En Chad, los cristianos siguen pagando la evangelización “a precio de sangre”
Aunque reconocen que “la convivencia entre confesiones religiosas está experimentando un tremendo progreso”, se mantienen alerta ante un “gobierno que ha tomado la apariencia de una dictadura”.
YAMENA · 15 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 12:00
El pasado mes de julio, la población chadiana con acceso a internet volvía a la red después de dieciséis meses de aislamiento. El servicio había comenzado a fallar en marzo de 2018, hasta precipitarse hacia un apagón generalizado. Desde el gobierno del presidente Idriss Déby no se han dado explicaciones oficiales. Simplemente, un comentario en redes sociales anunciando la recuperación de las líneas. “He dado la orden a los servicios competentes de comunicación electrónica para que supriman de inmediato todas las restricciones de acceso a todas las redes sociales”, señalaba el presidente.
Para la organización Internet Sin Fronteras (ISF, por sus siglas en francés), en cambio, se trata de una maniobra de “censura” por parte de Déby. “La restricción de las redes sociales ha empañado aún más la imagen del gobierno chadiano. El presidente Déby parece haberse dado cuenta de su error al ordenar el levantamiento de esta censura. Esperemos que esto no vuelva a suceder, la libertad de expresión en línea es un derecho”, defendía el representante de ISF en Chad, Blaise Noubarassem.
Instalado en la presidencia desde 1990, cargo al que accedió a través de un golpe de Estado contra Hissène Habré, conocido como ‘el Pinochet africano’ y condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, Idriss Déby ha ganado las cinco elecciones presidenciales a las que se ha presentado, las últimas en 2016. Los comicios parlamentarios, en cambio, se celebraron en 2011 y se han pospuesto en tres ocasiones, pasando de 2015 a 2018, luego a 2019, y finalmente siendo fijados para el primer trimestre de 2020. “Orad por el gobierno político, que ha tomado una apariencia de dictadura”, explica a Protestante Digital Tchingweubé Yassang, responsable de los facilitadores de la misión integral para el Proceso de Movilización de la Iglesia y de la Comunidad de Chad (PMEC, por sus siglas en francés).
UNO DE LOS PAÍSES CON MÁS LIMITACIÓN DE INTERNET
Según datos del Banco Mundial, tan solo el 6,5% de la población de Chad tenía acceso a internet en 2017. Una cantidad que incluso habría disminuido en los últimos meses hasta el 5%, según un informe publicado en enero de este año por la plataforma We are social.
A pesar de que hay otros países de África que registran una menor disponibilidad de servicios de internet, Yassang afirma que “Chad es el país del continente con menos servicios en nuevas tecnologías de la información y la comunicación”. “Y todavía menos las redes sociales. También están sujetas a controles sistemáticos. Internet es un lujo”, asegura.
Para que el lector pueda hacerse una idea de lo difícil que ha resultado contactar con una voz en el país, este reportaje comenzó a producirse entre finales de agosto y principios de septiembre y no se han recibido las respuestas de Yassang hasta primeros de noviembre, vía facebook, en primer lugar, y por correo electrónico después. Además, se ha contactado con otras organización cristianas evangélicas en el país, como la Unión de Cristianos Jóvenes de Chad (equivalente a GBU en España), el obispo responsable de la Iglesia de Dios en Chad, Amane Mamate, y la Iglesia Evangélica de Chad, sin obtener respuesta de ninguna de estas fuentes.
PLURALISMO ENTRE LAS CUERDAS
Según Joshua Project, un 57% de los chadianos se consideran musulmanes, mientras que el 26% son cristianos, de los cuales un 7,6% evangélicos. “Los cristianos somos mayoría en el sur, donde convivimos con los seguidores de las religiones étnicas (un 16%, según Joshua Project). Es raro encontrar cristianos desde el centro del país hacia el norte, el este y el oeste”, explica Yassang, quien también recuerda que la Constitución consagra el carácter secular del Estado”.
“Desde que llegó al poder en 1990, Idriss Déby redactó un borrador de ley básica consagrando la laicidad del Estado, a lo que se ha añadido el pluralismo religioso. Las diferentes confesiones tienen una plataforma de diálogo para la convivencia pacífica que está reconocida por el Estado”, subraya Yassang. “La convivencia entre confesiones religiosas está experimentando un tremendo progreso. A pesar de estos esfuerzos se pueden ver fallas aquí y allá”, añade.
La violencia étnica y la presencia de grupos islamistas radicales, como Boko Haram, sin embargo, ponen en peligro la convivencia pacífica interconfesional. “Por la implantación de una iglesia o una campaña de evangelización pagamos un precio de sangre”, dice Yassang.
Desde agosto, las provincias del este del país se encuentran en estado de emergencia por una oleada de enfrentamientos violentos que ha dejado, al menos cerca de un centenar de muertos y miles de desplazados. De hecho, entre los motivos por los que las comunidades cristianas en Chad dicen orar están “la paz entre pastores trashumantes sedentarios del sur y los agricultores por los recursos naturales”, pero también “los refugiados sudaneses, centroafricanos y nigerianos presentes en Chad” o “el extremismo violento en la zona del Sahel”. “También oramos por la crisis socioeconómica que ha generado parias y ha reducido a los grupos vulnerables a la mendicidad”, remarca Yassang.
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