Fin de la campaña de la decepción en EEUU
Trump y Clinton despiertan más antipatías que simpatías. Los evangélicos han mostrado su frustración con ambos candidatos: “Hay que elegir lo menos malo”.
ESPAÑA · 07 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 19:16
Los ciudadanos de Estados Unidos están convocados este martes a acudir a las urnas para votar por su próximo presidente. Donald Trump y Hillary Clinton se disputan en las últimas horas el voto en los Estados considerados clave para poder desequilibrar unas elecciones a las que acuden con un apoyo similar, según las últimas encuestas.
No ha sido así en los últimos meses, donde la candidata demócrata parecía contar con todas las cartas ganadoras. Sin embargo, el republicano ha recuperado terreno y casi nadie se atreve a hacer pronósticos firmes sobre quién ganará.
ESCOGER EL MAL MENOR
Juan Francisco Martínez, profesor del Seminario Fuller en California, explica a Protestante Digital que la campaña no se ha caracterizado por destacar al candidato propio, sino por atacar los defectos del contrario. “Cada revelación nos ha demostrado que estamos escogiendo quien será 'menos peor' y no quien nos llama hacia una visión más grande de lo que pudiera ser el futuro”, explica Juan Francisco Martínez.
Aunque no es la primera vez que se da esta dinámica en la política estadounidense, Martínez reconoce que la situación “es más negativa que ninguna en la memoria reciente”. Es por ello que muchos evangélicos, a diferencia de otras votaciones, no han mostrado en general un apoyo entusiasta hacia ninguno de los candidatos.
Es destacable que el sector de los evangélicos blancos conservadores ha tenido muchas “deserciones” del bando republicano. Reputados líderes evangélicos han criticado a Donald Trump. Las críticas a Clinton también han estado presentes, sobre todo por su apoyo al aborto o la futura elección de jueces del Tribunal Supremo, asunto que desde ciertos círculos evangélicos se considera de vital importancia para el futuro del país en cuanto a la libertad religiosa o la visión tradicional de la familia. En esa línea se expresaba Samuel Rodríguez, de la Conferencia Nacional de Líderes Hispanos (NHCLC), que recomendaba a los votantes acudir a las urnas teniendo en cuenta las políticas, más que a los candidatos. Una forma de apoyar a Trump, aunque sin decirlo directamente.
Opiniones tan relevantes como las de Russell Moore, presidente de la comisión de Ética de la Convención Bautista del Sur, no han pasado desapercibidas para el espectro evangélico conservador. Moore ha mostrado su oposición a Trump en diversos artículos y ha lamentado el apoyo de algunos evangélicos, lo que para Moore daña el testimonio de la iglesia.
LA MINORÍA LATINA PODRÍA SER CLAVE
Para Juan Francisco Martínez lo que ha sucedido en esta campaña “está marcando el fin de la derecha religiosa”, que “está agonizando”. Lo cierto es que los evangélicos blancos solían encontrar en el candidato republicano a quien “defendiera ciertos valores claves”. Pero “esa coalición ya estaba bajo mucha presión, siendo que el crecimiento de las iglesias evangélicas en EEUU está dependiendo cada vez más de los grupos minoritarios (latinos, asiáticos, afro-americanos)”. Además “se ha roto la relación con los católicos y los mormones, y probablemente, con las minorías. También se ha alienado a muchos evangélicos blancos republicanos que buscaban un candidato que reflejara valores cristianos en su vida personal”.
La mayoría de los analistas explica que en las últimas elecciones presidenciales el voto de la minoría latina fue determinante. Para Juan Francisco Martínez, ese voto probablemente se incline por Clinton y tal vez sea lo que podría definir su victoria. “Trump está tratando de hacer lo que hizo Romney, tratar de ganar con sólo el voto blanco. Creo que le va a pesar porque el voto latino hará la diferencia en estados que serían claves para Trump, como Florida, Nuevo México, Nevada y Colorado. También podrían ser decisivos en Arizona, algo que sería humillante para los republicanos. El problema para la campaña de Trump es que su base es muy anti-inmigrante, así que se ve obligado a seguir con una retórica que lo obliga a alienar a la gran mayoría de votantes latinos”.
UNA PERSPECTIVA A LARGO PLAZO
Lo que es seguro es que Estados Unidos tendrá e miércoles un nuevo presidente. Sea Hillary Clinton o Donald Trump, parece que habrá entre los evangélicos muchos más decepcionados que felices, pero como decía el pastor John Piper, la elección no será más que “un pie de página” en la historia de un mundo donde muchos siguen poniendo su esperanza en la política. En cambio, los cristianos deben recordar que “pertenecemos a un Reino que no será conmovido”.
Philip Yancey reflexionó en una entrevista concedida a Evangelical Focus sobre la situación de los evangélicos en Estados Unidos con respecto a la política. El conocido escritor evangélico se mostró crítico con el afán de muchos evangélicos de buscar beneficiarse del poder estatal: “Cuando la iglesia y el Estado son vistos como una unidad, el Estado muestra su cara verdadera: un sistema defectuoso, a veces corrupto; entonces la iglesia es juzgada así también y rechazada de la misma forma que lo es el Estado”. Por ello, el autor de 'El Jesús que nunca conocí' considera que el papel de los cristianos debe ir más allá.
“A medida que EEUU es más “secular” -opina Yancey- yo le digo a la gente de allí, le digo a mi gente: ‘Cada vez nos parecemos más a esa tierra fértil en la que la iglesia primitiva mejor lo hizo’. Como el imperio romano, que era una sociedad pagana y hostil, y los cristianos destacaban allí porque eran diferentes”. Es a partir de esa diferencia, considera Yancey, que la iglesia podrá recuperar un testimonio efectivo hacia la sociedad.
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