Rosa López Posteguillo, la enfermera que habla con Dios

Con un enorme curriculum, su ‘master’ más duro fue la pérdida de su marido. ‘Por momentos me sentía exhausta, creí no poder con ello’.

19 DE MARZO DE 2024 · 08:00

Rosa López Posteguillo,Rosa López Posteguillo
Rosa López Posteguillo

Rosa López Posteguillo nació en Buenos Aires (su familia materna emigró a Argentina, y algunos siguen aún allí); pero se identifica como de origen burgalés, donde vivió desde que tenía 2 años. Desde los 3 a los 16 años estudió en un colegio de monjas, haciendo el COU en el instituto femenino de Burgos para luego estudiar Enfermería.

Tiene un larguísimo curriculum como enfermera con muchos años de trabajo, repartidos en Pediatría, Urgencias, Quirófano programado, Quirófano de urgencias, Hospitalización domiciliaria, Oftalmología y Atención primaria, actualmente jubilada. Es además miembro del Comité Nacional de Enfermería Cristiana, presidente del grupo de Enfermería Cristiana en Europa y miembro del Comité Internacional y del Comité Ejecutivo del mismo grupo, Cuenta con un Máster en Ética de la Enfermería y es Experta en Cuidados Paliativos.

Es viuda con dos hijos, dos nietos y desde hace cuatro años cuida de sus padres de avanzada edad en su propia casa. Actualmente es miembro de la Comunidad Cristiana Valentia en Alboraya, involucrada con el grupo de familia y en el de mujeres.

 

Asun Quintana.- ¿Rosa, cuál ha sido tu recorrido espiritual?

Rosa López Posteguillo.- He sido creyente desde principios de la adolescencia. Recuerdo que cuando tenía 12 o 13 años en una clase de religión en el colegio, una monja explicó que ante cualquier situación debían pensar qué haría Jesús en su lugar. Aquello me hizo pensar y me tocó de forma especial, fui consciente de la realidad de Dios, más allá de una religión y comencé a buscar a Dios a orar de forma natura.

Después, ya con 17 años, me invitaron a unas reuniones de jóvenes -la mayoría católicos- que cantaban alabanzas, leían la biblia y querían volver a un cristianismo genuino… Fue la semilla de un increíble avivamiento dentro de la iglesia católica en Burgos, que luego saltó a otros lugares de España. Aquel fue un tiempo de profundizar en la palabra de Dios.

Más tarde, conocí a Elías, un regalo maravilloso de Dios para mí, él me invitó a la iglesia evangélica. Yo creía en Dios, pero aún tenía que profundizar en su conocimiento y Dios seguía mostrándose a través de las predicaciones y de la lectura de la Biblia y corriendo el velo.

De ese tiempo estoy muy agradecida a Dios por el pastor Roberto Jobe que nos instaba a escudriñar las Escrituras. Él fue quien puso fundamentos firmes de la palabra de Dios en mi vida que resultaron un tesoro en circunstancias difíciles después.

Yo apuntaba todo lo que enseñaba y después lo revisaba con la Biblia, escudriñando todo a la luz de la Palabra, contrastando todo lo que iba descubriendo con la educación católica que recibí en los años 60 y 70.

 

AQ.- Y te casaste con Elías…

RLP.- Sí, nuestros primeros años de casada supusieron que nos trasladásemos a Burgos tras un breve paso por Aranda de Duero. Finalmente, por motivos de trabajo fuimos a vivir a Valencia a mediados de los 80 y allí sigo viviendo en la actualidad.

La estancia en Valencia ha sido un tiempo de crecimiento de mis hijos, y de madurez personal, atravesando valles y montañas, algunas especialmente duras, pero a través de estas situaciones pude ver la mano de Dios sosteniéndome, sosteniéndonos.

Una de esas situaciones difíciles fue la enfermedad y fallecimiento de mi marido. Fue un diagnóstico inesperado que te deja sin palabras.

 

AQ.- Tuvieron que ser momentos de especial y honda dureza…

RLP.- Es muy duro de pasar, pero aun así disfrutamos de momentos buenos. Durante el proceso de la enfermedad tuvimos el apoyo de nuestros hijos jóvenes. Elías aprovechó para compartir con sus compañeros, amigos y familiares lo que significa pasar por esto siendo un hijo de Dios, sin amargura, confiando en Él y sabiendo que esto no es el final.

Fue tan intenso que en algunos momentos me sentía exhausta y creía que no podría con ello. Cada mañana pedía a Dios las fuerzas para ese día y Dios me sostenía. Fue curioso que esto ocurrió cuando estaba formándome en Cuidados paliativos y había tomado la decisión de trabajar después en ello. Mi primera experiencia fue en casa con mi propio marido.

 

AQ.- ¿Cómo fue el proceso de duelo y de atravesar el sentimiento de pérdida?

RLP.- En las dificultades, cuando confiamos en Él, vemos que nunca defrauda y entonces nuestra fe crece y nuestra resiliencia también. Confiar en Dios no se puede comparar con nada ni con nadie.

