El neocalvinismo neerlandés y sus derivaciones en América Latina (V)

En la teología del periodo temprano habría fuertes motivos homiléticos y catequéticos; y en el último periodo estas características ya no serían tan obvias en los sistemas dogmáticos más grandes.

31 DE MARZO DE 2023 · 09:13

Petrus Ramus.,
Petrus Ramus.

Central para su proyecto [de R.A. Muller] ha sido insistir en que, en las críticas de las generaciones precedentes, se trabajaba con una comprensión anacrónica de lo que significa “escolástica”. El conjunto de las críticas presumía que hay algo así como una tesis escolástica respecto de cada problema imaginable, en lugar de concebir la escolástica como un método, un método que podía ser usado en defensa de las más variadas tesis.[1]

Manfred Svensson

 

La “ortodoxia reformada temprana”

Uno de los más notables méritos de la obra de Richard A. Muller, Post-Reformation Reformed Dogmatics: The Rise and Development of Reformed Orthodoxy, ca. 1520 to ca. 1725 (Dogmática reformada posterior a la Reforma: el surgimiento y desarrollo de la ortodoxia reformada, ca. 1520 a ca. 1725, 1987-2003), es la periodificación minuciosa de la llamada “escolástica reformada”. En la introducción de esta magna obra, el autor hila muy delgado para mostrar detalladamente el tránsito de los reformadores de la primera y segunda generaciones hacia la “continuidad, discontinuidad y la alteración del estilo teológico” que vino después de ellas[2]. Se trata de los inicios puntuales de la “ortodoxia reformada temprana” ubicada cronológicamente desde la aparición del Catecismo de Heidelberg (1563) “hasta el momento en que los teólogos que deliberaron en el Sínodo de Dort (1618/19) desaparecieron gradualmente de la escena, en varios puntos entre el sínodo de Dort y 1640”[3].

Muller explica que el Catecismo de Heidelberg tuvo dos “efectos mayores” en la teología reformada: primeramente, “estableció el tono de la piedad y la doctrina reformada holandesa y alemana durante muchas décadas por venir”, y después, “proporcionó la base en Heidelberg para un enfoque escolástico de la teología tal como lo enseñó uno de los autores del catecismo, Zacarías Ursino [1534-1583]. Éste revivió la quaestio como un dispositivo para enseñar teología, utilizando el catecismo mismo como la forma básica para el discurso teológico”[4]. El sucesor de Ursino en la cátedra de teología, Girolamo Zanchi (1516-1590), se formó en el tomismo y en el pensamiento escolástico medieval tardío; la naciente escolástica protestante de Ursino se desarrollaría y perfeccionaría bajo su dirección.

Acerca del cambio de estilo, comenta Muller, y dado que la teología protestante ya no se ocuparía, en este periodo, de reformar la iglesia sino de establecerla y protegerla, el perfil mismo de la teología comenzó a cambiar claramente pues cada vez más sería “una criatura de las escuelas”. En la teología del periodo temprano habría fuertes motivos homiléticos y catequéticos; y en el último periodo estas características ya no serían tan obvias en los sistemas dogmáticos más grandes. Y agrega: “La predicación y la enseñanza de la piedad se iban separando de la enseñanza de la doctrina por la creciente necesidad de tratar con el lenguaje de la teología académica técnica”[5]. La evolución se advierte al contrastar, por ejemplo, un sistema como el Compendium (1559), de Bullinger, o la Institutio, de Calvino, que no son análogos en intención y uso, al lado del Syntagma (1624) del alemán Amandus Polanus von Polansdorf (1561-1610), o el Cursus theologicus (1618), de Johannes Scharpius (1572-1648), teólogo escocés. Esto aplica también para la obra de pensadores como Zanchi y Antonius Walaeus (1573-1639, neerlandés), quienes produjeron tanto instrucciones doctrinales introductorias como sistemas de teología.

El neocalvinismo neerlandés y sus derivaciones en América Latina (V)

Girolami Zanchi.

