Los evangélicos italianos alertan de “la inclinación” hacia el populismo en plena inestabilidad política
En plena tercera ola de la pandemia, el acuerdo de gobierno se ha roto. Desde la Alianza Evangélica nacional temen que el vacío de poder lleve a más cristianos a confiar en “narrativas conspiratorias”.
ROMA · 02 DE FEBRERO DE 2021 · 13:00
509 días después de constituir su segundo gobierno, Giuseppe Conte ha vuelto a dimitir como primer ministro de Italia. Se trata de la segunda vez en tres años que abandona el cargo, como consecuencia del desacuerdo político entre las formaciones que conforman el ejecutivo. La primera vez fue en 2019, después de la ruptura entre el Movimiento 5 Estrellas y La Liga, cuyo líder, Matteo Salvini, acabó presentando una moción de censura.
Ahora, ha sido la salida de Italia Viva, uno de los socios de gobierno, lo que ha dinamitado el acuerdo y ha debilitado los apoyos hasta llevar a Conte a la renuncia. “Desde 1946, cuando se convirtió en la República parlamentaria que es en la actualidad, Italia ha tenido una larga historia de gobiernos siempre cambiantes y de corto plazo. No hay nada nuevo bajo el sol”, recuerda el vicepresidente de la Alianza Evangélica Italiana y colaborador de Protestante Digital, Leonardo de Chirico. Otro miembro de la junta de la misma entidad, el responsable de la región Noreste, Giuseppe Rizza, también manifiesta que la duración del último gobierno encaja “en la línea de los gobiernos desde el periodo de posguerra”. “Estamos acostumbrados a este tipo de inestabilidad”, añade.
Lo llamativo de esta enésima crisis de gobierno, quizá, es que se produzca cuando la tercera ola de la pandemia está golpeando a muchos países del continente europeo. Entre ellos Italia. El país, justo acaba de anunciar una rebaja en dieciséis regiones de su mapa de las medidas de seguridad que llevaban aplicadas desde hacía semanas, dando la posibilidad a bares y restaurantes de volver a abrir al público con limitaciones de horario. Un escenario en el que, sin embargo, la falta de gobierno genera incertidumbres. “La crisis del gobierno italiano es resultado de una compleja situación política que nadie ha querido afrontar, creyendo que bastaba con la pandemia para congelarla”, señala Rizza. “La situación en el país es preocupante. Con más de 88.000 muertos por la Covid-19, la pandemia sigue siendo difícil de contener, el plan de recuperación está por elaborar y hay una crisis social y económica sin precedentes”, remarca.
“La cuestión es si ahora era el momento para la crítica”
Tanto De Chirico como Rizza coinciden en que tras la salida del líder de Italia Viva, Matteo Renzi, y sus ministros del equipo de gobierno, hay “críticas por no presentar un plan convincente sobre cómo implementar los fondos del Plan de Recuperación de la Unión Europea” o por la “parálisis del ejecutivo a la hora de gestionar la pandemia”. Pero sobre todo, dicen los líderes de la Alianza Evangélica Italiana, la ruptura del acuerdo viene marcada por “la centralización del poder en la figura del primer ministro llevada a cabo por Conte”.
“Creo que estas críticas tienen sentido”, señala De Chirico. “La cuestión es una crisis es la mejor manera para defenderla, y especialmente en este momento tan difícil”, apunta. A la dimisión de Conte le siguen varios escenarios posibles sobre los que las partes ya están trabajando. El nuevo acercamiento entre el Movimiento 5 Estrellas e Italia Viva parece inevitable, a través de un programa compartido en el que habría que resolver algunos escollos. De hecho, Renzi ha asegurado que a finales de esta semana el país “tendrá un nuevo gobierno”. La cuestión que plantea más dificultades es la de quién ocupara la presidencia del Consejo de ministros.
“Conte está trabajando para asegurarse una mayoría sin el apoyo de Italia Viva. Están habiendo algunas maniobras en el parlamento, con diputados moviéndose de un grupo a otro, o formando nuevos grupos, para apoyar al nuevo gobierno”, asegura De Chirico. Sin embargo, dice, “es muy probable que el apoyo de Italia Viva siga siendo necesario por el gobierno para trabajar a largo plazo. En una crisis como esta todos los escenarios son posibles”, añade.
