“La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

Más allá de su fama como destino turístico y de su carácter político progresista, el país norteafricano ha “ignorado” la cuestión del pluralismo, dicen desde la Asociación Attalaki.

Jonatán Soriano

TÚNEZ · 04 DE JUNIO DE 2021 · 12:00

Imagen de la ciudad de Túnez. / <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@jamillatrach?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Latrach Med Jamil</a>, Unsplash CC,
Imagen de la ciudad de Túnez. / Latrach Med Jamil, Unsplash CC

El 14 de enero de 2011 concluía la dictadura que había conservado a Zine El Abidine Ben Ali en el poder de Túnez desde noviembre de 1987. La época dorada del turismo de masas que había llevado al país a convertirse en una destinación de reconocimiento internacional, se había visto afectada por la crisis financiera de 2008 que, como en tantos otros lugares, había acentuado las desigualdades sociales en el Estado tunecino.

El pequeño país norteafricano se convirtió en el lugar de origen desde el que se extendió el fenómeno político y social conocido como Primavera Árabe, con unas manifestaciones que comenzaron en el municipio de Sidi Bouzid, localidad natal del joven Mohamed Bouazizi que se quemó a la bonzo para protestar contra la recesión económica y la desigualdad. Menos de un mes después, Ben Ali era derrocado, y apenas otro mes más tarde ocurría lo mismo con el expresidente de Egipto, Hosni Mubarak. De hecho, para muchos Túnez ha sido el único ejemplo de una transición democrática real entre todos los países de la llamada Primavera Árabe.

Sin embargo, la cuestión de la libertad religiosa no ha acabado de experimentar una normalización propia de un proceso basado en la reclamación de derechos y libertades. A pesar de que su apariencia tolerante y abierta se ha visto favorecida por su fama como destino turístico y por las situaciones sociales de mayor gravedad registradas en los países de alrededor, especialmente Argelia y Libia, el reconocimiento de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo objeto de preocupación para algunos, como es el caso de la Asociación Attalaki

Esta entidad, fundada en 2016 por un grupo de jóvenes de diferentes confesiones minoritarias en Túnez, y que trabaja para garantizar el respeto de la libertad religiosa y para establecer un diálogo entre los diferentes grupos religiosos en el país, ha publicado su primer Informe anual sobre la libertad religiosa en Túnez, con datos relativos al periodo de 2020. “Es el primero en Túnez y en la región árabe en términos de contenido y forma. Esto se debe a la falta de información del Estado tunecino en relación con el mapa religioso de la sociedad, ya que la decisión política del Estado desde la independencia hasta el día de hoy se ha basado en un total desprecio por el seguimiento de las formas de violación sufridas por diferentes miembros de la minorías religiosas en el país”, asegura el responsable de Relaciones públicas de la organización, Ayari Ghassen.

“La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

Una imagen de Ben Ali en un edificio de la Marina mercante tunecina, en 2006. / Erik Pitti, Wikimedia Commons

El informe

El documento, de 37 páginas, está elaborado por el Comité de Libertad religiosa de Attalaki y ha sido citado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en su último informe sobre la situación de las minorías religiosas en Túnez.

El contenido está organizado en diferentes secciones a través de las cuales se presenta un mapa religioso de Túnez y se realiza un análisis de la situación general y legal de la libertad religiosa en el país. También se explican casos concretos identificados por los investigadores de Attalaki como delito de odio o abuso contra miembros de minorías religiosas. En la redacción de los casos, además, se hace una distinción entre los diferentes actores y plataformas implicadas, como redes sociales, medios de comunicación, canales oficiales del gobierno o líderes de la comunidad religiosa mayoritaria, el islam suní. 

En total, la entidad ha incluido en su informe seis casos relacionados con el discurso de odio contra diferentes grupos religiosos minoritarios en redes sociales; un caso también de discurso de odio por parte de Muhammad al-Afas, un diputado del Parlamento que en una sesión oficial aseguró que “no debemos avergonzarnos de acusar a otros de apostasía, como lo establece la Sharia”; cuatro casos de abuso contra minorías religiosas, desde la detención de una joven que llevaba un collar con una cruz, hasta amenazas de muerte por redes sociales a un predicador de una iglesia; dos casos relativos a limitaciones en el derecho a la libertad religiosa y de conciencia; y dos casos relacionados con informaciones imprecisas o peyorativas en medios de comunicación. 

