Tocar la presencia de Dios en medio de la enfermedad terminal
Tocar la presencia de Dios en medio de la enfermedad terminal (I)
“En nuestro mundo, la salud se entiende como una meta positiva para los seres humanos”.(1) Por tanto, una persona diagnosticada de una enfermedad terminal, es decir “una enfermedad que no se puede curar y que es mortal”,(2) tiene que ser vista como alguien con la última desgracia y así, cuando la noticia es comunicada a familiares y amigos, todos reaccionan con muestras de simpatía y “
22 DE ENERO DE 2011 · 23:00
¿Cuál es mi fuerza para seguir esperando? ¿Cuál es mi fin para seguir teniendo paciencia? ¿Soy acaso tan fuerte como las piedras? ¿Es mi carne como el bronce? ¿No es cierto que ni aun a mí mismo me puedo valer y que carezco de todo auxilio?(8)“En cierto sentido, la muerte es el acontecimiento más natural de la vida, y, al mismo tiempo, el más antinatural”.(9) Todos nos tenemos que enfrentar a ella y no sólo los enfermos terminales. Entró en el mundo como resultado del pecado(10) y sirve para recordar a todos que vivimos en un mundo que no refleja la intención original de su Creador, sino la dominación del pecado, como resultado del deseo de los seres humanos de independizarse de Él. Por lo tanto en la muerte se evidencia el juicio de Dios contra todo desvío de sus buenos planes y deseos para todas sus criaturas. El Nuevo Testamento abre nuevos horizontes porque describe la victoria sobre la muerte conquistada por Cristo a través de la crucifixión y resurrección. Dios, en su benevolencia hacia su creación envió a su propio hijo a este mundo para morir por el pecado de todos para que los que acepten esta muerte y se identifiquen con ella, también puedan disfrutar de su victoria sobre ella(11) y cantar con Pablo: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.(12) Todos los que somos creyentes, los que estamos “en Cristo” tenemos que morir, pero con la esperanza segura que la muerte no es el fin y que hay vida después de la muerte. Mientras, para el enfermo terminal la vida sigue, cada vez más corta y cada vez más difícil. Se puede asomar al futuro para ver la separación inevitable de familiares y amigos, su tristeza, y la finalidad de todos los anhelos, y planes para la vida. Sí, “en Cristo” no se tiene que temer a la muerte; no obstante, es comprensible que tantos oren desesperadamente por la sanidad para poder escapar de ella. Sin embargo, ¿no es eso seguir la corriente de este mundo, con su cultura del placer”, donde “todo lo doloroso ... debe ser desterrado”?(13) Lo importante para el creyente no es tanto la manera o la fecha de la muerte de él/ella –dado que todo ser humano tiene que pasar por ella--sino lo que hace con la vida que le queda por vivir. Al recibir su diagnóstico de cáncer terminal, Mark Ashton –un pastor evangélico en Gran Bretaña--dijo que fue una “buena noticia”, porque, con su esperanza puesta en su relación con Cristo, vio que con el tiempo que le quedaba hasta la muerte, tendría ocasión para prepararse para ella y tener todo en orden al momento de fallecer. Además, a pesar de su tristeza al despedirse de sus seres queridos, esos meses de vida fueron un tiempo de “riqueza espiritual” en que experimentó la presencia de Dios en su vida de una manera especial a través de su relación con Cristo y fue sostenido al creer firmemente que esta relación no terminaría con la muerte.(14) Otro pastor, Michael Wenham, --que ya tiene dificultad para hablar, andar o hacer las cosas más básicas de la vida-- habla de tener mucho más tiempo para “disfrutar de la belleza a su alrededor”, que parece “el borde del manto del Creador”. Así durante el tiempo que está esperando su inevitable muerte, ha llegado a ser un tiempo para tocar la presencia de Dios y deleitarse en sus maravillas.(15) De esta manera encuentra posible experimentar “el gozo del Señor” como su “fuerza”(16) a pesar de su lucha diaria para simplemente sobrevivir. Próximo artículo de esta serie (Tocar la presencia de Dios en medio de la enfermedad terminal): El camino del enfermo terminal
1) Cook, E. D., “La salud y la asistencia sanitaria” en Atkinson, D. J. y Field, D. H., Ética Cristiana y Teología Pastoral, (Terrassa: CLIE, 1995), p.1014. 2) Definición de enfermedad terminal del Instituto Nacional del Cáncer. < www.cancer.gov/diccionario/?CdrID=44178 > consulta: 19.11. 2010. 3) ¡A pesar de que el enfermo todavía vive! 4) Mathers, M, “Radical gratitude” en Women at the Well, Vl. 6 Issue 1, (April, 2010). 5) Casson, James H., Dying, the Greatest Adventure of My Life, (London: Christian Medical Fellowship Publications, 1980), p.5. 6) Vere, D. W. “La muerte y agonía” en Atkinson, D. J. y Field, D. H., Ética Cristiana y Teología Pastoral, (Terrassa: CLIE, 1995), p.833. 7) Flavia C, “De algo hay que morir”, Sierra Madrileña, 22 octubre (2010), p13. 8) Job 6, 11-13. 9) Atkinson, D. J., “La vida, la salud y la muerte” en Atkinson, D. J. y Field, D. H., Ética Cristiana y Teología Pastoral, (Terrassa: CLIE, 1995), p.135. 10) Gn 3, 19. 11) Rom 6,8. 12) 1 Cor 15, 55-57. 13) Bressanello, P., “¿Y si reflexionáramos sobre la muerte?”, Sierra Madrileña, 22 octubre (2010), p.13. 14) Ashton, M., “On my way to heaven”, Evangelical Now, < www.e-n.org.uk/5014-On-my-way-toheaven.htm > consulta: 28.4.2010. 15) Wenham, M., My Donkey Body, (Oxford: Monarch Books, 2008), p.90. 16) Neh 8, 10.
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