Dios a la vista

Dios en el corazón, en el alma, en la vida. Dios antes, Dios ahora, Dios siempre.

03 DE AGOSTO DE 2012 · 22:00

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La frase que da título a esta página es del filósofo español José Ortega y Gasset, uno de los más grandes pensadores del siglo XX. Figura en un artículo publicado el 26 de noviembre de 1926. Está en el segundo tomo de sus Obras Completas, página 493. Contrariamente a lo que algunos estudiosos del filósofo creen, Ortega no fue ateo, creía en la existencia, trascendencia e inmanencia de Dios. DIOS A LA VISTA es un texto de magistral teología bíblica. Dios no se oculta. No se ha ocultado jamás. Es el ser humano el que se acerca y se aleja, unas veces abraza a Dios y otras le escupe. Tampoco la religión estaba ausente en la vida de Ortega. En otro artículo escrito en Junio de 1908 con el título SOBRE EL SANTO, dice: “Yo no concibo que ningún hombre, el cual aspire a henchir su espíritu indefinidamente, pueda renunciar sin dolor al mundo de lo religioso. A mí, al menos, me produce enorme pesar sentirme excluido de ese mundo. Pues si hay un mundo de superficies, el del tacto, y un mundo de bellezas, hay también un mundo, más allá, de realidades religiosas”. A veces se me reprocha que escriba cosas que son profundas. Bien. No son tan profundas. Lo que concierne a Dios todo es comprensible. Bueno es de vez en cuando sustituir el biberón por alimento sólido. Además fortalece nuestra fe saber que hombres considerados sabios creían lo mismo que creemos nosotros. Por otro lado, el mismo Dios es profundo. Salmo 95:4 afirma que en sus manos “están las profundidades de la tierra”. En el capítulo 11 de la epístola a los Romanos Pablo habla de los misterios de Dios, de Su infinita misericordia, de Su amor incomprensible y de su magnanimidad. Luego se hinca de rodillas y alaba la “profundidad de las riquezas, de la sabiduría y de la ciencia de Dios”, cuyos juicios “son insondables e inescrutables sus caminos”. ¡Dios a la vista! Dios en el corazón, en el alma, en la vida. Dios antes, Dios ahora, Dios siempre. El ateo no existe. El ateo es contradictorio. Pronuncia discursos, graba conferencias, escribe libros tratando de demostrar que Dios no existe. Si no existe, ¿por qué ocuparse de Él? ¿Por qué convertirlo en una pesadilla? Lo que no existe, no existe. Punto. Gastar dinero, tiempo y energías para demostrar que Dios no existe, cuando no se cree que exista, no sólo es una contradicción. Es el mayor de los absurdos. Existe. Dios existe y está a la vista. A la vista del pensamiento, del sentimiento, de la razón, de la fe.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Dios a la vista