“Dios se glorifica aún en medio de las horas más oscuras de nuestro país”

El dolor y el trauma que provoca la guerra puede “aplastarte” o, de la mano de Dios, convertirse en una oportunidad de crecimiento. Es la experiencia de la misionera ucraniana Mariana Laskava, con quien conversamos sobre sus vivencias al marcharse de Kiev y seguir sirviendo a refugiados ucranianos.

Daniel Hofkamp

PONTEVEDRA · 20 DE JULIO DE 2022 · 21:30

Mariana Laskava, misionera ucraniana sirviendo actualmente en Palabra de Vida Ucrania.,
Mariana Laskava, misionera ucraniana sirviendo actualmente en Palabra de Vida Ucrania.

Mariana Laskava es ucraniana. Sirve como misionera con Palabra de Vida, una misión que cuenta con un instituto bíblico establecido cerca de Kiev.

Mariana recuerda vívidamente la noche en que tuvo que salir rápidamente, con una maleta pequeña, ante la amenaza de los bombardeos que comenzarían en la capital del país. Una experiencia traumática que para ella, sin embargo, toma sentido desde la confianza en la soberanía de Dios.

Tras unos meses sirviendo entre refugiados ucranianos, Mariana ha podido viajar a España, donde también estará participando en campamentos este verano. En septiembre espera volver a Kiev, a servir en el instituto bíblico donde acompaña a los alumnos en su crecimiento en el camino de la fe y además ejerce como traductora para diferentes profesores de habla inglesa o castellana.

 

P. Mariana, ¿cómo aprendiste a hablar el castellano con tanta soltura?

R. Dios me concedió viajar a Argentina para estudiar la Biblia. Allí aprendí castellano, y desde entonces, estoy sirviendo como traductora con el ministerio de Palabra de Vida Ucrania.

 

P. ¿Además del castellano, hablas otros idiomas?

R. Hablo ucraniano, ruso, inglés, español, y entiendo algunos otros idiomas.

 

P. ¿Cómo es tu trabajo, o como era el día a día en el instituto bíblico antes de la guerra?

R. Soy misionera a tiempo completo en Palabra de Vida Ucrania, una misión que trabaja con jóvenes con el objetivo de evangelizar, pero también tenemos un instituto bíblico. Cada año, en septiembre, llega un grupo de jóvenes, entre 30 y 50 personas de distintos países, tanto de Ucrania como de países cercanos, para estudiar la Biblia y vivir en el instituto durante uno o dos años. Nosotros les servimos en el proceso de estudio, ayudándoles a aprender cómo desarrollar sus ministerios, motivándolos al evangelismo -llevamos mucho a nuestros alumnos a evangelizar en las calles de Kiev- y ayudándoles a crecer en su vida cristiana, ya sea a través de la formación como del ejemplo que puedan tener de nosotros. Pasamos tiempo con nuestros alumnos y establecemos una relación profunda con ellos.

 

P. ¿Servís sobre todo a personas jóvenes?

R. Los alumnos generalmente suelen ingresar en el instituto bíblico tras terminar la escuela secundaria, antes de comenzar la universidad, por lo tanto suelen tener entre 17 y 19 años. En dos años se preparan en la Biblia y en la vida cristiana en el centro que tenemos allí para luego poder desarrollar su futuro laboral o en la misión.

 

P. Todo este trabajo quedó paralizado en febrero, con la invasión rusa. ¿Cómo lo vivisteis?

“Nos dijeron que teníamos 40 minutos para prepararnos para la evacuación de emergencia”

R. Ya en diciembre, cuando Rusia empezó a acumular tropas en la frontera, en las noticias en televisión se hablaba de la posible invasión. Nosotros, como misión, estábamos orando para que no ocurriese. Pero dos semanas antes de empezar la guerra, pedimos a los alumnos que se fueran. Adelantamos las vacaciones que solían tener en marzo para principios de febrero, justamente viendo que la situación se tensaba. La dirección de la misión en Estados Unidos nos pidió que tuviéramos las maletas preparadas por si acaso hubiera que evacuar.