El estilo comenzó a volverse “escolástico”. Sin embargo, cuando se compara metodológica o estilísticamente con la escolástica de finales de la Edad Media, esta nueva escolástica parece profundamente humanista en su enfoque del método, los idiomas y el estilo literario. La cuestión del estilo confluye, entonces, con la cuestión del género literario. Los primeros esfuerzos sistemáticos de la Reforma, el Commentarius (1525) de Zwinglio, el Compendium de Bullinger, la Institución, de Calvino, o cualquiera de los diversos Loci communes escritos antes de 1565, pretendían ser instrucciones en las enseñanzas básicas de las Escrituras. En el caso del Compendium y de la Institución, el paralelo entre esta instrucción básica y las formas de instrucción catequética es evidente. El estilo es discursivo, como cabría esperar en este nivel de instrucción preparatoria y, en ocasiones, exhortatoria. “El paso de la teología reformada a la era de la ortodoxia temprana se puede trazar en términos del movimiento de la instrucción discursiva básica a un modelo dialéctico más sofisticado”[6].

En la propia Institución es posible advertir cómo, en el afán por responder a algunos de sus adversarios, el énfasis catequético original se fue modificando para incorporar un estilo más controversial y, por ende, cercano a la disputa argumentada, esto es, en los límites de las tendencias escolásticas posteriores. O dicho en términos más formales y retóricos, algo a lo que no renuncia Muller: “Así como los colegas y sucesores de Calvino intentaron aclarar la estructura de la argumentación en la edición final de la Institución con un aparato que identificaba los lugares doctrinales y esbozaba la estructura de las disputas de Calvino, así también proporcionaron esquemas y argumentos más claros para su teología y, además, indicaron con mayor precisión los distinción entre los loci positivos y las disputationes polémicas”[7]. En una nota a pie de página, Muller cita la opinión de Ernst Troelstch en el sentido de que fueron más importantes “las necesidades pedagógicas en lugar de las polémicas como la base del desarrollo de la ortodoxia”[8]. Esto explicaría la diferencia del uso genérico literario para referirse a los textos producidos, pues en Ursino es posible advertir la argumentación en forma de quaestio (pregunta), mientras que en autores como Scharpius y el neerlandés Lucas Trelcatius (1542-1602) se notan claramente secciones polémicas enteras para cada locus doctrinal. En las fases posteriores de la ortodoxia, otros como el alemán Marcus Friedrich Wendelin (1584-1652) y el ginebrino italiano François Turretin (1623-1687) escribieron sistemas eléncticos o disputativos, y Petrus van Mastricht (1630-1706) incluyó una sección polémica junto a las divisiones exegética, dogmática y práctica de sus Loci.

El neocalvinismo neerlandés y sus derivaciones en América Latina (V)

Estatua de Ursino en el Ursinus College-Pennsylvania.

Finalmente, la ortodoxia reformada temprana puede ser calificada como el periodo del ramismo, esto es, de la fuerte influencia del francés Petrus Ramus (Pierre de la Ramée, 1515-1572), cuya teología y dialéctica tuvieron otro efecto: “En su ataque a aspectos del aristotelismo de su época, Ramus produjo un método de discurso lógico por medio de la partición o dicotomía que le dio a la teología reformada una extrema claridad y concisión de enfoque. Esta claridad y concisión aparece en los escritos de Perkins, Polanus, Ames, Yates, Scharpius y, en menor medida, Walaeus y Maccovius. Si no es universalmente aceptado —de hecho, Beza y Olevianus se opusieron amargamente—, el ramismo fue característico del esfuerzo de la ortodoxia temprana hacia una enunciación cuidadosa y viable del método teológico”[9]. Los primeros ortodoxos, ramistas o no, compartieron el deseo de organizar un sistema teológico adecuado para establecer con éxito el protestantismo “como iglesia por derecho propio, católica en sus enseñanzas, capaz de sostenerse intelectualmente contra sus adversarios y suficientemente técnica y metodológicamente consistente para estar entre las otras disciplinas en la universidad”. Esta preocupación metodológica y estructural distingue firmemente el enfoque teológico de los reformadores y el de los primeros ortodoxos.

 

Notas

[1] Manfred Svensson, “Escolástica y ortodoxia”, en Reforma Protestante y tradición intelectual cristiana. Barcelona, CLIE, 2016.

[2] R.A. Muller, Post-Reformation Reformed Dogmatics. Vol I. Prolegomena to Theology. 2a ed. Grand Rapids, Baker Academic, 2003, p. 60.

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Ibid., p. 61.

[8] Ibid., p. 61, nota 69.

[9] R. Muller, op. cit., p. 62.

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