El arte de gobernar: un Estado protestante en el sudoeste francés

En ese estado del suelo francés está el reino de Navarra, que algo nos toca. El modelo de reforma hugonota se expresa en ese estado, con sus leyes, dificultades, convivencias, enemigos.

03 DE SEPTIEMBRE DE 2023 · 21:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/xAkU1OaMEY0#:~:text=Foto%20de-,Cecilia%20Rodr%C3%ADguez%20Su%C3%A1rez,-en%20Unsplash">Cecilia Rodríguez</a>, Unsplash.,
Imagen de Cecilia Rodríguez, Unsplash.

Que los que aquí nos reunimos cada semana somos un grupito que tratamos cosas que a casi nadie interesan, eso es evidente, no es retórica. Hagan la prueba. Hoy pongo unas notas sobre un estado protestante en el sudoeste de Francia. Haciendo linde con España en un buen trozo de Pirineos. No era una cagarruta en medio del prado, sino un buen trozo del mapa de Francia. Duró desde 1570 hasta 1620, aunque luego quedan retazos de su modelo hasta prácticamente la conquista de La Rochelle, en 1628. Su referente son los reyes, y el reino, de Navarra. Si se dice que aquí en el suelo de España no cuajó la Reforma, y que no valdría siquiera hablar de una segunda reforma en el XIX, porque no hubo la primera; pues en ese estado del suelo francés está el reino de Navarra, que algo nos toca. El modelo de reforma hugonota se expresa en ese estado, con sus leyes, dificultades, convivencias, enemigos... Pero, ¿a quién le interesa una cosa así? Propón esto en alguna iglesia o seminario, ya verás el entusiasmo.

En nuestros encuentros, ya hace ¡más de una década!, tocamos estos asuntos [Consultar en la hemeroteca de Protestante Digital: Catalina de Borbón, 7 mayo 2011; Leonor de Roye, 14 mayo 2011; Juana de Albret, 21 mayo 2011; Navarra 1512, 8 junio 2012].

Ese estado, sin entrar en pormenores, es todo un ejemplo del nuevo tiempo. Y de la oposición a sangre y fuego del papado, con el brazo político de turno. Empieza con la reina Juana de Albret, que se muere, o la matan, un poco antes de que maten en la gloriosa noche de San Bartolomé a tantos hugonotes reunidos para bodas en París. Digo lo de gloriosa, porque así fue considerado el crimen por el papado. Las mismas “fuentes” que pueden decir la burrada de que Calvino mató en 20 años en Ginebra a más de 500 herejes, “dato” que luego circula como si nada por las redes, te dirán que esta reina era una perversa que atacó al catolicismo y quitó las libertades de sus súbditos. Que digan. De todos modos, alguna cosa que hizo les pongo, que me parecen óptimas: suprimió la procesión del Corpus, no admitió en sus territorios a los jesuitas, y cambió el uso de algún monasterio o templo, para escuelas y hospitales. Muy bien. Cincuenta años después, su miserable nieto revirtió todo y destruyó la obra de su abuela. A esta buena hugonota hoy, en el mundo evangélico que puede llamarse “liberal”, o algo así, no la quieren para nada, pues ella procuró crear un estado protestante, ésa era su causa, ése era su deber cívico. Procuró deshacer las obras del papado, en la esfera eclesial y en la política. Lo tenía claro. En el mundo más “conservador”, o algo así, incluso “reformado”, tampoco es que la quieran muy cerca, pues era un desastre: nunca progresó en santidad, bronqueaba a los pastores que se terciara, en alguna ocasión se dormía en los sermones, no sabía qué hacer en muchos casos, vivió en angustia... sólo confiaba en la misericordia de su Redentor para su santidad y justicia... 

Pero ese momento debería ser de interés por su lugar histórico. Resulta que la casa Borbón reina en ese estado protestante. El primer rey Borbón de Francia, el gran rey Enrique de Navarra y de Francia, primero fue rey de ese estado protestante. Y durante un poco tiempo, hasta eso de que París bien valía una misa, también lo fue de Francia, como protestante.

Es de notar que el rey Enrique III de Navarra y IV de Francia no accedió a incorporar ese estado protestante a la corona francesa. En eso, respetó a su madre. A la muerte de la reina Juana heredó el trono de Navarra, la Baja Navarra, un territorio no extenso, pero era un reino (la parte mayor estaba anexionada por la monarquía española), junto con otros señoríos. El modelo de ese estado es de estudio porque lo constituyen entidades diversas, con sus leyes propias, sus costumbres, incluso su lengua; y todos convivieron con un modelo que llamaríamos federal. De ahí la importancia de un modelo eclesial también federal, o, simplificando, presbiteriano-sinodal. De ahí la importancia de usar las lenguas propias: traducción del Salterio, el Nuevo Testamento al euskera, un catecismo... Pero, ¿a quién le interesa hoy eso? [Ese catecismo lo tradujo Manuel Roncero. Excelente. Lo editamos bilingüe. Se presentó en Navarra y Extremadura, en una jornada sobre Cipriano de Valera. Le remití unos ejemplares a Bildu.]

