Hong Kong y el dilema de la iglesia
Los cristianos han sido uno de los colectivos que más se han vinculado con el movimiento de protestas en la ciudad, pero no sin reflexión previa. “He recibido correos pidiéndome que me mantenga neutral en esta cuestión”, explica un pastor.
HONG KONG · 21 DE JUNIO DE 2019 · 10:30
La suspensión temporal del proyecto de ley de extradición no ha calmado los ánimos en Hong Kong. Los manifestantes han vuelto a rodear este viernes la sede del Consejo Legislativo, el órgano de mayor poder en la ciudad, exigiendo la retirada definitiva del documento y la dimisión de la Jefa Ejecutiva de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, Carrie Lam.
La crispación se refleja especialmente en el colectivo estudiantil que, con la liberación de Joshua Wong, uno de los líderes de Occupy Central y la Revolución de los Paraguas en 2014, vuelve a articularse con solidez y muestra una coordinada capacidad para transformar su descontento en renovadas movilizaciones y puestas en escena impresionantes. Pero no son los únicos que se han sumado a las protestas ni que las impulsan.
Como ya ocurriera en 2014, el conjunto de los cristianos en la región, de varias confesiones y denominaciones, también se ha convertido en un destacado músculo de la acción protestataria. De hecho, a través del mismo movimiento estudiantil. “Muchos estudiantes cristianos apoyan el movimiento porque creen injustas y ridículas las razones por las que el gobierno quiere aprobar la ley en un periodo de tiempo tan limitado”, ha explicado recientemente a Protestante Digital el representante de la Comunidad de Estudiantes Evangélicos de Hong Kong (FES, por sus siglas en inglés), Barry Cheung.
CRISTIANOS, UNA IMPLICACIÓN MEDITADA
La participación por parte de la iglesia en las manifestaciones del movimiento popular que se ha generado como consecuencia del proyecto de ley de extradición no ha sido un arrebato, sino que, tal y como explican voces en el terreno, responde a una reflexión previa. “Algunos cristianos han considerado el asunto como un acto de justicia y han manifestado su total apoyo a las manifestaciones. Por ejemplo, la Convención Bautista de Hong Kong ha emitido una declaración contra la aprobación del proyecto de ley”, señala Heewoo Han, pastor de la iglesia anglicana de Shatin.
Han se refiere a un comunicado en que la entidad bautista afirma que “el gobierno de la región aún no ha aclarado los motivos de las enmiendas” y, basándose en la figura del profeta Ezequiel, aseguran “no poder guardar silencio”. “Dios llamó a Ezequiel a ser el vigilante de Israel”, dicen. “La protección de los derechos humanos y la libertad de las personas de Hong Kong están seriamente amenazadas”, señalan añadiendo que esperan una “discusión racional del problema”, instando a “que la gente de Hong Kong pueda ser pacífica”, y también exigen la “retirada de la enmienda a la ordenanza de delincuentes fugitivos” y una “consulta completa” sobre el proyecto de ley.
En la misma línea que la Convención Bautista de Hong Kong, el pastor Han también considera que “la ley puede ser abusiva”. “Muchos cristianos de Hong Kong van a China para trabajar como misioneros, incluso aunque va contra la legislación china. El gobierno de Pequín, teóricamente, puede acusar a estas personas y pedir a las autoridades regionales de Hong Kong que extradite a los cristianos que han hecho esto”, apunta, aunque también admite que es improbable un escenario como este dado que la propuesta de ley contiene una cláusula que impide su aplicación en “delitos religiosos”. “Los cristianos se preocupan, aunque podrían ser acusados de otras cosas, como alteración del orden público”, añade.
A pesar de que el gobierno ha hecho concesiones, como que “solo se extraditarían a acusados por delitos que conllevan una sentencia de más de siete años y que no sean de carácter religioso o de libertad de expresión”, según explica el pastor, Han también lamenta que “la ley puede llevar a muchos ante la justicia”.
“HA SIDO DIFÍCIL GESTIONAR ESTO COMO IGLESIA”
La existencia de reflexión previa a la implicación en el movimiento no elude, en cambio, los conflictos en el seno del conjunto de los cristianos en Hong Kong. “Quiero que la iglesia permanezca unida por el bien del evangelio, y que no dejemos que la situación nos divida. Esto se ha convertido en una preocupación después de recibir algunos correos pidiéndome que me mantenga neutral en esta cuestión. Ha sido difícil gestionar esto como iglesia”, explica Han.
El testimonio de Han refleja de manera concreta la dualidad a la que se enfrenta la iglesia ante situaciones como la que se vive en Hong Kong en estos días, y que el pastor define como “la tensión que existe debido a la naturaleza de nuestra salvación”. “Quería recordarle a la gente que se avecina un reino mayor, que en última instancia somos ciudadanos de ese reino, y que nuestra esperanza política aquí se verá frustrada, pero al mismo tiempo, no quería minimizar las protestas ni desalentar el compromiso público”, defiende.
Y es que parece inevitable que en medio de la visión espiritual y del trabajo alrededor de la misión a la que invita el evangelio, las situaciones que se viven generen algún tipo de impacto en la manera de afrontar la realidad más cercana, que en el caso de la iglesia en Hong Kong ahora pasa por un debate sobre qué relación se quiere tener con Pequín. “Será interesante ver qué pasa, pero es significativo que el gobierno haya rechazado el proyecto de ley. Todo esto envía el mensaje a China de que Hong Kong no será una ciudad más del Estado. Al menos, no sin lucha”, remarca Han.
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