Desde la entidad también alertan de vulneraciones de otros derechos que tienen una implicación por motivos religiosos, como la discriminación a la hora de enterrar a personas que no son musulmanes en los cementerios, la decisión de escoger el nombre para un hijo o el hecho de imposibilitar matrimonios entre personas de diferentes confesiones religiosas.

“No podemos decir que la situación de las minorías religiosas sea buena”

En el informe, la Asociación Attalaki también lanza una serie de recomendaciones a las autoridades políticas y legislativas de Túnez ante lo que consideran una “política de ignorar y hacer la vista gorda” en cuanto a los problemas relacionados con la libertad religiosa por parte del aparato del Estado. “El Estado tiene la gran responsabilidad de promover los valores de la convivencia, el amor y la tolerancia, y de rechazar el extremismo y el terrorismo”, asegura el presidente de Attalaki, Rached Massoud Hafnaoui, que ha conversado con Protestante Digital en la entrevista que puede leerse a continuación.

Entre otras cosas, la entidad apunta a la necesidad de una mayor sensibilidad por parte de las instituciones del país ante el hecho religioso, y también a la importancia de revisar la “contradictoria y vaga legislación”, que, dicen, da lugar a interpretaciones restrictivas. Además, también recomienda a las autoridades que se impliquen más en el conocimiento de la diversidad religiosa nacional y en la promoción del respeto y el diálogo.

Entrevista

Pregunta: Rached, antes de hablar de vuestro trabajo de seguimiento del estado de las minorías religiosas en concreto, ¿cuál es la situación en Túnez ahora mismo con la pandemia?

Respuesta: Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus, Túnez ha estado viviendo bajo el peso de un conflicto político y una crisis económica severos, mientras que los indicadores muestran que el país está experimentando la peor situación económica desde su independencia. En su último comunicado sobre la situación en Túnez, el Fondo Monetario Internacional ha advertido de varios riesgos económicos, ya que el PIB se contrajo un 8,8% en 2020, la tasa más alta de desaceleración económica desde la independencia. 

A la luz de estos alarmantes datos, el gobierno tunecino no ha proporcionado soluciones realistas para afrontar este declive económico, con la ausencia de una estrategia clara para lidiar con el coronavirus, que ha hecho que el ejecutivo se tambalee al tomar decisiones aleatorias que se anunciaban hoy y se cancelaban al día siguiente, agravando la ira y la negativa del pueblo a volver a una cuarentena integral.

“La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

Un templo católico en la ciudad de Túnez. / Adrian Dascal, Unsplash CC

P: ¿Qué hay de las iglesias y comunidades religiosas?

R: Esta pandemia ha supuesto un gran desafío para los fieles cristianos de todas las iglesias. Todas las iglesias se han cerrado y se han cancelado también las reuniones de oración y los grupos de hogar, en colaboración con las directrices del Ministerio de Asuntos Religiosos, que decidió cerrar todos los lugares de culto en el país durante mucho tiempo. 

Es una situación inusual para los creyentes que tienen la obligación de asistir a la iglesia o a un grupo de hogar para orar. Por un lado, las iglesias, especialmente las anglicanas y evangélicas, han participado en la marea de solidaridad popular y han asistido a los cristianos y a otras personas, además de las iniciativas comunes individuales emprendidas por muchos cristianos jóvenes en la mayoría de los estados de Túnez. Con el regreso a la vida normal a finales del año pasado, las iglesias reabrieron sus puertas garantizando el pleno cumplimiento de las normas sanitarias. Una Iglesia Anglicana cerró sus puertas después de que el pastor se contagiase con el virus, y las volvió a abrir tras su recuperación.

 

P: Desde Europa observamos a Túnez como un país tolerante, en comparación con otros gobiernos vecinos que se han mostrado más beligerantes con sus minorías religiosas. Sin embargo, y según refleja vuestro trabajo, tampoco hay una normalización de la diversidad religiosa.