Lo que ocurrió fue que el día antes de la invasión nos llamaron para que urgentemente saliéramos, que teníamos 40 minutos para prepararnos para la evacuación de emergencia.

Mucha gente del equipo, muchos en Ucrania, no esperaban que ocurriese. Yo pensaba que sí podía pasar, por la acumulación de soldados en la frontera.

Así que estábamos orando, sabiendo que algo así podía suceder.

 

P. ¿Cómo hicisteis para huir?

“Dejar tu casa, tu familia, a quienes quieres sin saber qué les pasará, es algo traumático”

R. Fue todo muy traumático, lo que vivimos ese día y lo que muchos vivieron los días siguientes. Nosotros salimos rápido porque nos avisaron que esa noche empezarían los bombardeos en Kiev, pero solo podíamos llevarnos una maleta pequeña. Es difícil, porque no puedes empacar tu vida en una maleta, y dejas tu casa con el peligro de que la bombardeen. Y también dejas allí a tu familia, a personas que quieres, que no salen del país, aunque confiando que quedan en las manos del Señor. Es un shock, algo que probó mucho nuestra confianza. Fue algo traumático.

 

P. Sabemos que ahora estás en España, pero ¿cómo fue tu trayectoria en estos meses?

R. Estoy ahora en España y muchas personas se preocupan por mí y me cuidan. Pero cuando comenzó la guerra nos fuimos a Hungría, a la propiedad que allí tiene la misión. Luego, una semana después, parte del equipo fuimos a Rumanía, donde la misión comenzó a acoger los refugiados que llegaban desde Ucrania. En dos meses recibimos unas cien personas a las que estuvimos ayudando y sirviendo.

 

P. ¿Qué planes de futuro estás haciendo? ¿Crees que podrás volver a Ucrania?

R. La mayoría de nuestros misioneros ya volvieron a Ucrania. Los hombres se quedaron y durante estos meses estuvieron sirviendo muchísimo, repartiendo alimentos y ayudando, arriesgando incluso sus vidas. Las mujeres y los niños salieron, y algunos todavía están en otros lugares de Europa. Yo estoy planeando ir a un campamento en República Checa en agosto, y tras este tiempo quizá volver a Ucrania para continuar con el trabajo en la misión.

“Dios se glorifica aún en medio de las horas más oscuras de nuestro país”

La propiedad de Palabra de Vida Ucrania se han convertido en un punto neurálgico para la distribución de ayuda y alimentos./WOL
 

P. ¿Tienes familia actualmente en Ucrania?

R. Sí, mi madre y mi hermano con su esposa no quisieron salir. Estuvieron en Kiev, bajo peligro, pero Dios los cuidó, oré mucho por ellos y seguimos en comunicación permanente.

 

P. Cuando uno enfrenta una situación tan inesperada y complicada, ¿qué aprende de Dios y de la relación con Él?

“Se me ha abierto el entendimiento sobre cómo ayudar a quienes sufren”

R. Cuando entras en una tormenta como la guerra, si uno tiene una relación cercana con Dios, se pasa por la tormenta agarrado a algo estable. Las emociones, el trauma que uno vive puede hacer mucho daño, pero si uno se aferra en Dios, la verdadera Torre Fuerte, puede conocer aún más al Señor. Yo trabajo mucho en aconsejamiento personal, y ahora se me ha abierto el entendimiento sobre cómo ayudar a quienes sufren, dado que al experimentar tanto sufrimiento, ahora puedo entender mejor esa situación.

Dios está abriendo puertas, cuando uno está bien en su relación con Él sale fortalecido, pero si la relación no es buena, la situación puede llevar a que uno quede aplastado.

 

P. ¿Se han abierto oportunidades nuevas para el ministerio?

R. En esta tormenta, hemos podido llevar el evangelio a muchas personas. En lugares donde se han quedado sin casas, sin recursos, el 90% de los voluntarios que trabajan en Ucrania son cristianos. Se está dando un gran testimonio. Nosotros como misión ayudamos al llevar productos, comida, ropa, agua, pan, evacuar personas… Y cada oportunidad se ha aprovechado para predicar el evangelio.

