La locura de Frisbee (6)

Lo perturbador, sin embargo, de la vida y muerte de Frisbee es la posibilidad de que siendo un verdadero creyente, pudiera vivir en semejante contradicción.

06 DE SEPTIEMBRE DE 2022 · 09:30

El evangelista hippy más representativo del movimiento de la Gente de Jesús en el sur de California a finales de los años 60 fue Lonnie Frisbee (1949-1993).,
El evangelista hippy más representativo del movimiento de la Gente de Jesús en el sur de California a finales de los años 60 fue Lonnie Frisbee (1949-1993).

El evangelista hippy más representativo del movimiento de la Gente de Jesús (Jesus People) en el sur de California a finales de los años 60 fue Lonnie Frisbee (1949-1993). Está en el origen de las dos iglesias más conocidas que allí se forman, la Capilla del Calvario y la Comunidad Cristiana de la Viña, pero su nombre es borrado de la historia de estas denominaciones evangélicas por su homosexualidad y su muerte por SIDA, en 1993. Una película documental rehabilita su memoria y nos introduce al apasionante mundo de aquellos “locos por Jesús” (Jesus Freaks), que al ser bautizados en el océano, soñaron una revolución espiritual al margen de las iglesias establecidas.

Milagros y visiones, señales y prodigios, acompañaron a este nuevo Juan el Bautista, que bautizó a miles de hippies en las playas de los cañones de California, a principios de los años 70. Su foto apareció en los medios de comunicación de todo el mundo, anunciando una vuelta de la juventud al cristianismo. Junto a Chuck Smith, hacen que en la Capilla Calvario se unan la experiencia carismática con la teología dispensacional. Se inicia así una nueva forma de alabanza en el mundo evangélico. Sus intentos de volver a la comunidad de vida no durarán mucho tiempo, pero tampoco sus esfuerzos por conciliar la contracultura de los años 60 con la fe del cristianismo histórico.

El director de este documental es un autor canadiense llamado David Di Sabatino, que preparaba una bibliografía anotada sobre la historia del movimiento de la Gente de Jesús cuando observó que el nombre de Frisbee aparecía una y otra vez, pero no se sabía después que había pasado con él. Se propuso entonces hacer esta película, que ha recorrido varios festivales de cine independiente. Frisbee, Vida y Muerte de un Predicador Hippie es obra de alguien que viene del medio carismático, pero que a pesar de haber sido director de una revista para líderes de alabanza, ahora exhibe su obra, tanto en círculos evangélicos como en el ámbito del LGTB.

La locura de Frisbee (6)

El documental de Di Sabatino ha recorrido varios festivales de cine independiente, pero se exhibe tanto en círculos evangélicos como de LGTB.

Revolución espiritual

Cuando Smith apareció en la puerta de la casa de Frisbee, en 1968, Lonnie tenía ya su largo pelo castaño, aunque su barba estaba algo más descuidada, y tenía la mirada perdida del LSD. El pastor de Calvary Chapel era un predicador conservador del condado de Orange. Se había ido de una pequeña iglesia en Corona a Costa Mesa, donde tres personas pronto se convirtieron en doscientas. Su esposa Kay tuvo la visión de que su marido iba a llevar a la fe a esos “sucios hippies”. Así que le pidió al novio de su hija que trajera a uno de la calle, para conocer la mentalidad de un “hijo de las flores”. En la carretera recogió a alguien que hacía autostop. Era Frisbee. 

Sin el lazo que unió a aquellos dos hombres, es difícil de entender todo lo que ocurrió después. Smith fue una figura paternal para Frisbee, pero al pastor le impresionó la experiencia de Lonnie, que había tenido una visión de que llevaría a muchos a Cristo. Juntos bautizaron en la playa de la Pequeña Corona a miles de hippies. En la Capilla Calvario, Smith les enseñaba los lunes sobre los últimos tiempos y los miércoles cada vez más jóvenes se reunían para escuchar a ese nuevo predicador hippy, que se parecía a Jesús. Leía torpemente la Biblia, que apenas podía explicar, pero su testimonio, milagros y llamamientos produjeron un auténtico despertar espiritual. 

