“Existe una manera saludable de amarse, pero pasa por el entendimiento que solo Dios proporciona”

Algunos de los últimos datos recopilados hablan de una crisis de la autoestima que afecta a la mitad de la población mundial. “La verdadera autoestima es mucho más profunda que un simple ‘abrazarse’”, dice la psicóloga Lidia Martín.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 22 DE FEBRERO DE 2024 · 17:56

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Algunos datos a punta a que prácticamente la mitad de la población tiene problemas de autoestima. / Hert Niks, Unsplash.

La autoestima está en crisis. Son varias las voces y publicaciones que apuntan en esta dirección en base a los últimos datos recopilados. Por ejemplo, un documento publicado por la empresa privada británica The Body Shop, que fue adquirida en noviembre de 2023 por el fondo de inversión alemán Aurelius Group, ha apuntado recientemente que la mitad de la población mundial tiene niveles bajos de autoestima. 

Según su Global Self Love Index, esta compañía ha obtenido una media general de 53 puntos en una escala de 0 a 100.“Esto significa que casi una de cada dos personas en todo el mundo caen en el lado negativo de la escala, identificándose más con la duda acerca de sí mismos que con la autoestima”, puede leerse en su informe. 

Entre los países con más “déficit” de autoestima, según la publicación de la empresa británica, se encuentran Corea del Sur (45 puntos de 100), Francia y Arabia Saudí (48) y China y España (49), mientras que los mejores situados son Dinamarca y Australia (62), Estados Unidos (61) y Sudáfrica y México (59). Hasta el 60% de los encuestados , dicen desde The Body Shop, querrían tener “más respeto por sí mismos”.

¿Una paradoja?

Los datos no dejan de sorprender, sobre todo si se tiene en cuenta el momento en el que nos encontramos, que a menudo es presentado desde el prisma de progreso precisamente en el ámbito de los logros y las libertades individuales. “Resulta especialmente chocante para muchos, quizá, porque con tanto ‘bombo’ como se le ha dado a la cuestión de la autoestima, y de todas las formas posibles, parece no estar calando en la sociedad”, asegura la psicóloga Lidia Martín. “O realmente esa cultura de la autoestima no tiene tanta base como aparentaba tener, o bien lo que se está construyendo por una parte se está dinamitando por otra”, considera.

Para Martín, “esto coincide con lo que observamos en la consulta, donde los bajos niveles de aprecio por uno mismo suelen acompañar muchas de las problemáticas que traen a la gente a pedir ayuda profesional”. De hecho, los datos aportados por la compañía británica The Body Shop coinciden en el tiempo y en el espacio con los de la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés) que señalan que alrededor de uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental.

Según la publicación de la empresa privada, la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2002) es la que tiene menos autoestima de los diferentes grupos sociales, con hasta un 41% de los entrevistados que así lo afirman.

Autoestima y redes sociales

Los datos también apuntan a un vínculo entre la baja autoestima y el incremento del uso de las redes sociales. Por ejemplo, hasta el 32% de quienes aseguran utilizar este tipo de plataformas con mucha frecuencia dicen tener una autoestima baja, mientras que en el caso de quienes no las utilizan se reduce al 19%. “En general, la gente dicen que las redes sociales influencers, famosos y los modelos de publicidad son los son los que más contribuyen bajos niveles de autoestima”, puede leerse en el documento.

“Existe una manera saludable de amarse, pero pasa por el entendimiento que solo Dios proporciona”

El vínculo entre los problemas de autoestima y las redes sociales se acentúa, sobre todo, en los más jóvenes. / Visuals, Unsplash.

“En una época en la que andamos tan expuestos en las redes sociales, donde es tan fácil compararse y donde, además, cada uno cuenta las cosas según quiere proyectar su imagen hacia fuera, realmente esto no sorprende en absoluto”, subraya Martín.

La psicóloga señala que “las redes y lo tecnológico nos lo ponen mucho más fácil para visibilizar y proyectar de manera extraordinaria lo que desde mucho antes estaba allí”, y considera que “son un gran escaparate con un amplificador gigante para lo bueno y para lo malo”. “Son ‘expansionadores’, pero solo manifiestan lo que estaba. Una botella no suena, por mucho que se la agite, si no tiene algo dentro”, indica.

