La dama de hierro
Admirada por unos y odiada por otros, Margaret Thatcher ha logrado hacer historia en el mundo.
19 DE ENERO DE 2020 · 10:00
“Yo lucho. Lucho para ganar“.
“Me encanta el argumento. Amo el debate. No espero que nadie sencillamente se quede sentado y esté de acuerdo conmigo; ese no es el trabajo de ellos“.
“Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa, estará más cerca de entender los problemas de llevar un país“.
“Me encanta el argumento. Amo el debate. No espero que nadie sencillamente se quede sentado y esté de acuerdo conmigo; ese no es el trabajo de ellos“.
“Damas y caballeros, aquí estoy frente a ustedes con mi vestido de chifón rojo, mi rostro suavemente maquillado, mi cabello peinado gentilmente… ¿La Dama de Hierro del mundo occidental? ¿Una guerrera de la Guerra Fría? Bueno, sí. Si así es como quieren interpretar mi defensa de los valores de la libertad fundamentales para nuestro estilo de vida”.
Margaret Thatcher
Crecí viendo en cada telediario a Margaret Thatcher, una mujer a mis ojos, muuuuy mayor, y que sinceramente, me caía bastante mal. Me parecía fea, antipática, mandona…. Me importaba muy poco su política…. Pero podía escuchar a los mayores todo tipo de comentarios sobre la llamada “Dama de hierro”.
Hace bastante tiempo que tenía ganas de meterme un tanto a fondo a estudiar su vida; pero lo cierto es que la imagen que siempre tuve de ella, me hacía apartarme de ese proyecto, que siempre quedaba guardado entre mis papeles y en un rincón de mi cerebro.
Es hoy cuando me pongo manos a la obra, y deseo sacar unas cuantas lecciones de la vida de una mujer tan… Vamos a dejarlo en… Muy Interesante, y también muy especial.
Admirada por unos y odiada por otros, Margaret Thatcher ha logrado hacer historia en el mundo y ganarse el reconocimiento como una de las figuras más emblemáticas de todo Reino Unido en el siglo XX. Brillante en muchos sentidos, ha sido comparada con Winston Churchill, uno de los más férreos políticos en la historia de ese país y a quien ella también admiró.
La determinación que mostró durante toda su vida la llevó a derribar muchas barreras. Vamos a adentrarnos un poquito en ello
De apellido Roberts, Margaret Hilda nació en una familia modesta un 13 de octubre de 1925 en Lincolnshire (Inglaterra). Sus padres, Beatrice Ethel y Alfred Roberts, eran dueños de dos tiendas de comestibles en la ciudad de Grantham, en las que tiempo después ayudarían tanto Margaret como su hermana Muriel, desarrollando las primeras nociones de economía doméstica y negocios (de ahí la constante referencia hacia Margaret como “hija del tendero”).
Su padre, era conocido en la ciudad como un político y llegó a ser alcalde entre 1945 y 1946, lo que influenciaría enormemente la crianza de Margaret, quien también fue estrictamente formada bajo la creencia del metodismo.
Su educación primaria la recibió en Huntingtower Road donde obtendría una beca para la Escuela Femenina de Grantham y Kesteven. Durante estos años, Margaret no sólo demostró ser buena en los estudios, sino que también se ocupaba asistiendo a clases de natación, de piano, recitales de poesía, caminatas, y prácticas de hockey sobre césped.
Su implacable carácter se vio reflejado desde muy pequeña. De hecho, la BBC reseña que, a sus nueve años, después de recibir un premio en la escuela señaló: “No tuve suerte. Yo lo merecía“.
Logró entrar a Oxford en 1943 y cuatro años después obtuvo un título en química. En este tiempo recibió clases de la que sería ganadora de un Premio Nobel, Dorothy Hodgkin, con quien se especializaría en cristalografía de rayos X.
Sin dejar a un lado su vocación política, logró ser presidenta de la Asociación de Conservadores de Oxford y fue muy activa en este sentido. Además, en estos años se vio muy influenciada por el trabajo del Premio Nobel de Economía, Friedrich von Hayek, principalmente por su obra “Camino de Servidumbre” (1944), una de las obras más importantes del liberalismo en toda la historia de esta filosofía y que le enseñó a Thatcher sobre lo peligrosos que podría ser el socialismo para el mundo.
