El velo o el trabajo: el ayuntamiento de Amberes prohíbe usar el «hiyab» ante el público

Muchas empresas han prescindido de las musulmanas que se cubren con el velo en público. Karima Bouziani no encuentra trabajo en el sector privado, y en el público pronto lo va a tener también complicado. Se licenció hace dos años y desde entonces busca un empleo como ayudante de dirección en Amberes, la capital de Flandes y la segunda ciudad en importancia en Bélgica. Sus compañeros de promoción están casi todos colocados.

AMBERES · 04 DE MARZO DE 2007 · 23:00

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El rechazo de cada vez más empresas a contratar a mujeres con hiyab se suma a la ley que el Ayuntamiento empezará a aplicar en unas semanas, y que obliga a las funcionarias musulmanas a quitarse el velo cuando trabajen ante el público. Ha sido el Gobierno socialista de la ciudad el responsable de una prohibición que, siguiendo el modelo francés, afectará a todos los símbolos religiosos, crucifijos incluidos. Monica De Coninck, es la persona que esta al frente de las políticas sociales y de integración del Ayuntamiento, afirma que la filosofía que siguen es clara, ya que a los inmigrantes les dan muchas oportunidades y a cambio tienen que respetar las reglas del juego, y una de ellas es la separación entre la iglesia y el Estado. El Gobierno central y el municipal ofrecen a los necesitados acceso a una amplia red de viviendas sociales (el 11% del parque inmobiliario de la ciudad). La brecha se deja ver en las estadísticas que indican que los jóvenes marroquíes y turcos cada vez más acuden a su país de origen a buscar pareja matrimonial. Entre 2000 y 2003, el 65,4% de los jóvenes de origen marroquí viajaron a su tierra a buscar esposa, según datos del Ministerio para la Igualdad de Oportunidades. Según De Coninck, las primeras generaciones de inmigrantes eran más dúctiles, pero los hijos de inmigrantes nacidos en Bélgica cada vez miran más a su religión, en parte, porque no han entendido "nuestro sistema, nuestros valores, no hemos sabido explicar lo que esperábamos de ellos, y por eso ahora lo decimos alto y claro". A pesar de que las musulmanas podrán seguir yendo a trabajar con velo a las oficinas de la Administración y sólo deberán quitárselo a la hora de atender al público, Saida El Fekri, de la federación de organizaciones marroquíes de Amberes, cree que la medida va a obligar a muchas mujeres a quedarse en casa. Las empresas privadas no precisan de leyes, les basta con no contratar a quien no les interese. Es de lo que se queja Karima Bouziani, que aún así ha optado por acudir siempre con el hiyab a las entrevistas.

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