Participamos en algo grande, porque en este tiempo unas 5.000 personas han escuchado el evangelio a través de nuestros misioneros.

 

“Dios se glorifica aún en medio de las horas más oscuras de nuestro país”

El equipo de Palabra de Vida ha estado ayudando con evacuaciones, labor que ha continuado en la zona del Donbás, donde continúan los conflictos armados./ WOL

P. ¿Cómo percibes el hecho de afrontar una prueba así como país? ¿Cómo reacciona la gente entre quienes no conocen todavía a Dios?

R. Por lo que entiendo, entre quienes están trabajando en las iglesias dando comida y ayuda, se están llenando las iglesias de personas que no conocen a Cristo. Una iglesia en Kiev que conozco bien está haciendo las reuniones fuera del local, porque dentro caben unas 80 personas y hay servicios donde tienen más de 300 asistentes. Se están haciendo actividades para niños, para mujeres. He podido ver iglesias celebrando bautismos. Así que Dios se glorifica aún en medio de las horas más oscuras de nuestro país.

 

P. A medida que pasa el tiempo, parece que vamos perdiendo cierta sensibilidad con Ucrania. ¿Cómo podemos contribuir al bien de vuestro país y de vuestras vidas?

“Orad para que el evangelio se siga esparciendo y muchos lleguen a ser hijos de Dios”

R. Hay varias formas. Es muy importante orar. Nuestros soldados testifican que Dios guarda sus vidas. Hay que orar para que termine la guerra, para que las bombas no caigan donde está la población, y que Dios preserve nuestro país. Se puede orar para que el evangelio se siga esparciendo y muchos lleguen a ser hijos de Dios.

También se puede ayudar con finanzas, a través de distintas entidades.

Y la tercera forma sería que, cuando termine la guerra, se armen equipos de trabajo para ayudar en la reconstrucción de las casas, las infraestructuras.

 

P. ¿Por qué es importante tener a Dios en la vida ante una crisis así?

R. De Dios mana la vida y en su presencia hay plenitud de gozo. Si uno quiere vivir una prueba con la fuerza y el gozo del Señor, hay que confiar en Él, porque aún al permitir esta prueba, está trabajando en nuestros corazones, supliendo las necesidades, enseñándonos y poniéndonos en el lugar donde debemos estar. Cuando uno confía en Dios puede ver todo esto, pero si no tiene a Dios, solo puede ver las desgracias. Si uno está cercano a Dios, puede ver la obra de Dios en medio de tanta dificultad.

La entrevista con Mariana Laskava se realizó para el programa de radio “Nacer de Novo” de la Radio Galega. Se puede escuchar completa aquí.

Una misión sin descanso
Se cumplen casi cinco meses de la invasión rusa a Ucrania, lo que implicó cambios radicales en la forma de llevar adelante la misión para entidades e iglesias evangélicas. Lejos de detenerse, el movimiento evangélico ha mostrado una capacidad de respuesta admirable ante la crisis. En uno de sus informes recientes, el director de Palabra de Vida Ucrania, Matías Radziwiluk, compartía algunas cifras del ministerio que han llevado a cabo desde el 24 de febrero:

  • Se evacuaron a más de 3.500 personas de la zona de guerra
  • Se recibieron, clasificaron y entregaron más de 58 toneladas de ayuda
  • Se entregaron 16 toneladas de paquetes de alimentos individuales
  • Se condujeron más de 113.000 kilómetros
  • Se alojaron a 1.640 personas en las propiedades de Palabra de Vida en Europa
  • Se repartieron más de 2.000 Nuevos Testamentos

“Alabamos a Dios por las oportunidades que Dios nos ha dado para servir y mostrar el amor de Jesús durante estos días en Ucrania”, exponía en su informe Radziwiluk. Para seguir la información de Palabra de Vida, se puede visitar su web, aquí. 

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