En una entrevista, Margaret Thatcher fue cuestionada sobre por qué estudiar química en vez de política, a lo que ella respondió que las personas primero deben ganarse la vida por sus propios medios, ya que no se obtiene ingresos en la política sino hasta que se gana un puesto como Miembro del Parlamento. Esto reafirma la arraigada crianza de Thatcher de trabajar duro para conseguir lo que se quiere.
Una vez graduada, ejercería la carrera en la empresa Plásticos BX, pero pronto lo dejaría por su amor a la política, que la llevó a participar por el puesto de Dartford en el parlamento británico en 1950 y 1951, de donde salió derrotada. A pesar de esto, dejó buenas impresiones entre los políticos con sus discursos y entre los medios de comunicación por ser tan joven y, sobre todo, mujer.
Más tarde, se casaría con Denis Thatcher, empresario exitoso y divorciado a quien había conocido durante la contienda. Éste le ayudaría a financiar sus estudios de Derecho en 1951, con lo cual Margaret creía que tendría más oportunidad con sus contrincantes. Consiguió especializarse en derecho tributario, en la categoría de barrister en 1953, año en el que tendría a sus mellizos Carol y Mark Thatcher y en el que iniciaría la frustración por no ser electa como candidata conservadora al Parlamento.
Después de ocuparse de los primeros años de vida de sus hijos, Thatcher vuelve a la contienda en 1959, donde finalmente es elegida como miembro del Parlamento. Dos años más tarde sería nombrada subsecretaria parlamentaria de pensiones y seguro nacional, marcando un precedente como la primera mujer y la persona más joven en ejercer tal puesto. En 1967 fue elegida para participar en el Programa de Liderazgo para Visitantes Internacionales (IVLP, por sus siglas en inglés) de la Embajada de los Estados Unidos, y más tarde se uniría al “Gabinete en la sombra” (Shadow Cabinet), grupo de parlamentarios que conformaban la oposición al gobierno.
En 1970, los conservadores triunfaron en las elecciones y el nuevo Primer Ministro, Edward Heath, nombró a Thatcher como su Ministra de Educación.
Se dice que Willie Whitelaw, entonces líder de la Cámara de los Comunes, le dijo a Heath antes de que escogiera a Thatcher: “Una vez que esté allí, nunca nos libraremos de ella“. Lo que demuestra la determinación y la perseverancia que caracterizaba a Margaret, así como la dureza del ambiente que la rodeaba.
Ya conocida por aborrecer el subsidio y el alto gasto social del Estado, Thatcher se propuso reducir los gastos en educación, lo que derivó en la abolición de la leche gratuita para todos los niños de entre 7 y 11 años en las escuelas. Esta última política fue bastante controvertida y criticada tanto por la prensa, como por el Partido Laborista. Toda esta situación le valdría el apodo de “Thatcher the Milk Snatcher” (Thatcher, la ladrona de leche). Sobre esta situación, Thatcher opinaría en su autobiografía que: “Aprendí una valiosa lección [de la experiencia]. Había incurrido en el máximo odio político por el mínimo de beneficio político.”
En estos años, Thatcher consideraba que su posición era frustrante, no por los calificativos, sino porque no lograba ser escuchada por el Primer Ministro. Esto le desilusionaría tanto que, de hecho, en una entrevista que realizó en 1973, fue cuestionada sobre si le gustaría ver a una mujer ocupando el puesto como Primer Ministro, a lo que Thatcher respondió: “Creo que depende de quién sea la persona. No pienso que vaya a haber una mujer Primer Ministra mientras yo esté viva“. Irónico ¿no es así?
A pesar de la polémica durante su gestión como Ministra de Educación, Thatcher logró aumentar la asistencia a las escuelas secundarias, pasando de un 32 a un 62%. En 1975 fue elegida como líder del Partido Conservador al oponerse a Edward Heath, tras una convincente y contundente retórica. De nuevo haría historia al ser la primera mujer en liderar a la oposición en la Cámara de los Comunes.
