Pegada a mi roca, nada me ha de mover

Vamos a ser muy golpeados por las mareas, las arenas, el viento y el agua; aún así. Cuando estemos aferrados a nuestra Roca, y muy unidos unos a otros, claro que nada nos ha de mover.

25 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 11:00

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“El arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno duro”. Alexandre Dumas (hijo)

Hace un tiempo, no me encontraba en el mejor de mis momentos; pero casi nadie lo sabía. En una mañana fría y triste, me llegó un mensaje de una muy querida amiga, que no tenía ni idea de lo que yo estaba atravesando.

Me hablaba de muchas cosas preciosas vividas juntas, me decía que se acordaba y oraba mucho por mi… ¡En fin! Al final me dijo, sé como lo pasas, pero tú que vives frente al mar muy bravo, ¡Ya sabes, más que pegadita a la Roca, como los mejillones! No permitas que nada te mueva de ese lugar… Ya sé que la comparación no es muy poética, y no sé si sacarás de esto una poesía; pero, ¡No lo olvides jamás!

Cuando terminé de leer todo aquello, las cosas tan bonitas que me recordaba y este comentario final, comencé a dejar correr lágrimas de gratitud hacia mi Señor; llegó a mi, en el momento en que lo necesitaba y ella…. No tenía ni idea. ¡Cosas del Espíritu Santo!

Nací y soy de puerto de mar, no sé si sabría vivir lejos de sus aguas saladas, y estoy muy acostumbrada a conocer muchos de sus secretos. Cuando mi amiga me habló de los mejillones, pensé en las lapas, algo muy distinto y creo que mucho más fuerte, pero luego fui a la profunda analogía del mejillón adherido a la roca y visualicé en mi interior olas muy bravas, golpeando una roca donde hay mejillones. Siempre da la impresión de que se van a terminar yendo con el agua, por el contrario, es como si se aferrasen más a la roca; y, de hecho, los mejillones más exquisitos, son aquellos de aguas y mareas fuertes y bravas.

Los mejillones marinos se agarran con tal fuerza a las rocas costeras, usando sus peculiares "barbas" que son capaces de resistir los embites de la marea, los golpes de las olas e incluso el desgaste que supone estar expuestos permanentemente a la sal y las partículas de arena y roca que arrastra el agua. 

Matthew Harrington y sus colegas del Instituto Alemán Max Planck han analizado los músculos de los bivalvos con el microscopio y han descubierto que su secreto reside en una cubierta de proteínas ricas en un aminoácido llamado dopa, con propiedades adhesivas, mezcladas con iones metálicos, entre ellos abundante hierro. Esta combinación permite que las "barbas" del mejillón sean a la vez extraordinariamente duras y flexibles, capaces incluso de duplicar su tamaño sin resquebrajarse, según explican los científicos en la revista Science.

Si sabía que los mejillones son una fuente muy importante de proteínas y que tienen unas propiedades extraordinarias en cuanto a nutrición; y aquí vuelvo a la frase que os puse al principio:

“El arte necesita o soledad, o miseria, o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno duro”. 

Aquí se citan tres cosas, Soledad, miseria, y pasión. Parece que no tienen demasiado en común, ¿No es cierto?. Cuando vuelvo a pensar en el mejillón y su adhesión a la roca, encuentro que cosas tan tristes como la soledad, o la carencia de algo, del mismo modo que la pasión que todo lo que queramos con fuerza debe llevar implícita, necesita - para comenzar- una buena alimentación; para estar más fuertes, necesita mucho movimiento de aguas bravas; como consecuencia de todo esto. El mejillón será, no sólo de excelente calidad; sino que nada, absolutamente nada, lo moverá de la roca.

Cuando llevamos esto al terreno espiritual, Cristo, es muy obvia la comparación, es la Roca firme, nosotros, unos simples mejillones, que en soledad, necesidad, cosas difíciles que siempre existen de algún modo, nos aferramos con pasión a nuestra Roca, y vamos a necesitar dos cosas ineludibles para que nada ni nadie nos pueda arrancar de ella, nutrirnos profundamente de la Palabra de Dios, y estar muy apegados a la Roca todo el tiempo; más fácil, tiempo de intensidad con Dios en oración y a Sus pies “bebiendo “ de Su fuente. Esto hará de nosotros creyentes maduros, crecer cada vez más en Él, y saber que los tiempos de dificultad y las mareas profundas, son necesarios para crecer en medio de cada crisis.

Quisiera dejar con vosotros una mítica y preciosa canción que nació en la esclavitud y tiene tintes políticos que quisiera evitar...

La ruta de We shall not be moved (“No nos moverán”), la canción que en Chile se hizo popular en los setenta con versiones de Tiemponuevo y Joan Baez y que desde entonces se interpreta en manifestaciones políticas, es tan larga como épica.

Su origen se sitúa a principios del siglo XIX, donde nació como un canto “spiritual” de los esclavos africanos del sur de Estados Unidos; un grito de liberación que traspasó décadas para, incluso, erigirse como una de las primeras letras reaccionarias al Golpe de Estado de 1973.

En el mismo trance el tema se transformó en himno de las iglesias protestantes, y ya en el siglo XX fue adaptada como un canto de lucha en los incipientes movimientos sindicales del país anglosajón. En los 60, We shall not be moved cruzó el océano Atlántico para convertirse en emblema de las protesta contra el régimen de Francisco Franco en España, lugar donde adoptó su nuevo nombre: “No nos moverán“.

De esta emblemática canción; pero quitando de ella cualquier referencia a lo político, es una belleza. Vamos a ser muy golpeados por las mareas, las arenas, el viento y el agua; aún así. Cuando estemos aferrados a nuestra Roca, y muy unidos unos a otros¡Claro que nada, no nada, nos ha de mover!… ¡Amén! 

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