El español Cipriano de Valera, reformador y traductor de Calvino

Una serie de Leopoldo Cervantes-Ortiz sobre la obra de Calvino «Institución de la religión cristiana», esencial en el pensamiento protestante, que cumple ahora 470 años.

25 DE NOVIEMBRE DE 2006 · 23:00

,
«Institución de la religión cristiana», 470 años (III)

Concluida la versión definitiva de la Institución en 1559, luego de que Calvino la trabajó exhaustivamente, las traducciones a otros idiomas se multiplicaron incluso antes de dicho año. Entre 1557 y 1618 apareció desde el italiano hasta el árabe. La primera versión castellana la llevó a cabo Cipriano de Valera, cinco años antes de publicar la revisión de la Biblia del Oso de Casiodoro de Reina. Algunos suponen que fue don Francisco de Enzinas quien tradujo primero la Institución. Dicha obra, abreviada, aparece ya en el Index de libros prohibidos por Pío IV en 1564, aunque quizá se trate de una obra de título similar. Al parecer, Enzinas, mientras estudiaba en la Universidad de Lovaina, se interesó por las doctrinas protestantes y entró en contacto con materiales impresos de esta orientación teológica.(1) Cipriano de Valera publicó en 1597 su traducción “En casa de Ricardo del Campo”, ignorándose si lo hizo en Londres o en Amberes (Bélgica). La impresión debió pagarla un comerciante español llamado Marco Pérez, quien junto con otros protestantes se esforzaba por introducir en su país las ideas evangélicas. Don Marcelino Menéndez y Pelayo (quien tanto se ocupó de Casiodoro de Reina y Cipriano en su Historia de los heterodoxos españoles) apoya la idea de que fue impresa en Londres. Valera vivió, de hecho, en Ginebra en octubre de 1558. Más tarde, se avecindó en Londres, donde pasó la mayor parte de su vida. Allí, participó en los círculos universitarios de Cambridge y Oxford. Antes, en 1588, había publicado un ataque al catolicismo bajo el título Dos tratados, del papa y de la misa (2ª ed., 1599), en 1594, Tratado para confirmar en la fe cristiana a los cautivos de Berberia, y en 1596, el Nuevo Testamento.(2) Samuel Vila explica:
En el tratado sobre el papa hace una recopilación de los desmanes atribuidos tradicionalmente a los papas. Contiene una curiosa colección de refranes que reflejan el concepto que merecía en la mente popular el clero de aquellos tiempos. La idea principal del tratado es presentar a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres. Idénticos propósito y método se encuentran en el tratado sobre la misa. Contrapone al concepto romano de la que ellos llaman eucaristía, con la evidencia de la Iglesia antigua, o sea, la sencilla Comunión como un recuerdo y un símbolo, adoptado de modo general por los creyentes cristianos emancipados de Roma. Al fin del tratado se ocupa del verdadero sacerdote y del verdadero sacrificio hecho por el Sumo Sacerdote, Jesucristo. Otro de sus escritos es el Enjambre de falsos milagros e ilusiones del demonio con que María de la Visitación... engañó a muy muchos, en el que su mordacidad se ceba a placer sobre la superstición tan en boga en sus tiempos. Sin embargo, debe destacarse que es corriente que las obras simplemente anticlericales se distingan por su malicia, en tanto que en él, la ironía se halla envuelta por una compasión verdaderamente cristiana, compasión que Valera siente por quienes carecen de la verdad, por haberles sido mixtificada (falsificada). Por ello, concluye este tratado con la seria y fervorosa amonestación de acudir a Cristo, el único que obra verdaderos milagros, para recibir de él, el mayor de todos los milagros, la paz del alma. [...] Sus folletos, de carácter popular, eran escritos pensando en las masas, y en el lenguaje que éstas comprenden y gustan. En último término, lo que procuraba era disipar la obcecación (la ceguera tenaz) de los "líderes religiosos", que son la minoría, y la ignorancia del pueblo, que es la mayoría, sobre puntos de capital importancia, no sólo para los individuos como seres humanos aislados, sino también para la convivencia social; obcecación e ignorancia que habían hecho posible una hecatombe, de la cual, como desterrado, él mismo estaba sufriendo las consecuencias.(3)
