“No debemos lanzar a nuestros hijos al caudaloso río de lo digital sin ayuda”

El experto de ‘Tech Human’ Jonathan Ebsworth comparte algunos consejos sobre cómo usar las herramientas tecnológicas a nuestro alcance.

Joel Forster , Redacción PD

Evangelical Focus · LONDRES · 30 DE NOVIEMBRE DE 2020 · 11:46

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Foto de Shawn Fields en Unsplash CC.

Los gigantes de la tecnología, como Google y Facebook, están manipulando nuestros comportamientos online, y tanto los gobiernos como las personas deberían encontrar formas de controlar su influencia sobre nuestro día a día.

Pero, ¿qué pueden hacer los padres y las iglesias para ayudar a los niños y jóvenes a navegar por el mundo digital? Jonathan Ebsworth, experto de Tech Human, comparte algunas ideas y consejos prácticos en la segunda parte de esta entrevista.

Puedes leer la primera parte aquí.

Pregunta: Expertos han denunciado en documentales, libros, entrevistas, cómo empresas tecnológicas como Facebook, Google, Amazon están manipulando el comportamiento de sus usuarios de muchas formas. Más allá del diagnóstico del problema, ¿qué podemos hacer para ayudar a nuestros jóvenes a relacionarse bien con las potentes tecnologías presentes en su vida diaria (redes sociales, buscadores, herramientas de compra online...)?

Respuesta: Primero, debemos comprender que estas tecnologías están diseñadas para penetrar en los ritmos de nuestras vidas y atraernos. Nuestros niños, y tal vez incluso muchos adultos, no tienen la habilidad sofisticada de tomar decisiones para resistir estas presiones sin ayuda. Por lo tanto, no debemos lanzar a nuestros niños y jóvenes a este caudaloso río de lo digital sin ayuda.

Sugeriría que consideremos detenidamente a qué edad queremos exponer a los jóvenes a estas tecnologías. Mi observación es que ya podemos ver un daño significativo y demostrable del acceso temprano a las redes sociales. El ‘Análisis de las visitas al departamento de emergencias por lesiones autoinfligidas no mortales entre los jóvenes de Estados Unidos entre 2001 y 2015’ demuestra un aumento modesto pero claro, del 2% interanual, en las tasas de admisiones por autolesiones no mortales en las mujeres de 20 a 24 años. Las tasas de admisión de niñas de 10 a 14 años aumentaron un 18,8% interanual hasta la conclusión del estudio. Las tasas de admisión de las niñas de 15 a 19 años aumentaron un 7,2% interanual desde 2008. Las tasas de admisión de los hombres jóvenes se han mantenido estables durante este periodo.

Esto me sugiere un nivel creciente de ansiedad, particularmente entre la población femenina más joven, y una relación plausible con el crecimiento de las redes sociales. Y este es solo un informe de muchos.

Personas vulnerables están expuestas a materiales a los que son particularmente sensibles, solo porque así es como están diseñados los algoritmos que presentan el contenido al usuario.

 

P: ¿Cómo podemos ayudar a nuestros niños y niñas en este contexto?

R: Un consejo sería retrasar el acceso a las plataformas digitales hasta un punto en el que se pueda tener un diálogo racional sobre los hábitos de uso de la tecnología y el contenido nocivo con ellos.

También, mantener los dispositivos fuera del área donde duermen los niños y los jóvenes. En realidad, esto también sería bueno para la mayoría de nosotros, los adultos.

Otra idea es participar en el uso de la tecnología por parte de tus hijos y mantenerse involucrado. Esto incluye implementar restricciones de contenido y tiempo cuando sea apropiado, reconociendo que a medida que nuestros hijos crecen, necesitan mayor libertad.

Debemos comprender que en el mundo digital “suceden cosas malas” y por ello es importante crear un entorno en el que no haya vergüenza al plantear preguntas y problemas. Es decir, constituir una red de apoyo confiable en torno a nuestros niños y jóvenes que nos permita criar y resolver sus preocupaciones de forma segura.

Debemos considerar cuánto tiempo dedicamos al consumo en lugar de a la creación.

Además, tenemos que desarrollar ritmos y prácticas familiares: momentos del día y de la semana en los que se deja de lado la tecnología. Debe haber lugares en el hogar, dormitorios y comidas, por ejemplo, donde la tecnología no sea bienvenida.

