La evangelización en el Libro de Hechos de los apóstoles

Actualmente en el mundo hay persecución contra muchos cristianos, en muchos países solo por dar testimonio de su fe en su propio contexto social.

18 DE JUNIO DE 2025 · 17:30

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@sincerelymedia">Sincerely Media</a>, Unsplash CC0.,
Foto: Sincerely Media, Unsplash CC0.

El tema de la evangelización ha sido ampliamente tratado a lo largo de las últimas cinco décadas.

No es cuestión de tratar aquí las épocas pasadas cuando el pueblo de Dios descuidó la evangelización y Dios levantó a hombres que con pasión por el cumplimiento de la Gran Comisión se dedicaron a predicar el Evangelio creando movimientos como el de los llamados moravos o el de los llamados wesleyanos metodistas que sirvieron de ejemplo a otros tantos que crearon misiones y enviaron hombres y mujeres a predicar el Evangelio a naciones desconocidas para ellos.

Pero más recientemente, tenemos –aunque no sea el único referente- el Movimiento de Lausana, propiciado en su momento por el conocidísimo evangelista Billy Graham -hace años ya con el Señor- y su equipo que, con la colaboración e implicación práctica de pastores y misioneros de varios países del mundo, han venido trabajando desde mediados de los años setenta del siglo pasado hasta nuestros días, motivando y equipando a hombres y mujeres a fin de cumplir con la tarea más importante de la Iglesia que es la Gran Comisión, tal y cómo el Señor la ordenó. (Mt.28.18-20; Luc.24.46-49; Hch.1.8).

Y eso, sin olvidar ningún aspecto que está involucrado en ese mandato, para que la predicación del Evangelio no esté parcializada.

Sin embargo a lo dicho anteriormente hay que añadir que todos aquellos que queremos llevar a cabo el cumplimiento de la Gran Comisión vamos a encontrar impedimentos de todo tipo.

En unos lugares más que en otros. Actualmente en el mundo hay persecución contra muchos cristianos, en muchos países solo por dar testimonio de su fe en su propio contexto social. Nada nuevo.

Con más o menos intensidad siempre fue así a lo largo de la historia de parte de gobiernos, sociedades, religiones, ideologías, etc., de diversa índole.

Pero vale resaltar también aquellas críticas que surgen de parte de aquellos que llamándose cristianos y protestantes ven el contenido de la G. C., tal y cómo el Señor la enseñó, como algo que “ya hace tiempo tenemos más que superado”, dicen algunos.

Además, añaden otros: “Ese Evangelio que nos llega de E.E.U.U de América nada tiene que ver con el Evangelio de Jesús, porque “aquel ha sido pervertido”.

Ante esa crítica que en parte pudieran tener algo de razón, ya que como se suele decir “no todo es oro lo que reluce” nuestra confianza es que tanto los organizadores como los asistentes a los distintos encuentros, congresos y consultas habidos en estas cinco décadas, tienen la suficiente preparación en términos de formación teológica y espiritual como para discernir lo que es la enseñanza bíblica sobre el Evangelio de Jesús y los elementos culturales de aquellos países y culturas a los cuales pertenecen, para no incurrir en lo que tanto se incurrió en las décadas hasta los años 60 –más o menos- del siglo XX.

Porque muy a menudo los misioneros del pasado confundieron los elementos de su propia cultura con el Evangelio mismo; lo cual resultó, en muchos casos, en perjuicio y daño de los que lo recibían.

Pero en todo caso, mucho más probable es que los que creen que los elementos esenciales del Evangelio que siempre ha sido predicado “ya han sido superados” es que no solo no hayan sido superados sino que más bien hayan sido negados por ellos y sean ellos los que están predicando “otro evangelio” que nada tiene que ver con el que predicó Jesús.

O que haya sido tergiversado por los “eruditos” de turno que vienen a decirnos que “Jesús no dijo lo que los autores dijeron que dijo”; y que: “No hizo lo que los autores dijeron que hizo”; o que: “todo eso no es sino un constructo literario de los autores del Nuevo Testamento”; o que, incluso: “Eso que dijo Jesús es una imposibilidad llevarlo a la práctica”. También lo hemos oído.

Evidentemente, el querer llevar a cabo la Gran Comisión nunca ha sido fácil y siempre ha encontrado impedimentos en la práctica. Pero no creo que debamos dejarnos llevar ni por los impedimentos de unos, ni por la incredulidad o argumentaciones de otros.

Aquel evangelio que nos fue predicado a muchos de nosotros, y que otros menosprecian hoy, a pesar de ciertos aspectos negativos llevó a cabo una transformación en nuestras vidas y sigue transformando las vidas de otros hombres y mujeres a los cuales les compartimos “ese Evangelio”.

Y esa es la razón por la cual seguimos creyendo que la Gran Comisión tal y cómo Él la ordenó a su iglesia debe ser cumplida en todo tiempo. En este también. Porque eso es lo que Jesús quiso decir cuando dijo:

“Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt.28.20).

Añadiendo en otro momento:

“Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch.1.8 –Los énfasis son míos-).

Pero lo mismo se desprende de la oración sacerdotal de Jesús (¡Oh, qué oración la de Jesús!) antes de ser apresado y muerto en la cruz.

La oración de Jesús trascendía al tiempo y al espacio porque, además de hacer referencia a su pre-existencia, el Señor Jesús tenía delante de sí toda la historia hasta la consumación de todas las cosas (Ver J.17.5 y 24). Pero mientras tanto y hasta entonces llega el cumplimiento, Jesús dijo:

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (J.17.20. -Los énfasis son míos-).

Lo cual nos habla –una vez más- de la necesidad del cumplimiento de la Gran Comisión en todo momento de la historia. Por tanto, si el Señor tardara en venir 500 años más, la Gran Comisión debe ser cumplida en todo ese tiempo y en todo lugar.

Nunca hemos de olvidar aquellas impresionantes palabras de Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Lc.21.33; 1ªP.1.25).

¿Quiénes somos nosotros para negar, tanto la pertinencia como la eficacia de la Gran Comisión en este tiempo, también.

Por eso, en la próxima entrega trataré de presentar los puntos principales de la evangelización, tal y cómo aparece en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Y eso tanto en relación con su contenido como con la forma o formas en las cuales se llevó a cabo por medio de los Apóstoles del Señor y sus discípulos en esos primeros días de la Iglesia Primitiva.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Palabra y vida - La evangelización en el Libro de Hechos de los apóstoles