¿Pero tiene realmente algún sentido hacer apologética?
Esto es lo que intento con todas mis fuerzas, no dejar ninguna parte de mi ser, sobre todo la cabeza, fuera del amor a mi Dios.
17 DE JULIO DE 2022 · 23:30

Me apasiona la apologética y puede que sea porque tenga una gran debilidad espiritual. No soy capaz de creerme todo lo que leo en la Biblia sin cuestionarme su validez racional. En el fondo me encantaría ser de otra forma, nunca tener dudas intelectuales y jamás cuestionar la lógica de lo que creo. Tener una fe sin grietas, sin preguntas, sino con una certeza inamovible, como viendo al invisible. Pero no es así. Y mientras más estudio la Biblia, más estoy convencido de que en esta tierra a casi nadie se le otorga ese tipo de fe absoluta. Es más, mientras más estudio la lógica de lo que creo, más gloria descubro acerca de en quién creo.
Pero no quisiera engañarte. Profundizar en las verdades cristianas con las herramientas de la razón me ha traído también muchos dolores de cabeza, dudas y crisis. Pero hasta el día de hoy, al final de cada duda, de cada pregunta, mi fe ha salido fortalecida, mi Dios ha brillado más exuberante y mis razones para presentar defensa con mansedumbre y reverencia de lo que creo se han vuelto más sólidas.
Es un mandamiento divino “ama[r] al Señor nuestro Dios con todo [nuestro] corazón, y con toda [nuestra] alma, y con toda [nuestra] mente…” (Marcos 12:30). Y esto es lo que intento con todas mis fuerzas, no dejar ninguna parte de mi ser (sobre todo la cabeza) fuera del amor a mi Dios.
En mi empeño apologético he encontrado detractores que esgrimen textos como “...las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos…” (Deuteronomio 29.29). O “...la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Así que dejemos de indagar en lo que no está claramente revelado y dediquémonos a transmitir con pureza el evangelio. Asunto zanjado. ¡Abandonemos las monsergas filosóficas!
Sin embargo, Dios también dijo: “Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey es escudriñarlo”. (Proverbios 25.2). Como vemos es altamente honroso indagar hasta donde podamos en la revelación escrita y en la de la naturaleza (Salmo 19:1), usando nuestras limitadas capacidades y la ayuda del Espíritu Santo.
Pero hay una motivación más importante para el ejercicio de la apologética cristiana: el ejemplo de nuestro Señor. Cuando Jesucristo fue atacado por sus propios “haters” utilizó argumentos claramente apologéticos. Intento demostrarlo:
¿Cuál es el argumento utilizado por Jesús para defenderse cuando le dijeron que hacía milagros porque estaba poseído por Beelzebú (Marcos 3:22)? ¿Utilizó Jesús el Antiguo Testamento? ¿O pide fuego del cielo? No, utiliza un argumento lógico: si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.
Y cuando le preguntan si es lícito dar tributo a César (Lucas 10:22) ¿qué profeta menciona, o qué profecía profetiza? Ninguna, sino que utiliza el sentido común y la lógica del “Copy Right”, “…dad a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Y como un maestro apologeta desenmascara a sus detractores que lo acusaron de incumplir el sábado. En Juan 7:23 Jesús dice que no tenía lógica ninguna que se rompiera el sábado para no quebrar el mandamiento de la circuncisión pero para curar a alguien no se podía trabajar el sábado.
Una y otra vez, vemos a Jesús utilizando la lógica del lenguaje y del sentido común. No es de extrañar. Él sopló en la humanidad el lenguaje, la capacidad de abstracción y raciocinio. Y sin complejo alguno, la utilizó para hacer reflexionar a quienes no querían entender la verdad de su mensaje. Porque esa es una de las funciones de la apologética, “derriba[r] argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” (2 Corintios 10:5)
La fe bíblica no carece de pruebas indubitables y objetivas donde basarse.
Porque la fe no es lo contrario a la razón, ¡qué va! “Es, pues, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Y lo es en gran medida porque la fe confía en las pruebas obvias y razonables de algo que ya ha experimentado previamente, visto u oído. Si no me crees, lee el resto del capítulo de Hebreos. Unos botones de muestra:Noé creyó a Dios porque le habló directamente de alguna forma sobrenatural. Abraham va a sacrificar a su hijo porque Dios había hecho anteriormente el sorprendente milagro de darle un hijo en un viaje del Imserso y le había hablado directamente para que lo hiciera. Si no, seguramente no hubiera ejercido ese tipo de fe. A Moisés le habló directamente en una zarza con LEDs y le dió una serpiente-palo… En otras palabras, la fe bíblica no carece de pruebas indubitables y objetivas donde basarse. La mayoría de nosotros creemos porque Dios nos ha regalado la fe y tomamos como base los hechos verídicos e históricos de la resurrección de Jesús.
Si estuviera en la Iglesia te pediría un Amén. Aquí me reprimo.
Es a este tipo de fe y a este tipo de ejercicio apologético al que os invito con esta nueva serie en Protestante Digital. En las próximas semanas podremos leer algunos artículos preparados por alumnos de la asignatura de Apologética de la Facultad Internacional de Teología IBSTE, en Castelldefels.
La enseñanza teológica moderna no solo desea formar a los estudiantes sino transformarlos. Y en este proceso se intenta que desarrollen competencias profesionales y vitales. Así que en vez de mandarles un trabajo puramente académico para la asignatura de Apologética, se les pidió que escribieran un artículo que les ayudara a ellos mismos y a otras personas a iniciarse en el “mundillo teológico evengélico español”.
Pero sobre todo, lo que vas a encontrar son artículos cortos intentando encontrar razones lógicas y bíblicas a sus propias dudas y preguntas acerca de la fe. Y si son de interés para ellos, seguro que también para muchos de vosotros.
Espero que tomes el tiempo para leerlos con mucho cariño y ores por el futuro de nuestras instituciones teológicas y por los próximos teólogos que marcarán el paso de nuestras Iglesias.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Razones de la fe - ¿Pero tiene realmente algún sentido hacer apologética?