Emilio Monjo: Reformadores españoles, abrazados con el olvido

El abrazo del olvido quiere tapar; el abrazo del rescate quiere sacar a la luz. Gratitud para todos los que abrazan la verdad.

04 DE JULIO DE 2015 · 16:04

Emilio Monjo Bellido.,Emilio Monjo
Emilio Monjo Bellido.

Ahora que se empiezan a promover los actos conmemorativos del quinto centenario de la Reforma protestante, hemos querido volver a publicar dos entrevistas que nos hablan de este relevante tema, porque cuando hablamos de la Reforma, y de la española concretamente, es inevitable que surjan las palabras olvido, ingratitud, desconocimiento…

Hoy publicamos la primera de ellas realizada en noviembre de 2011 a Emilio Monjo Bellido, pastor reformado, historiador y escritor. Además, es director del Centro de Investigación y Memoria del Protestantismo Español (CIMPE), y de las colecciones “Obras de los Reformadores Españoles del siglo XVI” e “Investigación y Memoria” de la Editorial MAD de Sevilla. En cuanto al campo de formación y académico es Doctor en Filosofía por la Universidad de Sevilla (Ética y Filosofía Política).

 

Pregunta.- ¿Acaso hay mayor inquisición que el olvido? Poco conocemos y nos acordamos de los reformadores españoles. ¿Por qué España ha sido tan desagradecida con ellos? Por ejemplo, Enzinas ha sido excluido de los libros de historia, etc., etc.

Respuesta.- Siguen como en su tiempo. En las manos de su Señor, pero olvidados de los suyos. Amaron a su tierra, a sus paisanos, a sus hermanos; y su tierra, sus paisanos y sus hermanos les abrazaron, unánimes, con el olvido. Siempre guardó su Protector manos de consuelo y memoria para sus almas. También hoy.


P.- ¿Desde cuándo podemos hablar de Reforma de la iglesia en España? Se dice que el Arcipreste de Hita y Pedro de Osma podrían ser los precursores.

R.-Me parece mejor mirar en Alonso de Cartagena, Alonso de Oropesa y Hernando de Talavera. Ahí están los pilares doctrinales que luego soportan a lo que llamamos Reforma: Escritura, sola y toda; gracia y fe, obras como fruto natural de la fe verdadera; justificación por la obra perfecta del Mesías, Dios verdadero, verdadero hombre; santificación solamente en la obra de Cristo, no por sacramentos u ordenanzas religiosas. (Por supuesto, con el lenguaje y circunstancias propios de su tiempo).

El año próximo, d. v., por estas fechas, y como continuación del realizado semanas atrás, reuniremos en la universidad Complutense otro congreso internacional con el asunto de los judeoconversos españoles como campo de vivencia de la fe reformada. Ésa es nuestra Reforma.

 

P.- Me impactó saber que hombres de Dios como Enzinas fueron condenados a la cárcel y sometidos a persecución por el solo hecho de haber traducido el Nuevo Testamento al castellano…

R.- Por traducir y sacar consecuencias de su lectura. Tengamos gratitud por nuestros tiempos de libertades.

 

P.- No nos sorprende esta convulsión histórica sufrida por la iglesia en el siglo XVI cuando conocemos alguna afirmación como la del confesor del emperador, de Soto, que decía que “si algo había salvado de la herejía a su querida España había sido ignorar las Sagradas Escrituras”. ¿Considera que al día de hoy se nos hace necesaria una reforma de la Reforma?

R.-El emperador Carlos tuvo a su lado a maestros en el conocimiento de la Biblia. En Sevilla había más de 300 personas que disponían de Biblias o porciones [Antonio del Corro recuerda que en su casa se leía la Biblia]. La orden de los jerónimos disponía como preferencia la lectura de la Escritura, y el posterior rumiatio de la misma. La Contrarreforma que España despliega contra Europa, primero la aplica en su propio territorio. Esa es nuestra Reforma. Los jesuitas, por ejemplo, se instalan en Sevilla para frenar y derribar la situación de cristianismo bíblico y, por tanto, libre (con todos sus matices) que se vivía en el Cabildo Catedralicio.

 

P.- ¿Fracasó la Reforma evangélica española en el siglo XVI? Recordamos a Sanromán, Pedro de Lerma, Juán de Valdés, Juán de Vergara, Egido...

R.-La memoria está en la palabra y sólo se recupera con el lenguaje. A nuestros padres y madres del XVI le rompieron el cuerpo, la casa y la familia, pero no su alma, porque la sostenían en la palabra (estaba sostenida por la Palabra). Uno de los peligros más evidentes y descuidados es el uso inadecuado del lenguaje. No podemos rescatar una memoria con el lenguaje, con la palabra, de los que la “borraron”. Tantas veces acudimos a leer nuestra Historia con el verbo de los que la quemaron. Gran tarea pendiente, pero ya caminamos.

Hoy tenemos que comenzar con la recuperación de la palabra. Nuestros padres y madres del XVI nunca afirmaron ser sino la Iglesia cristiana Católica. Por eso se oponían a Roma, porque ésta era la que destruía al Catolicismo, era la iglesia Anticatólica. A los fieles cristianos católicos les prevenían sobre la tiranía de Roma. Ésa era nuestra Reforma. Ahí está nuestra Reforma hoy. Si de fracaso se puede hablar (en Cristo, nunca), lo que fracasó en España fue el Catolicismo, la Iglesia Católica, y triunfó la iglesia Romana.

 

P.- ¿Y las mujeres? ¿Qué papel jugaron en estos cambios tan importantes? Recordamos a Juana de Albret que impulsó la libertad religiosa, la tolerancia, organizó la iglesia… Leonor de Roye, Catalina de Borbón; todas son un ejemplo de fe cristiana, mujeres de estado, mujeres de oración que merecen tener un lugar en la Historia. Como también las españolas Francisca de Chaves, María cornejo, María Bohórquez, Isabel Martínez de Alvo, entre otras. Estas últimas de la iglesia de Sevilla.