Para 1978, el país atravesaba fuertes protestas sindicales que demandaban aumentos salariales, a esto se le sumaban huelgas, embargos petroleros, desempleo, en fin, una situación económica crítica. Como líder de la oposición, Thatcher fue contundente con los laboristas y en 1979 lograría la mayoría de los votos para convertirse en la primera mujer de la historia de Reino Unido en alcanzar el puesto como Primer Ministro.
Cuando asumió su primer mandato como Primera Ministra, Margaret prometió luchar contra los sindicatos y defender el libre mercado con la firme convicción de que las personas tenían el poder de conseguir su propio éxito. Sin embargo, Reino Unido entraría en una severa recesión y a pesar de que Thatcher intentó luchar contra esto, la verdad es que los primeros años la inflación se disparó, al igual que el desempleo. Como es de suponer, esto generó grandes disturbios y en algún punto Thatcher fue considerada como la Primer Ministro más impopular desde que se tenía registro.
A pesar de todo, puso énfasis en la privatización de empresas públicas, la promoción del espíritu emprendedor y la desregulación, que empezaron a dar resultados a finales de su primer mandato en 1983, pasando de un 22% de inflación a un impresionante 4,9%.
También cumplió su palabra y se mostró firme ante los sindicatos, en especial con la huelga de los mineros que duraría un año desde 1984 a 1985 (ya en el segundo mandato) y que acabaría con la rendición del líder de los huelguistas. Este episodio de la historia británica, detuvo casi toda la actividad de la industria del carbón y las pérdidas monetarias fueron estimadas en más de 1500 millones de libras esterlinas; no obstante, sería crucial para el debilitamiento del movimiento sindical de ese país que nunca más recobraría el poder que ostentó en los tiempos anteriores a Thatcher. De esta forma, el movimiento que abatió al Primer Ministro anterior se vería derrotado por la “Dama de Hierro”.
Otro episodio muy destacado de este primer mandato fue la Guerra de las Islas Malvinas (o Falkland Islands, como se les conoce en Reino Unido) ocurrida en marzo de 1982. Todo empezó cuando la Junta Militar que lideraba a Argentina decidió ocupar este territorio, pensando que la nación europea no le daría tanta importancia al hecho, dado el retiro de portaviones y recortes presupuestarios en la defensa para este lugar. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario y Thatcher le declaró la guerra a Argentina diciendo que haría lo posible por recuperar las islas y que no cedería ante agresiones extranjeras.
Estas islas, han sido objeto de disputa histórica (aún no resuelta) por parte de Argentina y Reino Unido desde la época de los descubrimientos americanos, y son reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como territorio no autónomo administrado por Reino Unido y reclamado por Argentina.
El conflicto entre ambas naciones se extendió alrededor de tres meses y finalizó con la rendición argentina el 14 de junio. Las bajas fueron 649 para Argentina, 255 para el Reino Unido y 3 isleños. A pesar de estas lamentables pérdidas, la victoria fue el impulso que Thatcher necesitaba políticamente, ya que su carácter, compromiso y empeño fue considerado muy valioso por los británicos y le devolvió la popularidad. Esto, junto con los frutos que se empezaban a ver tras los ajustes económicos, la perfilaron como candidata favorita indiscutible de los británicos para el siguiente mandato, el cual ganaría con facilidad arrasando con los laboristas que apenas consiguieron un 27.6% de los votos.
En su segundo mandato, Thatcher pudo ser testigo de los resultados de su políticas económicas liberales que hicieron prosperar a Reino Unido. Los británicos ahora tenían la posibilidad de comprar acciones en empresas públicas privatizadas, como British Gas o British Telecommunications, lo que consolidaba a su “capitalismo popular”. Sin embargo, el desempleo sería un gran problema y Thatcher enfrentaría la gran huelga de la que hemos hablado con anterioridad, que a pesar de haber salido victoriosa, se ganaría el resentimiento de una parte importante de la clase trabajadora.