Lo extraño del testimonio de Lonnie es que antes de su conversión tiene una experiencia con las drogas a los 17 años –cuando el LSD era todavía legal– que le abre la puerta a lo sobrenatural. Es algo que ve como del Espíritu de Dios. Sabatino acepta sus milagros –en el documental un joven intelectual conservador cristiano afirma que le vio dar vista a un ciego–, no dudando un momento de la autenticidad de su fe, aunque el mismo año de su conversión se introduce ya en el ambiente homosexual de Laguna Beach. ¿Cómo es esto posible?

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Bautizados en el océano, aquellos hippies soñaron una revolución espiritual, al margen de las iglesias establecidas.

El problema de Lonnie

En alguna ocasión Lonnie confesó a algunas mujeres cristianas su problema. De hecho parece que en los primeros años, sus testimonios en la Capilla Calvario solían incluir la homosexualidad como parte de la realidad de su vida antes de ser cristiano. Pero luego evitó toda referencia al tema, manteniéndolo como secreto. Más que una doble vida, Ted Wise –que vivió con él en comunidad en San Francisco– cree que eran “caídas” ocasionales. Su experiencia me recuerda al personaje de Robert Duvall en la película El Apóstol –titulada en España Camino al Cielo–, capaz de inspirar a muchos, pero con una debilidad que le lleva a grandes contradicciones. El cuadro que hace de él Sabatino es conmovedor.

Abandonado por su padre, que se marchó con una vecina, Lonnie se cría con su hermano, que dice que una chica abusó de él cuando tenía ocho años. Su madre se casó con otro hombre, teniendo con él otros hijos. Sus traumas de infancia nos muestran una persona quebrantada, que conoce a una chica llamada Connie Bremer. Había tenido también una vida difícil, recurriendo a las drogas y la prostitución. Compartían una casa con otros hippies cristianos en la zona de la bahía de San Francisco, donde recuerda haber hablado durante cuatro días con Charles Manson –el fundador de La Familia, que asesinó luego a Sharon Tate, la mujer de Polanski, y sus amigos, así como al matrimonio LaBianca–. 

Un día, Lonnie le dice a Connie que cree que es la voluntad del Señor que se case con ella. Ella al principio le rechaza. Sabía de su homosexualidad, pero acepta casarse con él. Frisbee empieza a ser muy conocido y Connie se encuentra cada vez más sola. Habla entonces con Smith, que le dice que tiene que entender que para Lonnie, Dios es lo primero. Aunque el pastor cree que alguien con los dones de Frisbee tiene que darle también al ministerio un segundo lugar, según ese orden de prioridades, el matrimonio pasaba a un tercer lugar. Al verse incapaz de enfrentar su problema, Frisbee habla con un pastor de Florida con la tendencia que en inglés llaman de “pastorado pesado” (Heavy Sheperding). Este hombre, Bob Mumford, le dice que Smith está equivocado y le invita a unirse a su grupo.

La locura de Frisbee (6)

El pastor de Calvary Chapel, Chuck Smith, era un predicador conservador del condado de Orange que había ido de una pequeña iglesia en Corona a Costa Mesa.

La comunidad de la Viña

Después de cuatro años en Calvary, Lonnie se une un tiempo a este movimiento, hasta unirse a la Iglesia de la Viña, en Yorba Linda. Smith se siente traicionado por Frisbee, cuyo nombre es silenciado a partir de ahora en la historia de Calvary, como alguien que no es reconocido siquiera como pastor de jóvenes. Una vez fallecido el padre, su hijo habla sin embargo honestamente del tema en el documental. Tras la muerte de Wimber, La Viña está también más abierta a hablar sobre Frisbee. El responsable de la obra de La Viña en Costa Mesa era Ken Gulliksen, el pastor que visitó primero a Dylan, cuando se interesó por el cristianismo, en 1979.