R.-Formidables y ejemplares. No necesitaron leyes de igualdad ni feminismos alienantes. Madres de la fe. Maestras.

 

P.- Como creyente apasionado por la historia de la Reforma, ¿se plantea el reto, junto con otros expertos en la materia, de rescatar a estos hombres y mujeres de la Reforma sumidos en el olvido?

R.-El futuro siempre es adviento. Nos viene. Y nos ha venido la obra de Dios en estos hombres y mujeres. Quedaron bajo las cenizas, como rescoldos. Hoy el aventador las muestra en su verdad. No se trata de rescatar, sino de ver y oír lo que ha quedado al descubierto. Queda mucho por hacer, pero ya tenemos un abundante fruto. La misma pregunta es ejemplo: hace unos años pocos podrían preguntar por Leonor de Roye o Catalina de Borbón; hoy son conocidas, y se mira su alma. Ésa es nuestra Reforma.

 

P.- ¿Y Lutero? Aun cuando está entre los más destacados de la Reforma, apenas se le reconoce tímidamente.

R.-Como en otros casos, el problema no es tanto su desconocimiento en ámbitos culturales (que también), sino en medio del propio mundo evangélico.

 

P.- ¿Qué opinión le merece la maravillosa obra de recuperación de los grandes nombres de la Reforma española que está siendo realizada por Ruiz de Pablos, entre otros?

R.-Francisco Ruiz de Pablos ya forma parte de la Historia en su parcela española. Sus trabajos de traducción quedan para el futuro. Artes de la Santa Inquisición, luego el Comentario al Evangelio de Juan, de Casiodoro de Reina, en el que se incluye el texto de Mateo sobre las tentaciones de Jesús, y el prefacio a la Biblia del Oso (que estaba todavía sin traducir, por increíble que parezca). Su traducción al Comentario a Romanos de Antonio del Corro, y la misma a su Comentario a Eclesiastés, excepcionales. Ahora ya culmina su traducción a la obra fundamental para la investigación de la Reforma Española, los textos de E. Schäfer, de 1902; tres volúmenes (más o menos de 450, 450 y 900 páginas respectivamente) que permanecen en alemán.

El abrazo del olvido quiere tapar; el abrazo del rescate quiere sacar a la luz. Gratitud para todos los que abrazan la verdad.

 

En la entrega del Premio Unamuno 2010: Emilio Monjo, Pedro Tarquis, J.A. Monroy y Francisco Ruiz de Pablos.

P.- ¿Quién fue Antonio del Corro? Ahora se está traduciendo su obra. Profundice, por favor, sobre este personaje.

R.-Es el personaje que quizás señala mejor la libertad cristiana con la que la Reforma Española se afirmó en la Escritura. Por eso fue incómodo. Tuvo que exiliarse de su tierra y, lo peor, exiliarse de su lengua. Si duro es una cosa, la otra es pésima. Ya tenemos sus obras a nuestra disposición. Su método: enseñar aprendiendo, queda como modelo a seguir. ¿Qué iglesia lo aceptaría hoy como pastor? Ésa es nuestra Reforma.

 

P.- Casiodoro de Reina es reconocido por su traducción de la Biblia. Ahora sus obras también están siendo traducidas por Ruiz de Pablos. ¿Por qué los evangélicos no nos hemos interesado más por estos hermanos que han sido un ejemplo en la lucha por defender su fe y la libertad de conciencia y de palabra? ¿Quizá no nos interesan los revulsivos pues estamos muy cómodos?

R.-Con dolor, no lo sé. Pero sí es evidente que ahora son centro de interés por sectores diversos. Ahí está nuestra Reforma. Reforma que será la misma para el mundo latino. Aunque nuestra lengua ha sido vehículo de los destrozos de la Contrarreforma, recordemos que fue usada primero contra esa misma lengua que proclamaba la libertad de Cristo. “Escucha, España, que en tu lengua te hablo”, decía Cipriano de Valera; ésa es la lengua de libertad para todos los que la viven, en cualquier geografía también hoy.

 

P.- Hace unos días se ha realizado un Encuentro sobre “La Reforma protestante española”. ¿A qué conclusiones llegaron?

R.-Estas actividades son continuidad de las iniciadas en la Universidad de Sevilla desde el año 2000. Cada año (salvo uno, me parece) se realizaron jornadas y encuentros sobre la Reforma Protestante. Eso culminó en 2009 con el I congreso internacional sobre Reforma Protestante y Libertades en Europa, que lo presidió la Casa Real como símbolo del reconocimiento de ese sector de la Historia nuestra que es la Reforma Española del XVI.

Ahora, dirigido por el catedrático José Luis Villacañas Berlanga, se realizó en la Complutense el primero en, d. v., una serie que está ya dispuesta para el próximo año. Es una muestra de la responsabilidad que algunos profesores e investigadores han tomado sobre esta cuestión de nuestra Reforma. Con muchas dificultades, pero van adelante. Excelente ambiente de libertad, investigación, discusión y afecto. Gratitud para todos. Ésta es nuestra Reforma.

El próximo año, d. v., nos encontraremos en un congreso centrado en el mundo judeoconverso; y otro centrado en la conquista de Navarra y sus consecuencias, con motivo del V centenario de ese episodio. Un campo fructífero para recoger las bendiciones del Redentor.

 

Finaliza la entrevista. Gracias, Emilio Monjo, por su labor en sacar a la luz, junto a otros, a tantos que dieron su vida por defender su fe, abriéndonos un camino más fácil de transitar.

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