‘Civil War’: no tenemos excusa

Una crítica de Civil War, una película de Alex Garland (2024).

25 DE ABRIL DE 2024 · 17:16

Fotograma de la película.,
Fotograma de la película.

En una de la extraordinarias secuencias que nos ofrece la última obra del director británico Alex Garland, vemos a los protagonistas de la película contemplando un cielo nocturno que es iluminado por un arsenal como si fueran fuegos artificiales. La belleza de las imágenes resulta irónica y trágica. Se cuestionan entre ellos si deben acudir al campo de batalla; son reporteros y consideran que es una oportunidad única para obtener material valioso y realizar un buen trabajo. El director, también guionista, nos lleva con ellos hacia el crudo y despiadado campo de batalla. Es una invitación a una experiencia incómoda y devastadora, pero que logra captar nuestra atención de manera irrefutable, impidiendo que apartemos la mirada, o mejor aún, que miremos hacia otro lado. 

Garland, con solo cinco largometrajes estrenados, es reconocido por su habilidad para crear narrativas que exploran temas filosóficos y éticos, sumergiendo al espectador en mundos visuales impactantes. Su enfoque en mostrar la crudeza y brutalidad de la realidad, junto con la ambigüedad moral de las decisiones de los personajes, constituye una marca distintiva de su estilo. Con Civil War, Garland busca que reflexionemos sobre la naturaleza humana, la ética periodística y los dilemas morales en situaciones extremas.

En la cultura de la cancelación que estamos inmersos, encontrarse con una película tan valiente como Civil War es algo significativo. Los noticiarios u otros programas de actualidad nos han acostumbrado a ver, al informar sobre lo que ocurre en las guerras activas, lo mismo que ven los protagonistas en la secuencia antes mencionada: una suerte de fuegos artificiales que señalan destrucción y muerte, pero que aún están lejos. Para intentar aproximarse un poco más a la realidad de la guerra, uno debe recurrir a otros canales alternativos antes de que sean censurados.

El principal acierto de Garland radica en que no se dedica a explicar las causas que han provocado el conflicto; lo único que importa son las consecuencias. No hay un posicionamiento ideológico, sino un muestrario de lo que es capaz de hacer el ser humano con sus semejantes. La creciente polarización de la sociedad termina inevitablemente deshumanizando a “los otros” y entonces todo vale.

La preocupación de Garland, su motivación para realizar una película tan dura y necesaria como Civil War, se canaliza a través de su protagonista, una excelsa Kristen Dunst, que sabe cómo transmitir al espectador su agonía existencial. Viendo sobrecogido la película, ante la belleza hipnótica de muchas de sus imágenes que exponen la creación, y ante la crueldad sin límites y sin sentido del ser humano, es inevitable plantearse la pregunta de quién puede ser el responsable último de algo así. Recordé las palabras del apóstol Pablo en las que deja claro quién es el culpable: 

“Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” 

 

 

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