Alarma: bulos circulando
No le hagas el juego al diablo, no te conviertas en parte de su estrategia de difundir la mentira y traer confusión.
20 DE MARZO DE 2020 · 16:52
Una de las peores pandemias que sufrimos, más allá de la que provoca el coronavirus, es la de los bulos y las noticias falsas. Éstas recorren el mundo, de continente en continente, y nos contaminan a todos. En este sentido son mucho más universales que las mismas enfermedades contagiosas. Es preciso gastar una gran cantidad de energías, que deberían estar invertidas en solucionar otros problemas, desmintiendo informaciones que por engañosas se convierten en dañinas. Las informaciones falsas empujan a las personas a conductas peligrosas, a minimizar un problema grave, a exponerse a contagios, a tomar decisiones basadas en informaciones falsas. Los bulos también matan.
No tenemos forma de evitar que las noticias falsas se creen. Basta con una persona que tenga un ordenador o un teléfono móvil conectado a internet para generar un bulo. Pero sí tenemos la capacidad de detenerlos. El bulo se sostiene y se expande porque hay millones de personas que actúan como canal de distribución del mismo. Antes de la era digital la transmisión de noticias falsas estaba mucho más restringida. Los emisores de noticias eran muy pocos, solo aquellos que escribían en un periódico en papel o hablaban en una emisora de radio podían difundir masivamente una noticia y estos eran muy pocos. De alguna manera la creación de información estaba muy restringida y era posible trazar el origen de esa información. En esta era en la que todos nos hemos convertido en emisores, nosotros somos la ola a la que se suben las falsas noticias y todos somos culpables de que la mentira “tenga alas”. Creo que como cristianos comprometidos con la verdad deberíamos ser mucho más cuidadosos. Deberíamos orar fielmente y comprobar las fuentes antes de distribuir cualquier información a través de nuestras redes sociales y de nuestra comunicación a través de plataformas como w.a. Existen medios para comprobar una información que están a disposición de todos los ciudadanos. Basta con hacer una búsqueda en Google de palabras clave o de nombres que aparecen en el texto que tenemos deseos de reenviar.
Cada uno a lo suyo. No podemos ser especialistas en todo.
Si me admites un consejo, no distribuyas o compartas nada de aquello en lo que no eres un especialista. Con la palabra “especialista” quiero decir un académico en esa materia, alguien con un máster, un doctorado, etc. No distribuyas siquiera aquello que viene bajo el nombre o autoridad de un académico, ya que parte de la estrategia de los mentirosos es hacer pasar sus propias opiniones, sus fabulaciones, etc. bajo el nombre de una persona con autoridad. Para expresar una opinión no necesitas ningún título, para reenviar mensajes que tienen un componente técnico que no es el tuyo, sí necesitas títulos. Incluso si tienes un grado en Derecho o Psicología no envíes nada que requiera conocimientos de medicina. Cada uno a lo suyo, no podemos ser especialistas en todo. Recuerda que en la Biblia se nos enseña que el diablo es mentiroso y padre de mentira. No le hagas el juego al diablo, no te conviertas en parte de su estrategia de difundir la mentira y traer confusión. Si reenvías mentiras estás minando la credibilidad del evangelio. Si la gente no puede fiarse de lo que reenvías en una materia, por qué debería creerte cuando hablas del evangelio. No se trata de un error, se trata de una mentira.Aquellos que deben distribuir mensajes a la población, como gobiernos, hospitales, organizaciones internacionales, etc. ya tienen sus propios canales de distribución y no necesitan de tu ayuda. Ellos saben cómo usar las redes sociales, tienen especialistas en comunicación que trabajan en ello, tienen acceso a las emisoras de radio, a los canales de televisión, etc. Desconfía cuando lo que parece ser una fuente fiable te dice que hagas circular estas noticias a todos tus contactos. Recuerda que son los mentirosos los que necesitan utilizarte a ti como canal de distribución de la mentira, que las fuentes oficiales y fiables ya tienen sus propios canales de distribución y no precisan ayuda para hacerlo llegar a la población.
Comportémonos como personas que se han comprometido con la verdad.
Las fuentes oficiales no están libres de error. A veces también hacen circular noticias que con el correr del tiempo se descubre que no eran totalmente ajustadas a la realidad. En el estado actual del conocimiento y con los datos que tenemos ahora, las cosas parecen ser de una determinada manera pero luego se descubren nuevos datos que cambian la primera impresión. Esto está ocurriendo en estos días con algo tan nuevo como la pandemia del Covid19. Con todo, incluso con la posibilidad de errores, las fuentes oficiales siguen siendo las más fiables. Si alguien conoce las últimas novedades sobre el tema son las fuentes oficiales, no son los que promueven teorías de la conspiración. Sigue únicamente lo que venga de esas fuentes oficiales en situaciones en las que es fácil fomentar la desinformación.Exprésate, expresa libremente tus opiniones, comparte tus preocupaciones como individuo, diviértete, etc. es para eso que existen las redes sociales. Son un canal para que los particulares nos comuniquemos con amigos y conocidos, mostremos nuestras fotos, soltemos alguna frase ocurrente, etc. También son un canal que utilizan las entidades oficiales para llegar a nosotros con información. Pero aquello para lo que no deberían servir es para que te conviertas en un canal a través del cual la mentira circule libremente. No seas la ola que utiliza el mal para difundirse. No hace falta que redistribuyas información porque ya existe demasiada. Lo que se debe conocer todo el mundo lo sabe ya. Sé una persona que ha hecho un compromiso con aquel que es la verdad. Recuerda que en la Biblia la verdad no es un concepto, sino una persona. Estar comprometido con Jesús es a la vez un compromiso con derrotar la otra pandemia, la de las fake news y la mentira.
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