Calvino y Enzinas

Francisco dejó a su esposa y a su hija pequeña al cuidado de Bucero.

02 DE JULIO DE 2011 · 22:00

,
Su viaje tenía como principal objetivo la edición de varias obras que el burgalés se había dedicado a traducir, entre estas estaba obras de Livio, Plutarco y Luciano. Los magistrados Estrasburgo se oponen a la edición de sus libros (1550 y 1551), por lo que Enzinas decide regresar a Inglaterra para recoger a su familia y volver de nuevo a Estrasburgo. En esta hermosa ciudad nació su segunda hija. En el verano de 1552, Francisco decide ir a Ginebra para conocer a Calvino en persona, ya que hasta ese momento sólo se habían tratado por carta. Poco sabemos de la estancia de Francisco junto a Juan Calvino. Al parecer sólo pasó unos meses en la ciudad, tal vez quería ver con sus propios ojos lo que otros comentaban de la ciudad protestante por excelencia. Juan Calvino es con mucho uno de los personajes más fascinantes de su tiempo. Su carácter fuerte y su polémico gobierno de Ginebra le han puesto siempre en blanco de mira de propios y extraños. Nada ni nadie puede quedar impasible ante el Reformador francés, por eso cabe aquí, diría más, se hace necesario conocer un poco de su vida y de su obra. La Reforma en Francia había arraigado muy pronto. En las atestadas aulas de la Sorbona no se hablaba de otra cosa. Pero también es cierto, que las aventuras exteriores de sus monarcas, unas veces favorecen la expansión del Evangelio y otras lo frenan. Pero indudablemente, algo más que una política religiosa oficial, había en el ánimo de aquellos que se entregaron a las “nuevas doctrinas”, muchas veces a costa de su vida y posesiones. La cercanía de Alemania también avivó los fuegos de cambio. Libros y todo tipo de escritos cruzaban las fronteras para saciar las mentes y almas de los franceses. Lutero encajaba muy bien con la mentalidad francesa por su estilo directo y agudo. Las ferias comarcales hacían más fácil la difusión de los libros, que con su contenido barrían las conciencias y se quedaban como inquilinos permanentes de sus lectores. En barriles y en toda suerte de escondites llegaban los libros a París. Los nobles y los villanos bebían por igual de la fuente reformada y a la Iglesia de Roma se le escapaba el control de sus feligreses. Los obispos intentaron poner freno a las ideas evangélicas. Los teólogos parisinos usaron todas sus fuerzas para anular los progresos de la Reforma. La persecución tampoco se hizo esperar. En el 1523 cayeron las primeras víctimas de la intolerancia religiosa. En 1524 se logra traducir el Nuevo Testamento al francés, pero junto a estos avances se producen retrocesos. La prisión de Francisco I dejó las manos libres a aquellos que querían ver a los reformados encarcelados. Varios concilios provinciales en los años 1527 y 1528 condenaron las ideas luteranas. La llegada al trono de Enrique II en 1547 no cambió para nada la política pasiva de la monarquía en los acontecimientos religiosos del país. Pero tal vez el acontecimiento más famoso en el ámbito religioso francés fue la publicación del libro “Institución del Cristianismo” por un joven francés, Juan Calvino. JUAN CALVINO Calvino y Ginebra son inseparables. Pocas veces una persona y una ciudad estuvieron tan unidas. Algunos han querido ver en Ginebra la Roma del protestantismo, nada más lejos de la realidad protestante, que se enorgullece de no tener papas ni vaticanos. Lo que sí es cierto, es la inagotable vitalidad de la ciudad que avivó los rescoldos de una Reforma sofocada en parte por el pragmatismo político y la inocencia de los primeros Reformadores. La doctrina y moralidad ginebrina fueron un ejemplo para toda Europa. Es injusto que la imagen que ha perdurado de Calvino sea sólo la de la intolerancia, expresada en el terrible asesinato de Miguel Servet.Ya que, muchas cosas son dignas de alabanza, y de tener en cuenta. Tal vez la más destacable sea su habilidad organizadora y constancia ante la adversidad. La gran obra del Reformador fue la creación de la “Academia” en el año 1559. En ella se formó la elite intelectual del calvinismo, que más tarde se esparciría por los cuatro costados de Europa. Siendo el germen de una