Cop y su discurso que cambió Francia

El decano de la Universidad de París, amigo de Calvino, anunció el título de su discurso: La filosofía cristiana.

10 DE FEBRERO DE 2012 · 23:00

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La ciudad de París hervía de expectación. Francia comenzaba a inclinarse hacia el protestantismo y la casa reinante, los Valois, no estaban a favor de la Reforma e intentaban resistir la marea luterana. ¿Qué sucedería con la reciente conversión de Juan Calvino? La llegada de Juan Calvino en 1533 a París no fue casual. El joven y brillante estudiante francés era amigo íntimo de Nicolás Cop, el decano de la Universidad de París. Este le había pedido que acudiera a la capital para ayudarle en su idea de extender las ideas reformadas en la Universidad. El 1 de noviembre, la sala donde se iba a pronunciar el discurso inaugural del curso a cargo de Cop estaba abarrotada. Juan y su amigo Nicolás habían pasado la noche emocionados, escribiendo las palabras que podían cambiar Francia. Sabían que la universidad era el alma del país, si conseguían que los estudiantes y profesores aceptaran el mensaje de la Reforma, el resto de Francia no tardaría en verse transformado. La sala estaba abarrotada. En las primeras filas se encontraban los profesores, vestidos con sus hermosas togas y ribetes, más atrás los estudiantes y curiosos, que estaban deseando escuchar las palabras de Nicolás Cop. Normalmente, estos discursos se limitaban a un mero planteamiento del curso, pero Cop quería llevar al debate académico, la pasión religiosa que se desataba en la calles de toda Europa. El decano anunció el título de su discurso: La filosofía cristiana. Un murmullo recorrió las primeras filas; mientras unas caras reflejaban la aprobación y otras la condena al intento de Cop de abrir un debate en el seno de la universidad. El decano comenzó a citar partes de la Biblia en griego y mencionó a Lutero en su discurso. Después dijo a la audiencia: “La ley mueve por órdenes, amenazas, insta, no permite buena voluntad. El Evangelio no mueve por amenazas, no fuerza con órdenes, enseña la mayor buena voluntad de Dios para con nosotros.” Parte del auditorio comenzó a aplaudir, mientras que la otra intentaba abuchear al decano. “Un fiel hijo puede servir a su padre mientras este vive, y luego recibir una herencia al morir su padre. La herencia puede ser considerada una recompensa por haber sido un hijo fiel, pero no es en ninguna manera una deuda que el padre tiene con el hijo. Así es que, podemos ser fieles a Dios, sirviéndole y obedeciendo la ley como hijos suyos. Las bendiciones de Dios no son una recompensa por ese servicio. Son, por el contrario, el beneficio de nuestra salvación recibida por fe.” Muchos de los profesores comenzaron a levantarse, pero otros escucharon con atención. Al terminar, un grupo de amigos se acercó para felicitar al decano. Juan Calvino corrió hasta el estrado y abrazó a Cop. Unos días más tarde, la persecución hacia los reformados comenzó a extenderse por París. Juan Calvino y su amigo Nicolás Cop tuvieron que huir de la ciudad antes de ser apresados. Ahora la vida de Calvino iba a cambiar por completo Continuará

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