Tiempo de lectura: 8 minutos

Natanael Planes creció en un hogar cristiano y a los 12 años de edad manifiesta haber conocido al Señor. “Soy creyente de séptima generación, pero fue en una actividad típica de iglesia en Navidad, donde tuve una experiencia de convencimiento de pecado y pude entender que la salvación no se hereda, sino que es fruto de una experiencia de conversión con Jesús”, señaló.

Su carácter emprendedor y creativo lo llevaron desde muy joven a trabajar en el mundo del entretenimiento. “A los 16 años de edad hice mi primera gira”, recuerda. “Trabajé con personas muy importantes dentro del mundo de la música y fui pasando por todos los roles, descarga de camiones, en el área de seguridad, colocar los instrumentos, hasta finalmente producir un evento. No recuerdo haber hecho un curso, lo aprendí todo mientras trabajaba”.

“Vivía una doble vida”

Sin embargo, Natanael manifiesta que empezó a experimentar una dicotomía. “El mundo de los eventos te permite asumir todo tipo de pecado gratuitamente. Al final vivía una doble vida, los domingos era el hijo de pastor y creyente de años que proyectaba una imagen de santidad, pero esto era irreal, porque unas horas después, al regresar a mi vida laboral, estaba rodeado y a veces inmerso en situaciones que se alejaban de la voluntad de Dios para mi vida”.

Planes consideró que renunciar a su trabajo en ese momento, era la solución para acabar con este proceder. “No sabía decir que no a muchas cosas por mi propia voluntad y por eso rompí radicalmente con la ‘profesionalización secular’ por llamarla de alguna manera. Decidí dedicarme exclusivamente al mundo de los eventos y de la música en el entorno cristiano”, agregó.

 

No eres tú, soy yo

Debido a su talento y experiencia, Natanael Planes pronto es considerado como una referencia en la producción de los eventos cristianos. “Yo creía que esta exclusividad me haría un mejor seguidor de Jesús”, dijo.

No tardó en darse cuenta que el problema iba más allá de cambiar su entorno laboral. “No era dónde estaba trabajando, sino las decisiones que tomaba individualmente allí como persona. Terminé teniendo la misma vida, pero parecía más bonito, parecía más legal; mi proceso de conversión seguía estancado. Yo podía estar haciendo eventos con los mayores profesionales de la música cristiana y al final estaba viviendo la misma mentira llena de egoísmos y trampas”.

Visto en perspectiva, Planes concluye que fue un error hacer una separación entre lo “sagrado” y lo “secular”. Así llegó a una conclusión: “al final entendí que el cambio debía hacerlo yo como persona. El Señor te pone en cualquier lugar y allí es que tienes que actuar como un verdadero hijo de Dios”.

Los retos de un emprendedor

Actualmente, Natanael Planes es socio de una empresa que presta diferentes tipos de servicios audiovisuales. “Continúo sirviendo, pero también dedico mi tiempo a un negocio que pueda hacer la diferencia fuera de las paredes de la iglesia. Es como Pablo cuando hacía tiendas, un emprendimiento puede bendecir de muchas formas a diferentes personas”.

Advierte que emprender no es fácil, pero alega que no lo cambiaría por nada. “He cometido muchos errores, pero sigo adelante y con fe. Nunca me ha faltado un céntimo para pagar algo. El fracaso es algo habitual (aunque no se suele hablar de ello) en el mundo empresarial, pero también es habitual levantarse”, enfatizó.

“Mi equipo y yo hemos creado y levantado una empresa en medio del confinamiento, y por un largo tiempo nos sostuvo esa fe -dice Natanael-. Hoy podemos ver los frutos, y estamos agradecidos con Dios por pequeños y grandes milagros que hemos vivido en este tiempo”.

“Si sale mal, vuelve a hacerlo, no te rindas”

Planes reflexiona que, para emprender, simplemente se debe tomar la decisión de hacerlo. “Si sale mal, vuélvelo a hacer, no te rindas. Tal como están las cosas a nivel laboral en nuestro país, ser emprendedor es una buena alternativa, ya que probablemente tendrás más opciones de trabajar, y poder ajustar tu realidad en función de las necesidades”, señaló.

 

Luz en la oscuridad

Finalmente, Natanael Planes considera que los autónomos, y más aún, los creyentes, deben plantearse como objetivo hacer negocios con excelencia y unos valores bien definidos. “Nosotros, por ejemplo, nos movemos en el mundo de la publicidad, el cine, lo audiovisual, los eventos, y la música; es un mundo donde hay mucha oscuridad, y por eso nuestra empresa tiene como objetivo ser luz en esos entornos”, resaltó.

“Cobrar de manera clara en una cultura que no lo hace nos da un valor añadido”

“Actualmente nuestra política, además de hacer nuestro trabajo con excelencia, es ser transparentes. Cobrar un trabajo de manera clara en una cultura que no lo hace, nos da un valor añadido. Algunos colegas nos dicen que rompemos el mercado, otros que somos tontos, pero a pesar de las críticas, seguimos adelante”, comentó. “Anhelamos una cultura organizacional donde existan principios extremadamente pulcros; sé que las cosas se pueden hacer diferentes y bien”.

Natanael también considera en su visión empresarial lo importante de las relaciones interpersonales. “Nuestro eslogan es ‘comunicación con alma’ -explica- porque entendemos que detrás de toda interacción comercial, externa o interna, con creyentes o no creyentes, hay personas que tienen un valor ante los ojos de Dios. Por eso estamos llamados a la trascendencia”.

Confiesa que, a pesar de la sabiduría adquirida a través de los años, no se relaja en medio de los retos. “La dinámica de la vida te puede llevar a situaciones en las que no debes estar; el viejo hombre puede estar rondando y es allí donde se hace necesario la guía del Espíritu Santo, que te lleve a estar alerta y actuar de forma diferente”, resaltó.

Natanael Planes nos ha contado que precisamente su proyecto empresarial está inspirado en el texto de Mateo 18:20 (Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos). “Queremos que Dios esté en el centro de cada negocio, de cada proyecto, de cada relación y de cada decisión”.