Debemos considerar cuánto de nuestro tiempo libre se dedica al ‘consumo’ en lugar del tiempo de ‘creación’, y valorar hacer cosas de forma física, en lugar de solo crear digitalmente cosas que son efímeras.

También podemos enfatizar el valor crítico de las relaciones humanas física reales. Sé que esto es muy difícil en los tiempos de Covid-19. Las relaciones personales son desordenadas y difíciles, pero para eso fuimos creados, y es en estas relaciones de tu a tu donde podemos encontrar verdadero amor y aceptación; aún cuando nos sintamos más aceptados en entornos digitales.

Es necesario reconocer que estas herramientas digitales son maravillosas y peligrosas al mismo tiempo. Aprender a utilizarlas con cuidado. No enseñamos a nuestros hijos a nadar buscando el agua más caudalosa y tirándolos ahí. Por lo general, aprendemos en aguas relativamente tranquilas y poco profundas, y nos supervisan de cerca mientras aprendemos. Solo nadamos en aguas difíciles cuando sabemos que somos capaces. Y entramos en los entornos más peligrosos, por ejemplo el buceo en cuevas submarinas, cuando estamos acompañados, debidamente equipados y entrenados.

Por último, y dejando lo mejor para el último lugar. Los padres y educadores deben recordar que están modelando los comportamientosa los hijos: debemos ser ejemplo de una buena “higiene digital” para nuestros hijos.

“No debemos lanzar a nuestros hijos al caudaloso río de lo digital sin ayuda”

Foto de Uriel Soberanes, Unsplash CC.

P: Como cristiano, estás trabajando para ayudar a la gente a pensar y actuar sabiamente. ¿Ves a la gente con la que te relacionas abiertas y preparadas para tener una conversación real sobre la tecnología?

R: Hablar con otros padres es bastante difícil. Obtenemos a menudo una doble respuesta. Por un lado, encuentro gente muy dispuesta a hablar, de forma individual. Asentimos con la cabeza y nos lamentamos por los daños ‘percibidos’ de las redes sociales, por ejemplo.

Pero es bastante difícil pasar de esa ‘preocupación’ general a la acción. ¿Cómo viviremos como familia de manera diferente para enfrentarnos mejor a la tecnología? Hacer eso requiere que estemos dispuestos a decir ‘no’ al acceso ilimitado a los dispositivos, y tomar decisiones que nuestros hijos consideran impopulares. Tenemos que tener el coraje de decir que el hecho de que todos tus amigos puedan hacer esto o aquello no significa que queramos que eso suceda en nuestra familia. Paasar de la preocupación a la acción es bastante difícil.

Hemos desarrollado un breve taller para padres que podemos realizar online (en inglés), y tenemos amigos en los Estados Unidos que pueden hacer algo muy similar. Nos gustaría ampliarlos a una serie de talleres para ayudar a los padres a desarrollar sus propios planes.

Hablando con los líderes de la iglesia, creo que hay cierta ansiedad sobre el impacto de la tecnología. Pero especialmente en un mundo dominado por la Covid-19, ven más como una bendición que como una maldición. Los posibles peligros se consideran temas secundarios, quizás restringidos a pastores de jóvenes o líderes más jóvenes dentro del equipo de liderazgo.

Necesitamos ofrecer un fundamento teológico claro, mostrar cómo estos temas requieren acción.

Una vez más, el desafío es pasar de la preocupación a la acción. Para hacer eso, tenemos que hacer un mejor trabajo al articular de forma accesible cuáles son los verdaderos daños y peligros de este mundo digital sin restricciones que habitamos. Necesitamos ofrecer un fundamento teológico claro de lo que representan estos peligros y mostrar cómo estos temas, y son una legión, requieren reflexión seria y acción.

El hecho de que Facebook, Google y otras compañías del sector sean harramientas fundamentales durante la Covid-19 y más allá, no significa que no debamos cuestionar, desafiar y, de hecho, tomar medidas contra estas empresas, ya que amenazan con socavar nuestra propia humanidad. No puedo evitar pensar en la Torre de Babel en este punto. Parece que la humanidad busca convertirse en dioses, y la tecnología es, como lo fue en Babel, el medio para lograrlo.

Personalmente, me pregunto si debería releer las Cartas del diablo a su sobrino, de C. S. Lewis, pero a través de la lente de la vida digital moderna. Para ver si hay lecciones para nosotros, individual y colectivamente. El objetivo es mantenernos firmes en la fe: seguir el Camino de Jesús.

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