Ir a la iglesia se traduce en más felicidad y mejor salud, según un estudio

La investigación de Pew Research se basa en un análisis realizado en más de veinte países.

Redacción PD

BARCELONA · 07 DE FEBRERO DE 2019 · 12:00

La tendencia en más de veinte países analizados por Pew Research es que los creyentes practicantes dicen ser más felices que los inactivos y los no creyentes. / Hannah Busing, Unsplash CC,
La tendencia en más de veinte países analizados por Pew Research es que los creyentes practicantes dicen ser más felices que los inactivos y los no creyentes. / Hannah Busing, Unsplash CC

Ser “activo en una congregación religiosa” tiende a hacer “más felices y más cívicas” a las personas. Es la conclusión del análisis que el centro de investigaciones Pew Research ha realizado dividiendo a las poblaciones de más de veinte países, entre los que se incluye España, en tres grupos: creyentes activos, que asisten a una comunidad religiosa al menos una vez al mes, creyentes inactivos y aquellos que directamente no se identifican con ningún grupo

En la publicación que acompaña a los datos recogidos se asegura que los investigadores de la entidad se han propuesto “determinar si la religión tiene asociaciones claramente positivas, negativas o parciales en ocho indicadores diferentes del bienestar social e individual”. “Específicamente, este informe examina los niveles de autoevaluación de los encuestados en felicidad, salud y participación cívica”, puede leerse en el texto. 

Así, además de ser más felices, quienes participan activamente en una comunidad religiosa también son menos dados a desarrollar vicios con el tabaco o el alcohol, y participan en otros grupos y organizaciones, según el estudio. “Los países analizados son mayoritariamente de tradición cristiana, en Europa y América, porque suelen tener una población considerable no afiliada a ninguna comunidad religiosa. Aunque también algunos territorios en África y Asia”, dicen desde Pew Research. “La asistencia regular a los servicios religiosos es una práctica más central en algunas religiones del mundo, como el cristianismo, el islam o el judaísmo, que en otras, como el budismo o el hinduismo, donde se hace menos énfasis en el culto comunitario”, añaden. 

 

PRÁCTICA RELIGIOSA Y FELICIDAD, NO HAY UNA NORMA ESTABLECIDA

Las conclusiones de Pew Research son generales y a lo largo del estudio se remarca que es una cuestión de tendencias. Así lo reflejan los datos recogidos en países y regiones como Sudáfrica y Hong Kong, donde el número de creyentes inactivos que se declaran felices es mayor que el de los activos, o también Ecuador, Bielorrusia y Eslovenia, en los que son las personas que no se identifican con ningún grupo religioso quienes se consideran más felices. 

Actively religious people tend to be happier

Chile, en cambio, registra los mismos valores para la población activamente religiosa y la no creyente. El mayor porcentaje de felicidad entre creyentes activos corresponde a México, con un 71% de los encuestados, mientras que las mayores variaciones entre grupos se producen en Japón y Singapur, donde los creyentes activos “felices” superan en un 14% y un 13%, respectivamente, a los no creyentes, y Australia y Uruguay, con una diferencia también de trece puntos a favor de quienes suelen congregarse sobre quienes dicen creer pero no son practicantes. 

España es uno de los países en los que se produce una tendencia invertida, con una mayor cantidad de personas que no se identifican con ninguna religión, un 18%, asegurando ser felices, en comparación con el 15% de creyentes inactivos, y del 13% de activos. 

 

A MÁS ACTIVIDAD RELIGIOSA, MÁS RELACIÓN CON OTROS GRUPOS

“Las personas activamente religiosas tienden a participar más en voluntariados y grupos comunitarios”, se lee en el informe. “En 11 de los 25 países analizados, aparte de Estados Unidos, los creyentes activos son más propensos que los inactivos a unirse  a otros grupos. Y en siete Estados, los practicantes superan a los no identificados con ninguna religión”, se añade. 

Es el caso de Nueva Zelanda, con un 77% de los creyentes activos realizando voluntariados, Taiwán, donde se da un diferencia de hasta un 11% entre practicantes y no creyentes, o Alemania, entre otros. En el sentido opuesto, Australia, Kazajistán, Ecuador y Eslovenia registran mayores compromisos con otros grupos entre creyentes inactivos y no creyentes que en los practicantes. En España, la tendencia sigue la misma línea que en la cuestión de la felicidad, con un mayor número de personas no identificadas con ninguna religión que se implican en voluntariados y organizaciones, en comparación a los religiosamente activos. 

Además de la implicación con otros grupos y organizaciones, en general, quienes suelen asistir a comunidades religiosas son también más activos a nivel electoral, según el estudio. Es el caso de países como Bielorrusia, donde los creyentes superan en un 28% a los no creyentes en participación en las votaciones, o en España, lugar en el que la diferencia alcanza el 30%. 

 

ACTITUDES MÁS SALUDABLES, PERO NO MEJOR SALUD

La salud es el aspecto donde la diferencia entre creyentes activos, creyentes inactivos y personas no identificadas con ninguna religión es más insignificante. “Cuando se trata de autoevaluaciones no hay un patrón claro que indique que la identificación con una religión o la asistencia regular a servicios religiosos marca una diferencia significativa a nivel internacional”, dicen los responsables del estudio. 

No advantage for actively religious people when measuring obesity

Las diferencias, básicamente, se concentran en en una mayor tendencia entre creyentes activos a no desarrollar patologías con el alcohol y el tabaco. Sin embargo, los valores entre practicantes, inactivos y no creyentes se igualan cuando se trata de la obesidad, y se decanta favor de los segundos y terceros en el caso de la actividad física, donde únicamente en Estados Unidos, China, Eslovaquia, Corea del Sur y Taiwán los creyentes activos realizan más ejercicio físico que el resto de personas.

“Existe una relación ambigua entre religión y salud. Mientras que, en muchos países, los activos son menos dados a fumar y beber, no son más sanos cuando se trata de ejercicio físico y peso. Y en promedio, en más de veinte países los creyentes activos no pueden reconocer que tienen muy buena salud”, remarca el estudio.

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