nueva ola de protestantismo, contestada muy duramente por la Contrarreforma Católica, que combatió con uñas y dientes, recuperando pocos años después grandes extensiones, sembradas por los calvinistas, como Polonia, gran parte de Hungría, Austria, la República Checa y otras zonas de Europa del Este. Calvino, como ya hemos dicho, era francés y fue en su país donde conoció la fe evangélica. Nacido en la ciudad de Noyon, en el año 1509, su padre era un notario de reconocido prestigio. A los catorce años, el joven Juan ya estaba estudiando en París, se licencia en Filosofía en 1528 y se traslada a Orleáns para hacer sus estudios de leyes. En esta ciudad escribe su primera obra titulada “De Clementia de Seneca”. Pero algo sucede en la vida de Juan, cambiando por completo su rumbo, Dios le toca y se convierte. Uno de las personas más unidas a él en esta etapa es Nicolas Cop, rector de la universidad de París y conocido evangélico. Se cree que Calvino junto a su amigo Cop, escribieron el discurso leído ante la Universidad (1 de noviembre de 1533), postulando por ideas evangélicas, montando un gran revuelo y provocando, sin querer, una persecución contra los protestantes de la ciudad. Un gran número de ellos huyó de esta por miedo a las represalias, por parte de las autoridades. Calvino es uno de los refugiados. Su salida de París le conlleva innumerables viajes: Primero Poitiers y Angulema, luego el regreso a Orleáns. Allí escribe una obra teológica contra los anabaptistas. La persecución vuelve a arreciar y se traslada a Basilea. Es en esta ciudad donde escribe su epístola al rey de Francia. El libro no es otro que “Institución de la religión cristiana”. Después pasa a Italia. Juan vivía una vida errante, más parecida a la de un humanista que a un reformado. Más preocupado en sus libros e investigaciones que en la práctica del pastorado. Aunque todo esto está a punto de cambiar. En una visita a Ginebra, Farel, pastor de la ciudad en ese momento, va a solicitar su ayuda para dirigir la iglesia ginebrina. Al principio Calvino tiene sus dudas, pero ante la insistencia de su amigo decide quedarse. De lector de las Sagradas Escrituras en la iglesia pasa en poco tiempo a ser pieza fundamental en su organización. En 1537 escribe unos artículos para reorganizar la iglesia y una confesión de fe. Calvino y Farel serán expulsados por el Consejo de la ciudad, que no acepta su autoridad. El joven Calvino se dirige a Estrasburgo. Pasará allí tres años. Su labor es pastorear la congregación francesa de la ciudad, esta práctica le da la experiencia que aún le falta, completando así su formación. La compañía de Bucero le estimula y anima. Durante estos años continúa su labor literaria y escribe varias obras. Comienza a ser conocido en los círculos evangélicos y a granjearse la admiración de sus contemporáneos. En 1540 Calvino se casa con Idelette Bure. Su estancia en Estrasburgo termina y a petición del Consejo de la ciudad de Ginebra, vuelve a la que será su definitiva casa. Calvino no descansa ni un momento, desde los primeros días empieza un verdadero plan de reforma en la ciudad. En contra de lo que se ha dicho de él, supo en todo momento ceder en los puntos discrepantes, cuando la situación lo convenía, para llegar a un acuerdo consensuado con los consejeros, que siempre sirvieron de contrapeso a su poder. ENZINAS ¿EL CALVINO ESPAÑOL? Cuando llegó Francisco a Ginebra, la huella de Calvino ya era apreciable. Enzinas, como hemos visto, se movió en el círculo de los Reformadores más nombrados de su tiempo: Lutero, Melanchthon, Bucero, Bullinger, Crammer y Calvino, por sólo citar a los de primera fila. Estuvo en presencia del Emperador Carlos V, de algunos de sus consejeros y ministros más importantes y recibió una educación teológica y Bíblica considerable. También había sido profesor de griego en Cambridge. Se puede decir que la suya era una vida llena de expectativas. Enzinas podía haber representado un pilar en la incipiente reforma que nacía en algunos núcleos urbanos de la Península Ibérica y las Islas Canarias y Baleares. Pero algo inesperado va a pasar.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Historia - Calvino y Enzinas