Un año después del fallecimiento de Elías me invitaron a formar parte del Comité Internacional de Enfermería Cristiana, a lo que siguieron otras peticiones para formar parte de diversos ministerios… no me daba tiempo a anclarme en mi pérdida.

Han pasado 12 años y sigo echándole de menos. Echo de menos su amor, su delicadeza, nuestras conversaciones, los abrazos, todo lo que hacíamos juntos en distintas áreas de la vida. Pero sé que nos volveremos a ver… hasta entonces -puede sonar raro- cuando hablo con Dios, algunas veces le doy un recado para él.

 

AQ.- ¿Qué labor desarrollas en la actualidad?

RLP.- Mi día a día es el cuidado de mis padres de 92 y 96 años.

Sigo involucrada con el grupo de Enfermería Cristiana Nacional e Internacional, animo a las enfermeras y estudiantes en la misión que tenemos de ser sal y luz en nuestros lugares de trabajo, visibilizando el mensaje de reconciliación de Jesús.

También soy miembro de Sifra (asociación a favor de la vida, sifra.org.es)

Colaboro con el Hospital Evangélico de Barcelona, siendo actualmente miembro del Patronato. El Hospital tiene una visión que pone el énfasis en los fundamentos del evangelio y se enfoca en la atención integral de las personas, considerando a la persona como un ser bio-psico-social-espiritual, por tanto con necesidades físicas emocionales, sociales y espirituales no descuidando ninguna de estas áreas.

Además, soy miembro del grupo de Investigación en Bioética de la Universidad de Valencia, lo que me permite estar informada de las distintas corrientes.

A todo eso añado estar con GBU/GBG y con Proceso Salina, como formadora, todo ello va de ser testigos de Jesús en nuestro lugar de trabajo. Y por último, soy Presidenta del Grupo de Trabajo de Bioética de la Alianza Evangélica Española (AEE).

 

AQM.- ¿Qué puedes decirnos de tu labor en el Grupo de Trabajo de Bioética de la AEE?

RLP.- En el grupo de trabajo de Bioética tratamos los temas de actualidad, las leyes que entran en conflicto con la ética bíblica. Queremos ayudar a la iglesia a distinguir entre lo legal y lo ético.

Con esa finalidad elaboramos documentos y publicamos artículos que ayuden en la reflexión, que den pistas para desarrollar un pensamiento libre y ajustado a la palabra de Dios que no se deje llevar por la corriente social dominante, que además va cambiando con las sucesivas ideologías. Sabemos que solo en relación con Dios, tendremos una vida con sentido, con propósito y con paz.

 

AQ.- ¿Has tenido obstáculos por ser mujer en el desarrollo de tu profesión o ministerio?

RLP.- En mi profesión, he tenido situaciones en que he sufrido injusticias por el hecho de ser mujer, alguna situación de acoso… cuando era joven, era más difícil, además no estaba tipificado ni comprendido socialmente, tampoco era fácil demostrar nada, lo que era injusto… las cosas eran así y ya está… solo podías encomendarlo a Dios.

Duele más cuando es en el ministerio, ahí no lo esperas y fue muy duro de pasar, incluso fui calumniada y solo unos pocos me defendieron, otros eligieron callar con argumentos nada bíblicos.

A través de estas situaciones, también aprendí a confiar en Dios, a encomendar mi causa a Él y Dios tomó mi causa, alguna vez la resolución no fue la esperada, otras veces superó mis expectativas.

 

AQM.- ¿Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

RLP.- Aun está muy estancada en la mayoría de las iglesias, se sigue pensando que la mujer tiene sus lugares en ciertas áreas y no en todas, tanto por parte de las mismas mujeres como de los hombres. Aún necesitamos entender como trabajaban en el ministerio Pablo, Priscila y Aquila entre otros ejemplos…

En las entidades evangélicas, veo más apertura, aunque también la mujer si tiene que trabajar fuera de casa, atender los hijos, etc. Hay etapas de su vida en que es más difícil que pueda involucrarse en más asuntos. Si se comparten las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, ella puede participar, cuando no es así, la mujer no puede llegar a más.

 

AQ.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del Reino de Dios?

RLP.- Necesitamos tener esa visión del Reino de Dios, que vemos en la Biblia, enseñarlo en las iglesias, incluso en la escuela dominical y en los seminarios. Es necesario reflexionar en la actitud de Jesús hacia las mujeres, en la inclusión en la extensión de Su Reino, en la reivindicación de la mujer y vuelta al plan de Dios en el principio.

Es magnífico que desde el grupo de trabajo Mujer y Sociedad de la AEE se esté trabajando por la igualdad real como está en la Biblia. 

 

AQ.- Algo más que quieras añadir

RLP.- Aún quedan muchos prejuicios por eliminar tanto en la iglesia como en la sociedad, y por otro lado algunos grupos sociales en la lucha por la igualdad se han transformado en la lucha contra los hombres. Ese no es el enfoque bíblico, no es destruyendo la dignidad de la mitad de la población que rescataremos la dignidad de la otra mitad.

También se desconocen todos los avances sociales que el Evangelio y la Reforma protestante han traído a la sociedad. Necesitamos darlos a conocer y cambiar el relato que existe sobre el cristianismo.

 

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