R: La exhibición de la diversidad religiosa en Túnez se ha limitado a ocasiones puntuales, como la temporada de peregrinación de los judíos a la sinagoga de Ghriba, ya que la atención política y mediática se limita a los esfuerzos de seguridad que trabajan por proporcionar ‘condiciones para el éxito’, con la intención de un uso político por parte de la opinión pública extranjera y de dar la imagen de que los sucesivos gobiernos han estado promoviendo que Túnez es una tierra de tolerancia y de aceptación. También, teniendo en cuenta que Túnez confía en el turismo como un factor principal para impulsar la economía y, por lo tanto, los eventos religiosos importantes atraen anualmente a miles de turistas extranjeros.

“La exhibición de la diversidad religiosa en Túnez se ha limitado a festividades y ocasiones puntuales”.

Esta forma de trato plantea preguntas sobre la seriedad con la que la autoridad política observa el avance de la situación de los tunecinos cristianos, judíos, bahá’i y de otras minorías religiosas fuera de estas festividades oficiales, y la inversión en esta diversidad como factor positivo sin pensar que las minorías son un peligro que amenaza a la sociedad y su cohesión, que es la idea que promueven los defensores del odio, la intolerancia y el extremismo. 

Como resultado de este desprecio por el hecho de que haya tunecinos no musulmanes, en 2016 el Mufti de Túnez emitió una fetua [en el islam, una declaración legal en la que una autoridad teológica establece un pronunciamiento sobre una cuestión específica] hablando de la expiación de los bahá’i y privándolos de sus derechos constitucionales como ciudadanos. Esto en el marco de la correspondencia oficial con el gobierno tunecino, para evitar que los bahá’i establecieran su propia asociación.

 

P: Habéis realizado un trabajo exhaustivo con el informe sobre la situación de las minorías religiosas. ¿Cuál ha sido su impacto en las instituciones del país?

R: En el marco de la comunicación con las instituciones oficiales del Estado, desde la Asociación Attalaki nos hemos reunido con Ahmed Adhoum, el ministro de Asuntos Religiosos desde 2017, en la sede del Ministerio. Como presidente de la asociación, le entregué al ministro dos copias del Informe anual sobre la libertad religiosa en Túnez 2020, preparado por el Comité de Libertad Religiosa de Attalaki y publicado en enero de 2021, además de los resultados relacionados con los talleres organizados dentro del proyecto “Por la Igualdad de Derechos”, implementado en colaboración entre Attalaki y la entidad Minority Rights Group Europe.

“La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

El presidente de Attalaki, Rached Massoud Hafnaoui (el segundo por la derecha), en una reunión con el ministro de Asuntos Religiosos de Túnez, Ahmed Adhoum (a la derecha). / Attalaki, cedida

P: Las conclusiones de vuestro informe sacan a la luz diferentes casos en los que la libertad religiosa se ha visto atacada en Túnez. ¿Qué comentarios habéis recibido al respecto por parte del ministerio de Asuntos Religiosos?

R: El debate ha girado principalmente en torno a cuestiones relacionadas con la situación de las minorías religiosas en Túnez, especialmente los cristianos, y la libertad religiosa en general. El ministro de Asuntos Religiosos ha expresado su admiración y un gran interés en el trabajo que se ha realizado, haciendo hincapié en que su administración está lista para cualquier cooperación

o apoyo que la asociación pueda necesitar para llevar a cabo su labor, teniendo en cuenta la urgencia de considerar los problemas que afectan a las minorías religiosas en Túnez. 

Por otro lado, la diputada Jamila Ksiksi, asistenta del presidente de la Asamblea de Representantes del Pueblo [el Parlamento tunecino], ha pedido la necesidad de respetar a las minorías religiosas en Túnez, como el judaísmo y el cristianismo, para reconocerlos y permitirles expresar sus inquietudes, lo que podría consagrar los principios de la ciudadanía con respecto a la libertad de religión.

Ksiksi ha exigido que el ministro de Asuntos Religiosos lo sea también para todas las religiones, como el cristianismo y el judaísmo, y le ha pedido que se preocupe por las minorías y trate de la misma manera con todas las religiones en lo que respecta a las políticas y estrategias institucionales. También ha exigido que los programas educativos en las escuelas y los institutos incluyan, en parte,

lo que consagra el concepto de religiones minoritarias del judaísmo y el cristianismo en Túnez, entre los grupos emergentes, lo cual permitiría aumentar el nivel de conciencia de la población sobre el trato con estas minorías en el país.

