El primer ministro del Reino Unido ha recibido duras críticas tras anunciar que el gobierno reinvertirá el dinero gastado hasta ahora en ayuda internacional para reforzar el ejército del país.

Keir Starmer afirmó que los tres años de guerra de Ucrania en un contexto internacional “volátil”, hacen imprescindible aumentar el presupuesto de defensa hasta el 2,5% del PIB (Producto Interior Bruto) para 2027. “Estamos en un mundo en el que todo ha cambiado”, dijo Starmer.

“El motivo de esto es que la agresión de Putin no se detiene en Ucrania. Los barcos espía rusos amenazan nuestras aguas, los aviones rusos entran en nuestro espacio aéreo y los ciberataques rusos golpean nuestro sistema nacional de salud”, añadió.

Our national security must always come first. pic.twitter.com/mFJVy2ElPM

— Keir Starmer (@Keir_Starmer) February 26, 2025

A continuación anunció “el mayor aumento sostenido del gasto en defensa desde el final de la Guerra Fría”, un “incremento de 13.400 millones de libras año tras año”.

Justificó esta medida con la idea, compartida con otros gobiernos, de que “los países europeos deben hacer más por su propia defensa”.

Y añadió: “He decidido que financiaremos el aumento inicial de los gastos de defensa recortando nuestros gastos en desarrollo exterior, que pasarán del 0,5% de la RNB al 0,3%”. La “defensa y la seguridad nacional de nuestro país deben ser siempre lo primero”.

Tearfund: La credibilidad del Reino Unido “socavada”

Las organizaciones de ayuda cristianas fueron algunas de las que criticaron duramente el anuncio.

Tearfund, organización benéfica que trabaja junto a las iglesias en más de 50 países de todo el mundo, afirmó que el anuncio de Keir Starmer era “un golpe devastador para los más vulnerables del mundo”.

El director ejecutivo, Nigel Harris, señaló que “la decisión de recortar el ya de por sí ajustado presupuesto de cooperación del Reino Unido es atroz y significará que en todo el mundo las familias pasen hambre, los niños no vayan a la escuela y los derechos de las mujeres queden al margen”.

Desde el punto de vista de Tearfund, el gobierno laborista “ha incumplido los compromisos de su programa electoral, al tiempo que ha socavado la credibilidad del Reino Unido y sus pretensiones de ser un líder mundial en materia de desarrollo y lucha contra el cambio climático”.

El presupuesto de cooperación salva vidas en todo el mundo; recortarlo provocará más muertes, más enfermedades y más conflictos”, aseguró.

EAUK: “Se necesita sabiduría, no conveniencia”

La Alianza Evangélica del Reino Unido (EAUK por sus siglas en inglés) también expresó su decepción.

En una declaración a Evangelical Focus, Gavin Calver, Director General de la Alianza, afirmó que “las decisiones difíciles requieren sabiduría, no conveniencia”.

Según la EAUK, “al recortar la ayuda, el gobierno demuestra su incapacidad para reconocer que nuestra seguridad es una cuestión global, no nacional. El compromiso del Reino Unido de apoyar el desarrollo de otras naciones tiene beneficios a largo plazo a escala mundial”.

Calver subrayó que “el principio bíblico de compartir la propia riqueza con los que menos tienen es la forma en que buscamos la paz y la prosperidad tanto para los demás como para nosotros mismos. Recortar la ayuda a los países vulnerables conducirá a una mayor desestabilización y conflicto”.

La EAUK espera que el gobierno “reconsidere sus acciones”, y “continuará rezando el Salmo72 sobre nuestro primer ministro y el gobierno del Reino Unido”.

“Crueldad” y “opción política”

Jennifer Larbie, responsable de Promoción y Campañas de la asociación Christian Aid en el Reino Unido, calificó la decisión del gobierno de “opción política”.

Según el sitio web de noticias Christian Daily International, Larbie declaró que “las personas más vulnerables e indefensas del mundo no son responsables de la defensa del Reino Unido”.

“En lugar de simplemente plegarse al llamado nuevo orden mundial de Trump, necesitamos un liderazgo que lo desafíe”, añadió la representante de Christian Aid.

Por su parte, el líder de The Leprosy Mission, Peter Waddup, dijo sentirse “estupefacto” por el “cruel acto de quitar la ayuda a los más pobres del mundo”.