Se ha escrito un crimen

Matan a Dios y Dios se deja matar. Lo asesinan, pero lo necesitan y en la noche más oscura lo buscan en su necesidad. Y Él resucita, tantas veces como haga falta, para regalar la ansiada paz. 

31 DE MARZO DE 2024 · 20:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/ja/s/%E5%86%99%E7%9C%9F/jessica-ruscello">Jessica Ruscello</a>, Unsplash.,
Imagen de Jessica Ruscello, Unsplash.

Por Mati Sanchiz

Lo han matado, dicen que lo han matado. Dicen que Dios ha muerto, ¿será que alguien lo mató o él solito se murió? Lo echaron de sus vidas, lo dejaron en el olvido, le dieron la espalda definitivamente. Cavaron la fosa y celebraron el funeral, misa, homilía, hasta canto congregacional.

Muchos lo han matado en sus vidas, cometiendo atrocidades creyendo que no hay condena, ni consecuencias, ni a nadie a quien dar cuentas. Me muevo en la escena del crimen y veo las cruentas señales de tan cruel asesinato, escucho a los sepultureros enterrar sus restos mortales. Dios ha muerto, lo mataron en las escuelas y en los hospitales, lo sacaron en urnas funerarias que solo se pueden poner sobre las chimeneas privadas. Nietzsche lo declaró, aunque Hegel ya lo había profetizado, si hasta lo mataron en seminarios y en facultades de estudios teológicos, donde se hace teología sin Dios, cristología sin Cristo, soteriología sin Salvador, eclesiología sin Iglesia.

La gente vive como si Él no viviera, en un sistema que no le tiene en cuenta, lo borraron de sus horizontes y secaron su océano de amor, dicen que se cometió el mayor crimen de los crímenes, sí, para muchos está muerto y sepultado, sin darse apenas cuenta de que la semilla para renacer se tiene que enterrar, solo será cuestión de tiempo verla brotar de nuevo. 

Sí, hay un dios que ha muerto y es el que el hombre inventó, ese que tiene tanto poder como una talla de madera, ha muerto ese dios que el hombre pensó, el que tiene más humanidad que divinidad, más imperfección y desatinos que virtudes y bondad. Para muchos Dios está muerto, porque en el corazón muerto de las gentes murió la compasión, la empatía, la consolación, ha muerto el afecto y las muestras de cariño en los momentos de más necesidad. Matan a Dios y Dios se deja matar. Lo asesinan, pero lo necesitan y en la noche más oscura lo buscan en su necesidad. Y Él resucita, tantas veces como haga falta, para regalar la ansiada paz. 

Dicen que Dios ha muerto, sí, cada uno lo mató, lo alejó como apestado, para luego culpar al difunto por sus desgracias, por caer en el hoyo que uno mismo había cavado. 

Si ha muerto la humanidad ha muerto Dios. Pero si aún existe un pequeño atisbo de bondad en el corazón de las gentes, sabré que Dios aún vive. 

No importa cuántas veces digan que lo han matado, que está muerto y sepultado, porque tantas veces como lo maten Él resucitará, porque no se puede borrar con una esponja el horizonte, ni con un cubo vaciar el mar. 

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (Jn 11:25)

 

 

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