Tomando el rey Borbón las riendas del campo protestante francés, dejó a su hermana Catalina como regente del estado protestante (Navarra, Bearne...), hasta su muerte en 1604. El propio rey moría en 1610, a manos de los amantes de la libertad civil y religiosa. Desde que publicó su edicto de tolerancia (Nantes), la mano asesina ya se preparó. Sin entrar en otros detalles, por no alargar demasiado esto, cuando muere asesinado Enrique, su hijo es el heredero, pero tiene 9 años, y está en manos de su muy católica madre, bajo la instrucción/instigación jesuítica. ¡Pero oficialmente es el rey del estado protestante! Los distintos espacios políticos que lo componen siguen fieles a su modelo. Pero al llegar a la mayoría de edad, y previo algunas bofetadas de guerra civil con su madre, al final decide que tiene que cumplir su misión. Su abuela tenía su causa, por la que luchó hasta la muerte. Su miserable nieto tiene la suya: destruir la obra de su abuela. En 1620, con su ejército, acabó con el estado protestante. Incorporó al reino de Navarra y los otros territorios a la corona de Francia.

Debería de interesar que, luego de esta situación, se dieron rebeliones y oposiciones de señoríos y ciudades, que culminan con la rebelión, asedio por más de un año, y final derrota de La Rochelle, todo guiado por el cardenal Richelieu (hay un famoso cuadro, con el personaje en armadura). Pero en esas rebeliones se percibe un modelo “republicano”, federal, asumiendo el derecho de resistencia al rey tirano. Un buen campo de reflexión, sin duda. 

Que existe una voluntad política y religiosa de ocultar la historia, es evidente. Estas semanas pasadas vimos algo. Cuando eso se asume, produce luego una especie de inercia, donde ya se actúa casi sin movimiento de voluntad. Es lo que hay, pero también sabemos que, tarde más o menos, la verdad se impone. Esta inercia de ocultación ha ocurrido delante de nuestras narices no hace mucho, precisamente con algo del asunto que se ha tratado antes.

¿Quién [las negritas son mías] conoce a los reyes y reinas de Navarra del Renacimiento? ¿Quién sabe lo que fueron sus reinados después de que la mayor parte de su reino pasase a dominio castellano a partir de 1512? El programa de la Agencia Nacional de Investigación “AcRoNavarre” (2016-2022) ha revelado este trozo de historia a menudo muy desconocido y, por medio del estudio de los principios de gobierno de los reyes de Navarra, mostrado la modernización que ellos realizaron de sus estructuras y prácticas administrativas, antes y después de 1512. La exposición “El arte de reinar”, organizada en 2021 en colaboración por el Musée national et domaine du château de Pau, los Archives départementales des Pyrénées-Atlantiques, l'Université de Pau et des pays de l'Adour y la Casa de Velázquez, pone de relieve estos descubrimientos y el papel que los soberanos de Navarra desempeñaron en el tablero europeo hasta dar a Francia en 1589 el más famoso de sus reyes”. Esta es la presentación del libro que recoge la documentación, con artículos pertinentes, de la citada exposición, que editó la Casa de Velázquez, con otros colaboradores, en edición bilingüe francés castellano. (Una edición de verdadero lujo.)

Se trataba de un proyecto de ese espacio del sudoeste francés, para dar a conocer a Francia la raíz de eso que tienen en el título de sus reyes, “de Navarra”. Me parece que también Francia sufre de ese olvido de cosas sustanciales de su historia. No sé si las actuales iglesias evangélicas conocen algo de la historia hugonota, y si les interesa. De todos modos, el proyecto contaba con profesores (por ejemplo, Philippe Chareyre, de Pau, o Álvaro Adod, de Navarra) e investigadores de prestigio reconocido. Y en Francia se cumplieron fechas y planes.

En el proyecto se contemplaba su presencia en España, pues al fin y al cabo, algo de Navarra hay por aquí en nuestra historia, aunque sea un episodio de lo más ocultado. Y de la casa Borbón, algo hay también. Parecía un proceso lógico que, después de terminar el ciclo en Francia, se pasara la exposición a España. Incluso se planteó que estuviera acogida en el Museo de Historia en Madrid. Pero pasó el tiempo, y el tiempo quedó en manos de, digamos, la señora Inercia, del Centro Nacional “Mejor no tocar eso”, y al final, todo quedó en un acto casi simbólico en la Casa de Velázquez, sin publicidad, y el “Arte de reinar” se topó con el “Arte de esconder la historia”, y aquí no pasó nada. Esa exposición estuvo unos días, de tapadillo, en la Casa de Velázquez. Había que cumplir algún compromiso. 

¿Es malo para alguien que se conozca que el primer Borbón, el gran rey de Francia, nace en una casa donde su madre es un pilar fundamental de la Reforma Protestante? ¿Es malo conocer que durante años fue el “protector” de los protestantes franceses, los hugonotes, y que propició un edicto de tolerancia, en esos tiempos, muy alabado? ¿Es malo conocer algo de su hermana Catalina, fiel hugonota?

De todos modos, ¿a quién interesan estas cosas?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Reforma2 - El arte de gobernar: un Estado protestante en el sudoeste francés