Calvino rompe con la Iglesia católica

Juan Calvino pide consejo a Jacques Lefèvre.

17 DE FEBRERO DE 2012 · 23:00

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Una de las cosas que más me gusta de Juan Calvino es su capacidad para buscar la verdad con todas sus consecuencias. El padre de la predestinación, nunca se dejó llevar por el momento o las circunstancias. Indagó, investigó y después tomó las decisiones más importantes de su vida. Juan Calvino se había convertido en un proscrito. Sin su pensión vitalicia, con poco apoyo familiar tras la desgracia económica de su padre y perseguido por su condición de protestante, Juan se refugia en la ciudad de Nerac durante los meses de invierno de 1533-1534. Muchos acudían al joven Calvino para pedir consejo, pero él se encontraba en las primeras fases de su cristianismo y se consideraba un neófito. Todavía no había roto formalmente con la Iglesia Católica. Tras pasar unos meses de luchas y dudas internas, Calvino regresa a París. Necesita hablar con uno de los precursores de la Reforma en Francia, Jacques Lefèvre. Lefèvre era uno de los humanistas y teólogos más importantes de su tiempo. En una época en la que pensar y creer no parecía estar reñido. Lefèvre había sido expulsado de su cátedra por supuestos errores teológicos, sobre todo a la hora de interpretar los cuatro Evangelios. El teólogo francés se había quedado fascinado por los escritos de San Pablo y la doctrina de la Gracia. A pesar del rechazo de la Iglesia, el obispo de Meaux le pidió ayuda en 1521, para reformar su diócesis. Quería que Lefèvre hiciera una reforma a fondo del supersticioso cristianismo francés. Calvino conocía al maestro en teología indirectamente. Algunos de los alumnos de Lefèvre eran amigos de Juan y le habían hablado sobre su dominio de las Escrituras. El encuentro no pudo ser más emocionante, Lefèvre a sus casi cien años, se vería las caras con el joven Calvino, que terminaría siendo el padre del protestantismo francésy el iniciador de uno de los movimientos cristianos más dinámicos de la historia. Cuenta la leyenda, que Lefèvre profetizó en aquel encuentro que Calvino se convertiría en el instrumento para establecer el Reino de Dios en Francia. Tras la reunión en la primavera de 1534, Calvino rompió los últimos lazos con la Iglesia católica. Renunció a sus privilegios y a todas sus creencias anteriores. Un mes más tarde, Calvino fue a su ciudad natal para renunciar a la ayuda que recibía de la Iglesia católica. La vida de Juan como católico terminaba, ahora tendría que comenzar a andar por un nuevo camino. Continuará

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