A fuego lento

Las comidas más deliciosas son aquellas que hago con mucho amor, mucho tiempo y mucha dedicación; es decir... ”A fuego lento” .

19 DE ENERO DE 2025 · 07:00

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@mylestan"> Myles Tan</a>, Unsplash, CC0.,
Foto: Myles Tan, Unsplash, CC0.

“La paciencia no es la capacidad de esperar; sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras se espera.” Joyce Meyer

“Una gran cena debe incluir no sólo comida deliciosa; sino una buena conversación.” Laurie David

“Que buena la gente que no teme volver a comenzar de cero. A pesar de los años. A pesar de los daños.” Mar de Gloria

Cuando nos casamos, yo era muy joven, pero todo se aceleró y se complicó por la partida con el Señor de la madre de mi esposo.

Todo fue muy complicado, él se vino para La Coruña y me casé un año antes de terminar mis estudios universitarios; eso sí, ya tenía las prácticas hechas. Supongo que a muchos les tomó un poco por sorpresa, pero así sucedió, y mis padres lo comprendieron y aceptaron con gusto.

Lo cierto es que eso de cocinar me importaba poquito; mi abuela era una matriarca gallega en toda regla y cocinaba de maravilla, además era tremendamente resolutiva; sabía salir de cualquier apuro cuando venía alguien a nuestra casa sin avisar, ella salía airosa de cualquier situación.

Mi madre aprendió mucho de ella y creo que llegó a superarla, la recuerdo cocinar “A fuego lento” muchísimas veces y poniendo mucho amor en ello.

Ellas se creían que no iba a saber cocinar, de modo que al poco de casarme, me regalaron un libro clásico y muy conocido de cocina; pero aquello era un auténtico tostón y yo cocinaba a mi manera, era igual de resolutiva que mi abuela y a mi marido todo le encantaba.

Años más tarde, me pareció interesante una colección de libros bastante más actual y el libro que más me llamó la atención, era uno que llevaba por título, “Cocina fácil y rápida para la mujer que trabaja”; aunque la verdad sea dicha, yo prefería ir por libre, me encantaba experimentar.... Tuve buenas maestras sin que ellas se dieran cuenta.

Después de tanto tiempo y contando con toda clase de lo mejor para ayudarme, me doy cuenta que las comidas más deliciosas son aquellas que hago con mucho amor, mucho tiempo y mucha dedicación; es decir... ”A fuego lento” .

No hace muchos días recordé con cariño todas estas cosas y las extrapolé a mi relación con el Señor. No valen los atajos; inteligencia no es sinónimo de sabiduría y no hay nada que sustituya a la dedicación, al tiempo pasado a sus pies, mis rodillas dobladas y el paso de los años.

¿Y sabéis? precisamente con el paso de los años, amo más que nunca que mi relación con el Señor sea así; aunque en realidad, no sé como en ocasiones lo lograba, porque siempre fui de ir corriendo en todo. Siempre lo saboreé, en medio de tres hijos y de correr de aquí para allá.

Y cada día amo más ese tiempo, esa estrechísima relación con él. Ni el preparar un mensaje, un escrito, una entrevista o lo que sea, pueden sustituir el tiempo a los pies de mi Señor; aunque de ese tiempo salen muchas cosas, por ejemplo este poema qué os dejo. Toda una noche él me repetía.... A fuego lento..... A fuego lento...... Y en la mañana plasmé todo lo que sentía.

A FUEGO LENTO

A fuego lento me llamaste con ternura,

y a fuego lento trabajas en mi vida;

a fuego lento me dices que me amas,

y a fuego lento me corriges con dulzura.

 

Todo lo haces Señor, a fuego lento,

no te das prisa tomándote tu tiempo,

ese tiempo que es perfecto en hermosura,

haciéndome a tu imagen así, a fuego lento.

 

Cuando mis fuerzas fallan, las das nuevas;

cuando el frío es muy fuerte, tú me abrigas;

cada vez que me equivoco me enseñas y me guías,

Y todo siempre mi Señor ¡a fuego lento!

 

Me vas llevando por la vida, lentamente,

me llevas a ese cielo, dulcemente,

y cuando cruce el río, tus brazos me anhelan fuertemente;

porqué todo lo haces conmigo ¡a fuego lento!

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