La Viña tenía un carácter claramente carismático, que Smith al principio no compartía. Su enfrentamiento con Gulliksen el año 1973 viene por su preocupación por manifestaciones espirituales, que Smith no quiere ver en la Capilla Calvario. Comienza entonces La Viña, a partir de un grupo de estudio bíblico que había en la casa del cantante Chuck Girard, del grupo Love Song. Tras organizar una docena de grupos en casas, empiezan a reunirse los domingos en la playa de Santa Mónica. Cuando se forman otras cinco comunidades al sur de California, el grupo recibe el nombre de La Viña.

La locura de Frisbee (6)

Frisbee bautizó a miles de hippies en las playas de los cañones de California a principios de los años 70.

El Día de la Madre de 1978, Lonnie es invitado por John Wimber a predicar en Yorba Linda. El psiquiatra y escritor John White cuenta el final de esa reunión, que acabó con una serie de manifestaciones espirituales, cuando la gente cayó al suelo como electrificada, gritando y hablando en lenguas, al hacer Frisbee una oración diciendo: “¡Ven, Espíritu Santo!”. Muchos dijeron que esos días experimentaron milagros. Esas señales llevaron a Wimber a formar La Viña, dejando el nombre de Calvario. La denominación tiene ahora trescientas iglesias en Estados Unidos y Canadá.

Como Wimber murió en el 1997, no se sabe si conocía la doble vida de Frisbee. El hijo de Smith dice que comió un día con él y le preguntó cómo podía colaborar con alguien que era homosexual. Wimber le preguntó cómo sabía eso. Él le dijo que acababa de recibir una llamada de un pastor que había oído a un joven confesar que había tenido relaciones con Lonnie durante medio año. Wimber le llamó el día siguiente, diciendo que había hablado con Frisbee, lo había reconocido y le había dicho que se marchaba. Aunque otros piensan que lo sabía mucho antes.

“Una historia bíblica”

La fascinación de Sabatino por Frisbee viene de la experiencia que muchos tenemos de haber conocido cristianos a los que hemos admirado como ejemplo de fe, pero que nos han sorprendido por sus grandes debilidades, que en algunos casos los llevan a mantener una aparente doble vida. La película comienza con el título de Una historia bíblica, no porque cuente la vida de un personaje de la Escritura, sino porque en su protagonista reconoce la sabiduría y necedad de muchos caracteres bíblicos. El ministerio de Frisbee le recuerda la excentricidad de Ezequiel, pero también la fragilidad de Sansón. Reconoce en su obra el sentido profético y milagroso de un nuevo Elías, pero ve que era Dios quien mostraba su poder en su debilidad.

La película es tremendamente sugerente, porque nos introduce a los grandes dilemas de la fe, desde la compasión profunda que siente por una vida, que parece trágica, pero que demuestra el misterio de la gracia de Dios. No hay duda de que Dios usa a personas como Frisbee, pero como en la canción de U2 que evoca Sabatino, hay una extraña paradoja en el testimonio de alguien que puede decir: “He hablado la lengua de ángeles, pero he sostenido la mano del diablo”... ¿Cómo es esto posible?

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En la Capilla Calvario, Smith enseñaba los lunes sobre los últimos tiempos y los miércoles cada vez más jóvenes se reunían para escuchar a ese nuevo predicador hippy que se parecía a Jesús.

La tentación que uno tiene al escuchar esta historia es que no se trata más que de un falso testimonio de alguien que nunca llegó a ser convertido realmente. Otros, llevados por sus convicciones doctrinales, encuentran en este relato la confirmación de la falsedad de estas manifestaciones espirituales. Lo perturbador, sin embargo, de la vida y muerte de Frisbee es la posibilidad de que siendo un verdadero creyente, pudiera vivir en semejante contradicción. Esta historia se convierte así en un revulsivo que te inquieta profundamente, haciéndote abandonar todo terreno cómodo, para enfrentarte a la complejidad de una vida llena de grises.

La historia de Frisbee me produce intranquilidad, porque me enfrenta a mis mayores miedos. Siento el convencimiento del que habla Sabatino, cuando dice que aunque “podemos hacer grandes cosas, somos capaces de la mayor devastación”. Es el terror que viene de nuestras contradicciones, una lucha interna que te hace sentir pánico. Su testimonio me produce un profundo temor. Por lo que me acuerdo de las palabras del apóstol: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Co. 10:12).

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