Su versión de la Institución se basa en el original latino de 1559, pero muchas veces demuestra seguir la traducción francesa. Pone al frente un prólogo titulado “A todos los fieles de la nación española que desean el adelantamiento del reino de Jesucristo”. Según explica en el prólogo, tres motivos lo impulsaron a traducir a Calvino: primero, la gratitud a Dios el Creador “por sacarme de la potestad de las tinieblas, y traspasarme al reino de su amado Hijo nuestro Señor”; segundo, “el grande y encendido deseo que tengo de adelantar, por todos los medios que puedo, la conversación, el confortamiento y la salud de mi nación”; y tercero, “la gran falta, carestía y necesidad que nuestra España tiene de libros que contengan la santa doctrina, por los cuales los hombres puedan ser instruidos en la doctrina de piedad”.(4) No podía terminar, pues el siglo XVI sin la aparición de Calvino en lengua española, un suceso de singular relevancia para el desarrollo de las ideas heterodoxas en un espacio lingüístico condenado por los poderes terrenales a no tener acceso a las nuevas corrientes de pensamiento. Valera, un reformador que debió vivir en el exilio, legó a su país un esfuerzo sumamente encomiable. LAS REEDICIONES DE LA VERSIÓN DE VALERA
Hacia 1858-1859, don Luis de Usoz y Río, evangélico español dedicado al rescate de obras de importancia, hizo imprimir una copia de la versión de Valera para celebrar los 300 años de su primera aparición. La edición original tenía 1032 páginas. Usoz y Río no se hacía muchas ilusiones sobre la acogida de su empresa: “Se ha hecho bajo la inteligencia de que casi ninguno de sus ejemplares se leerá en la actualidad. Pero sin embargo, estos ejemplares ayudarán a la conservación del libro, y algo renovarán la memoria de su existencia, colocados en alguna que otra biblioteca”.(5) En 1936, en el cuarto centenario de la obra original en latín, la editorial La Aurora publicó en Buenos Aires (dentro de la colección Clásicos Evangélicos) una traducción directa al castellano hecha por Jacinto Terán, que por varios años fue la única disponible para los evangélicos hispanoamericanos. En junio de 1952 apareció la edición facsimilar de la traducción de Valera, también realizada por La Aurora y la Casa Unida de Publicaciones (de México), beneméritas editoriales protestantes, con una "Historia literaria" escrita por el profesor B. Foster Stockwell, a cuyo trabajo estas páginas le deben su mayor apoyo. La Fundación Editorial de Literatura Reformada (www.felire.org) con sede en Rijswijk, Holanda, publicó en 1968, la primera edición moderna de la traducción de Cipriano de Valera en dos tomos, cuya segunda edición apareció en 1981. Además de ser casi una edición de lujo, la lectura de la misma es una experiencia espiritual inigualable. Es ya una tradición que los estudiantes y pastores de toda Hispanoamérica soliciten al reverendo Ricardo Cerni el envío gratuito de la Institución desde Barcelona. En 1988, la editorial Nueva Creación junto con Eerdmans (de Grand Rapids, Michigan) publicó la misma edición en un tomo (difícilmente manejable) para uso de seminarios e instituciones teológicas. De CLIE es un Sumario de la Institución (1991), aunque consigna que se trata de una traducción del holandés. La editorial Visor, en su colección Biblioteca Filológica Hispana, en 2003 la reeditó en 2 tomos, lo cual constituyó todo un acontecimiento en el mundo editorial ibérico (similar al de la publicación de la Biblia del Oso por Alfaguara en 1987).
(1) B. Foster Stockwell, “Historia literaria de la Institución”, en J. Calvino, Institución de la Religión Cristiana. Trad. de C. de Valera. Reproducción facsimilar de la edición de 1598. Buenos Aires-México, La Aurora-Casa Unida de Publicaciones, 1952, p. xxi. (2) Idem. (3) Samuel Vila, Historia de la inquisición y la reforma en España. Terrassa, CLIE, 1977, cit. en www.geocities.com/HotSprings/Resort/4367/cipriano.html. (4) B. Foster Stockwell, op. cit., p. vi. (5) Ibid., p. xxii.
Artículos anteriores de esta serie:
1Institución de la religión cristiana: 470 años
2La «Institución» se consolida

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - El español Cipriano de Valera, reformador y traductor de Calvino