“Las redes han agitado de forma increíble algunas de las cosas que ‘dormitaban’ dentro de nosotros, y ahora se manifiestan alto, e incluso a gritos. Son una clara muestra de aquel famoso principio bíblico de que de la abundancia del corazón habla la boca, y nuestras redes mediante el megáfono tecnológico”, añade.

La complejidad de la autoestima

Para Lidia Martín, el problema tiene que ver con la definición que se ha planteado de la autoestima. “Seguimos empeñados en concebir la relación con nosotros mismos de manera equivocada”, señala. “La autoestima no es esa especie de unicornio en el que se nos ha insistido hasta el aburrimiento y que aparece cuando te abrazas a lo que eres, sin más. En el fondo no estamos diseñados para abrazarnos a cualquier cosa, ni a cualquier práctica, ni a cualquier discurso. Hablar es gratis, publicar en redes diciendo o proyectando lo que se quiera también, pero cada uno en su casa, finalmente, sabe lo que tiene. Puedes engañar al espectador, pero luego vuelves contigo mismo a casa y ves tus luces y tus sombras”, explica.

Por eso, defiende la psicóloga, “la verdadera autoestima tiene que ver con algo mucho más profundo que un simple ‘abrazarse’ o empeñarse en llevarse bien con uno mismo y quererse”. “Habla de ser conscientes de lo que somos, con sus claros y sus oscuros, y ser mucho más realistas de lo que ahora se lleva. Mirar hacia nosotros lo que crea principalmente son dudas, y por eso no nos suele gustar ni el silencio ni la oscuridad, porque ahí nos encontramos con nosotros mismos, digamos lo que digamos en las redes sociales”, subraya.

Este concepto de autoestima, matiza Martín, nos lleva a “defendemos a capa y espada sin un criterio verdaderamente sólido, solo por el hecho de ‘abrazarnos’ a nosotros mismos, sea lo que sea de que se trate”. “Me encuentro muchas más veces con autoestimas impostadas, que han elaborado un discurso de solidez hacia fuera pero que no es sostenible hacia dentro, que con comprensiones verdaderamente equilibradas de uno mismo que generen afectos positivos en nosotros y en los demás”, remarca.

¿Ayuda la Biblia a regular la autoestima?

Pensando en qué criterios externos establecer, uno que parece fundamental para la psicóloga es el del texto bíblico. “Mi ‘definición’ favorita de lo que considero una autoestima correcta viene de la mano de Pablo cuando dice: ‘Por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido en vano para conmigo’ (1ª Corintios 15:10)”, dice.

Según explica, esta afirmación “sintetiza tres elementos clave que solo el cristiano puede realmente expresar con tanta contundencia”. “De entrada, me hace ver que lo que tengo no es mío, sino que lo he recibido de forma inmerecida por parte de Dios. También, permite observar que lo que tengo es lo que tengo, es decir, no soy más, pero tampoco menos, y no es necesaria una falsa modestia, ni un ‘impostaje’. Por último, me lleva a procurar que lo que he recibido no caiga en saco roto, sino que lo aproveche, lo emplee, lo pongo en movimiento, como forma de honrar a quien me lo ha regalado. Lo recibo con gratitud y me da una visión renovada de lo que soy: amada, querida, adoptada y renovada”, explica.

Martín también menciona el versículo de Proverbios 19:8, que dice que “el que tiene entendimiento ama su alma” porque“realmente existe una manera saludable de amarse, pero pasa por el entendimiento y la sabiduría que solo Dios proporciona”. “Él es el que realmente nos conoce, nos ve tal y como somos, y puede ayudarnos a tener una mejor visión y un aprecio correcto por nosotros. Nada como el evangelio de Jesús nos humilla y nos eleva a la vez, pero es por la obra de otro, no por méritos propios. Esa es la gran paradoja que alimenta una verdadera buena autoestima”, agrega.

 

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