“La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

Restos arqueológicos en el emplazamiento de la histórica basílica cristiana Majorum, donde se ha dicho que Agustín predicó en varias ocasiones. / Rais67, Wikimedia Commons

P: Túnez es uno de los pocos países que ha logrado desarrollar grandes cambios en su situación política después de la llamada Primavera Árabe. ¿Cómo han impactado estos cambios la situación de las minorías religiosas en el país?

R: Aunque han pasado diez años desde la revolución del 14 de enero de 2011, que derrocó al régimen del presidente Ben Ali, la cuestión de la gestión de la diversidad y el pluralismo en la sociedad tunecina sigue siendo uno de los mayores retos que no se han resuelto hasta el día de hoy, además de la situación en particular de las minorías y las libertades religiosas.

“El Estado continúa ignorando los problemas de diversidad religiosa, a pesar de su importancia para determinar el éxito de cualquier transición democrática.”

En general, a medida que el Estado continúa con su política de ignorar y hacer la vista gorda ante estos problemas, a pesar de su importancia para determinar los criterios de éxito de cualquier transición democrática, y habiendo pasado seis años desde la emisión de la nueva constitución, se ha mantenido el carácter simbólico o formal, sin legislaciones que contribuyan a resolver los problemas relacionados con la diversidad y el pluralismo, ya sea intelectual o religioso, lo cual ha abierto la puerta a ejercer restricciones a la libertad de religión, creencias y conciencia. Incluso, hasta el uso de la violencia contra los cristianos, especialmente porque se les considera la minoría religiosa más numerosa en Túnez, después de los chiítas. Por otro lado, esta revolución permitió a los cristianos y a los creyentes de otras confesiones minoritarias declarar libremente sus creencias, ir a las iglesias y reunirse en hogares, a pesar de ser ilegal y representar una amenaza para sus vidas.

Por eso no podemos decir que la situación de las minorías religiosas sea buena ahora, especialmente con el auge de corrientes religiosas extremistas y populistas. El parlamento y la calle amenazan estas libertades y derechos en todo momento.

 

P: Attalaki es una de las pocas voces representativas del conjunto de las minorías religiosas en Túnez. ¿Cómo dirías que esas minorías trabajan para integrarse en la vida pública y tratan de normalizar sus relaciones con el gobierno y la confesión mayoritaria?

R: Nuestra asociación fue fundada desde el seno del sufrimiento, la discriminación y la persecución que los cristianos y miembros de otras minorías experimentan en Túnez por algunas instituciones del Estado, la sociedad y la familia, y por eso estamos trabajando, para escuchar la voz de las minorías religiosas y defender la libertad religiosa y de creencias, y sentar las bases para la convivencia pacífica en una sociedad en la que prevalezcan el respeto mutuo, el intercambio entre todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias, y en la que se facilite la integración de estas minorías y se contribuya a difundir los valores de la paz, el amor y la tolerancia, con la seguridad de que no hay espacio para la convivencia y el respeto sin la igualdad de derechos y sin una justicia social que proteja a todos.

El Estado tiene la gran responsabilidad de promover los valores de la convivencia, el amor y la tolerancia, y de rechazar el extremismo y el terrorismo, que es también donde la sociedad civil debe trabajar más, dentro de un contexto que se ha vuelto más violento y donde predomina el rechazo al otro por la falta de una cultura de aceptación y el respeto a los derechos humanos.

 

P: ¿Qué necesidad transmitirías a los cristianos de otros países?

R: Ser una pequeña minoría dentro de la sociedad siempre requiere del apoyo moral de otros cristianos en el mundo y, también en España, a través de las oraciones. Las condiciones en las que vivimos hoy en Túnez son muy difíciles, en un país donde hay una epidemia de odio, intolerancia y violencia. Por eso pedimos oración por nuestra asociación y sus activistas, ya que son sometidos a acoso y persecución a diario a través de los mensajes que recibimos en las redes sociales.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - “La gestión de la diversidad religiosa en Túnez sigue siendo uno de los mayores retos no resueltos”

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