La policía colombiana aún no ha establecido el móvil del asesinato de dos pastores y sus hijos el pasado 29 de diciembre en la localidad de Aguachica, aunque baraja varias hipótesis.

Una es la extorsión porque, según un familiar, habían estado recibiendo amenazas. La otra es que una mujer, pareja de un presunto narcotraficante, podría haber sido el verdadero objetivo de la masacre. Pero son teorías que aún se están investigando.

Tras el suceso, la Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL) señaló una posible relación del atentado con la fe evangélica de los fallecidos, subrayando que “este trágico episodio se suma a los numerosos casos de persecución y amenazas que enfrentan líderes religiosos en muchas partes de Colombia, especialmente en regiones como Cauca, Pasto, Sur de Bolívar, entre otras”.

Falta de medidas de protección

“La falta de medidas de protección por parte de la Unidad Nacional de Protección deja en evidencia un vacío en la seguridad de quienes dedican su vida al servicio espiritual y social de sus comunidades”, dice el documento que la entidad envió al presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Por esta razón, CEDECOL hace un llamado al Gobierno Nacional y a varias instituciones públicas del país, así como a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para que tomen medidas inmediatas y revisen las medidas de protección de los líderes religiosos, defensores de la paz y de los valores éticos.

Familia asesinada

El pasado 29 de diciembre, el matrimonio Lora Rincón, ambos pastores evangélicos, y sus dos hijos, comían en un restaurante del centro de Aguachica tras el culto  cuando fueron asesinados a tiros.

La pareja y su hija murieron en el acto, mientras que el otro hijo fue trasladado a un hospital en estado crítico, donde falleció más tarde.

Los asesinos llegaron y se fueron en una motocicleta, que según las autoridades policiales, fue encontrada posteriormente, obteniéndose huellas dactilares que han permitido conocer sus identidades.

Marlon Lora y Yurlay Rincón presidían la iglesia evangélica Príncipe de Paz, y supervisaban otras 35 iglesias de la zona. La hija, Ángela Natalia, era periodista, y su hijo, Santiago, camarógrafo, y había trabajado recientemente en la campaña política de la actual alcaldesa, Greisy Roqueme.