Una de las posibilidades que se han sumado a la lista es la de formar gobierno con el apoyo de Italia Viva y con otro primer ministro. La formación de Renzi habría dejado caer la posibilidad del expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, como candidato para presidir el Consejo de ministros. De hecho, este martes, el presidente de la república, Sergio Mattarella, ha convocado a Draghi para encargarle un posible gobierno. Lo que parece claro, es que todas las partes quieren evitar la convocatoria de elecciones. Un escenario al que se llegaría en caso de no conseguir un nuevo acuerdo de gobierno. “Parece poco favorable”, dice Rizza. “Porque, con la nueva ley electoral, en la nueva legislatura el número de diputados y de senadores se reduciría en aproximadamente un 40%”, añade.
“La polarización en el ámbito evangélico es evidente”
Ambos representantes de la Alianza Evangélica Italiana se muestran preocupados por cómo la situación política está influenciando, desde hace tiempo, a las iglesias. “En el ámbito evangélico italiano hay muchas posiciones políticas representadas y la polarización en algunas cuestiones es realmente evidente. Mi impresión es que hay una base consistente de personas que apoyan políticas populistas”, lamenta Rizza.
De Chirico también advierte que, mientras “la vida se hace cada vez más difícil a nivel social y económico y pocas personas comprenden las intricaciones del ‘Palazzo’ (una referencia metafórica a la maniobra política), sectores de población evangélica tienden hacia las narrativas populistas y conspiratorias”. “Toman prestado el lenguaje de la ‘política de identidad’ defendiendo la visión errónea según la cual Italia es ‘una nación cristiana’ en contraposición a las tendencias secularizadoras y la polarización de la sociedad entre ‘ellos’ y ‘nosotros’, como con la inmigración”, añade.
Esta “tentación populista”, considera De Chirico, “simplifica el análisis de la situación actual hasta el punto de convertirla en una caricatura simplista y responder con ira contra el ‘enemigo’”. “Junto a ello hay tendencias anti-científicas preocupantes, que imaginan conspiraciones malvadas asociadas a toda la pandemia y las leen en términos apocalípticos. En esta situación difícil, uno puede ver cuán mal asimilada y entendida es la visión bíblica de la fe y la sociedad y el papel de los evangélicos en ella. Esta crisis nos muestra que nos queda un largo camino que recorrer para abrazar una cosmovisión bíblica que sea realista y esperanzadora, proporcionando la gramática para vivir en una sociedad plural, capaz de mantener las tensiones entre ‘ya’ y el ‘todavía no’, fomentando el bien común como minoría creativa y la responsabilidad de ser ‘sal’ y ‘luz’” subraya.
Una situación que, recuerda Rizza, “no es nueva”. “A lo largo de los siglos, los cristianos han debatido hasta qué punto la iglesia y el gobierno deberían interactuar, y han luchado contra la cuestión de la división política”, manifiesta. Ahora, añade, “es fácil encontrar una retórica inflamatoria contra el ‘Estado’ y ‘otros enemigos del pueblo’, como los migrantes, las minorías, los medios de comunicación o las autoridades sanitarias”. “El riesgo es que se formen estas ‘barricadas’ y una fe populista en creencias irracionales”, afirma.
Las iglesias siguen abiertas porque “esta necesidad está protegida por la Constitución”
Desde la Alianza Evangélica Italiana remarcan que, junto con otras entidades y organizaciones evangélicas, “se ha trabajado duro para negociar un protocolo con el gobierno que permitiese la reapertura de los centros de culto y las actividades, desde mayo de 2020 y con diferentes limitaciones”. “Incluso en las ‘zonas rojas’, donde la gente no podía salir sin una ‘razón de necesidad’, hemos mantenido la postura de que la vida de iglesia y la alabanza es un aspecto necesario para los creyentes y que esta necesidad está protegida por la Constitución. Es importante que los cristianos evangélicos entiendan que no es el gobierno el que decide lo que es necesario y lo que no. La alabanza en asamblea es necesaria para nuestra fe y, mientras cumplamos con las medidas de seguridad establecidas, reclamamos la libertad de reunirnos como iglesia”, señala De Chirico.
La situación, puntualiza Rizza, también ha servido para que “muchas iglesias hayan visto su dependencia de las plataformas de comunicación”. “Como la situación de la pandemia se ha prolongado, ha aumentado la aceptación y el uso de las plataformas digitales por parte de las iglesias, no solo para los cultos del domingo, sino también para otros encuentros entre semana”, señala.
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