El 12 de octubre de 1984, un día antes del cumpleaños de Margaret, ocurriría el famoso intento de asesinato a Thatcher del que apenas salió viva con su marido. Se encontraba hospedada en el Grand Hotel Brighton, ya que al día siguiente debía asistir a una conferencia con el Partido Conservador, cuando el recinto fue bombardeado por el Ejército Republicano Irlandés Provisional (IRA) casi a las 3 de la madrugada. A pesar de que salió ilesa del incidente, otras cinco personas murieron, dos de ellas miembros del Partido Conservador. Los ataques no doblegaron a Thatcher, quien decidió continuar con el evento donde pronunció un discurso condenando los hechos: “Este ataque ha fallado. Todos los intentos de destruir la democracia mediante el terrorismo fracasarán“, señaló en aquel entonces.
Margaret Thatcher fue una de las primeras líderes de un Estado occidental en acoger positivamente a Mijaíl Gorbachov durante la Guerra Fría. Tras la reunión que ambos mantuvieron en 1984, Thatcher opinó: “Me gusta el Sr. Gorbachov. Podemos hacer negocios juntos“. Y eso se debía a que veía buenas intenciones en él en cuanto a promover las libertades civiles y económicas en Rusia.
A pesar de que los laboristas consiguieron mejores resultados que las elecciones anteriores, esto no detuvo la victoria de Margaret Thatcher en 1987, que iniciaría su tercer mandato y conseguiría lo que ningún otro Primer Ministro de Reino Unido había logrado en todo el siglo XX: permanecer en el puesto durante tantos años.
En este período, resaltó la oposición de Thatcher con respecto a la integración europea. Para siempre sería recordado el discurso de Brujas, donde dijo: “No hemos retrocedido exitosamente las fronteras del poder del Estado en Gran Bretaña, solo para volverlas a ver impuestas a un nivel europeo, con un super-Estado europeo ejerciendo un nuevo dominio desde Bruselas“. Todo esto, a pesar de que en 1975 tanto ella, como su partido apoyaran el ingreso del Reino Unido en la Comunidad Europea (nombre que le antecedió a la Unión Europea).
A pesar de que el desempleo había disminuido los primeros años de este tercer mandato, una nueva crisis se avecinaba para finales de 1989. En este año, la popularidad de Margaret se iría en picada tras el anuncio de la implementación del poll tax/community charge (conocido en español como impuesto de capitación o impuesto a la comunidad).
Este tributo, obligaba a todos los ciudadanos mayores de edad a pagar un mismo impuesto independientemente de su condición social, personal o de su renta. Para ponernos en contexto, esto significaba que cada uno de los miembros de una familia de 4 personas (todas mayores de edad) debían pagar el mismo impuesto que un millonario que vive sólo en su mansión, lo que por supuesto generó enormes críticas, descontentos, desobediencia civil y disturbios por parte de los británicos quienes manifestaban que el tributo era injusto por no considerar los diferentes ingresos de la población.
Es importante señalar que esta política también fue implementada sin consultarse anteriormente con los otros miembros del Partido, lo que causó desconfianza entre los colegas de Thatcher que desde hace un buen tiempo estaban empezando a darle la espalda por el acrecentamiento de la actitud autoritaria y el inexorable carácter de la misma, con el que muchas veces ignoraba los comentarios de sus compañeros.
Todo este conjunto de factores precipitaron la caída de Margaret, la cual estaba siendo aprovechada por el Partido Laborista, que superaba por un 14% al Partido Conservador. Más tarde, Thatcher se sentiría traicionada cuando su ex secretario de Defensa, Michael Heseltine, se le opondría en la elección de liderazgo. A pesar de que Thatcher ganó la primera ronda, Heseltine consiguió suficientes votos para ir a una segunda. Durante algunos días se puso en duda si Thatcher iba a presentarse para esta vuelta y, aunque Margaret habría declarado su intención de competir, tras reunirse con varios miembros del partido decidió dimitir del cargo como Primera Ministra.
El 28 de noviembre de 1990 se le vería por última vez saliendo entre lágrimas del 10 de Downing Street. Su sucesor: John Major, del Partido Conservador.
