaz de cualquier tontería”, dice, nada más y nada menos, el capitán refiriéndose a Campanilla. 

Peter es homenajeado por salvar a Tigrilla, aunque fue Wendy la que se dio cuenta de que se ahogaba. No obstante, el triunfo es para él.

La mujer india del campamento, prohíbe a Wendy disfrutar de la fiesta y la manda recoger leña porque las mujeres no bailan, eso afirma. Machismo de mujeres contra mujeres.

Durante el film, Campanilla es apresada y engañada por el capitán que le mete cizaña contra Wendy provocándole más celos aún. Culpa a Wendy de todas sus desgracias y propone raptarla. Le pide a Campanilla que le marque el mapa para encontrar a Peter y Wendy. Campanilla acepta, pero le hace una petición: No hacerle daño a Peter, ¡salvar al varón a costa de la hembra! El capitán fomenta la enemistad entre ambas féminas y Campanilla es fácilmente engañada con artimañas del hombre adulto.

La película de Walt Disney marca rasgos dañinos y de abuso contra la infancia: 

–Wendy debe hacer de madre aunque todavía es una niña. La hace proclamar que una madre es linda, es el ángel de la guarda, prodiga amor, su amor y su afán, su amor maternal que da, al nacer sus hijos, todo su amor. La figura del padre  brilla por su ausencia en la historia.

–Miguel ha olvidado a su mamá y la confunde con Nana, su perra. 

–Garfio ofrece tatuajes a los niños que le sigan.

–Garfio, un ser adulto y cobarde, deja un regalo a Peter en nombre de la niña Wendy.

–Hombres forzudos conducen a Wendy con el fin de tirarla al mar (es Peter quien la salva como todo héroe que se precie).

–Es una película llena de violencia entre adultos y niños. Adultos que persiguen a críos siendo estos quienes consiguen la victoria, mientras Wendy, la niña mamá,  permanece en las sombras sin participar.

Llegando al final de la historia, Wendy llama "señor" a Peter que ahora gobierna el barco que los conducirá de nuevo a Londres. 

A su regreso, se expone que la chica está lista para ser mayor. Una exigencia dura.

Ni siquiera Wendy se libra en casa o en el País de Nunca Jamás del patriarcado.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Wendy y el patriarcado