Thatcher se mantuvo activa en la política aún después de haber renunciado como Primera Ministra. Sin embargo, en 1992 anunció su retiro de la Cámara de los Comunes a sus 66 años y en el libro titulado “El Diario de Spicer” del ex secretario de Estado conservador, Michael Spicer, éste citó a Thatcher diciendo que si pudiera volver atrás no se dedicaría a la política, esto tras la desilusión que le causó dejar el puesto como Primera Ministra en 1990 y por cómo afectó la carrera a su familia.
Margaret publicó sus memorias en dos libros: The Downing Street Years (1993) y The Path to Power (1995). Además, se le concedió el título de baronesa. También publicó el libro Statecraft: Strategies for a Changing World (2002) donde opinaba sobre las guerras de Medio Oriente y el estado de Reino Unido en la Unión Europea, en el cual razonaba que se debían renegociar los términos de membresía o salirse del bloque para unirse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
En 2003 murió su marido Denis Thatcher y desde entonces sus apariciones públicas disminuyeron severamente, también producto de haber sufrido múltiples accidentes cerebrovasculares y haber sufrido de demencia senil, de acuerdo con el libro A Swim-On Part In The Goldfish Bowl (2008) publicado por su hija Carol.
En el 2011, se estrenó la famosa película protagonizada por Meryl Streep titulada The Iron Lady (La Dama de Hierro), donde la misma interpreta a una Margaret Thatcher en sus últimos años de vida, luchando contra la demencia senil mientras recuerda y añora los grandes acontecimientos que sucedieron a lo largo de toda su vida, en especial mientras fue Primera Ministra de Reino Unido. Por ésta interpretación, Meryl Streep ganó un Oscar como Mejor Actriz. Al hablar sobre Thatcher, Streep ha dicho que “fue una pionera, voluntaria o involuntariamente, en el papel de la mujer en la política. Es difícil imaginar una parte de nuestra historia actual que no se haya visto afectada por las medidas que presentó en el Reino Unido a fines del siglo XX
Finalmente, Margaret Thatcher falleció el 8 de abril de 2013 a sus 87 años, después de sufrir otro derrame cerebral. Como no podía ser de otra forma, su muerte también generó controversia ya que hubo tanto lamentos, como celebraciones.
En ciudades como Londres, Glasgow y Bristol, la gente salió a las calles llena de alegría y hasta con champán. La canción “Ding Dong The Witch Is Dead” (Ding Dong La Bruja está Muerta) de la famosa película de El Mago de Oz retumbó por las calles y hasta alcanzó los primeros puestos de venta en el Reino Unido.
A pesar de las intenciones de realizarle un funeral de Estado, se cumplió el deseo de Thatcher y simplemente fue honrada en la Catedral de San Pablo (Londres), donde se le otorgaron todos los honores militares, una despedida a la misma altura de la de la Reina Madre y la Princesa Diana. Aún en esta ceremonia, se podían escuchar abucheos y comentarios negativos de personas que resintieron sus políticas y que consideraban que en estos honores se estaba invirtiendo demasiado dinero, cuyo costo estuvo estimado en unas 10 millones de libras.
Quiero quedarme con su perseverancia, liderazgo, determinación y trabajo duro en un ambiente que estaba profundamente dominado por hombres. También pienso que desde su posición de poder pudo haber hecho más por su género; sin embargo, Thatcher siempre consideró que los grandes puestos se debían ganar con gran esfuerzo y arduo trabajo, indistintamente del sexo de las personas.
Thatcher demostró a muchos que tener convicción en tus ideales puede llevarte muy lejos y hasta cambiar una nación entera. Además, fue un ejemplo de cómo actuar resulta mejor que hablar o alardear; definitivamente una mujer enfocada en conseguir resultados concretos, Todo esto logró inspirar a la siguiente generación de mujeres a ser más activas en la política y a no sucumbir ante un mundo que puede no ser tan favorable para los propósitos que puedan tener.
Me encanta ahondar en biografías interesantes, y es muy curioso que en la mayoría de ellas, siempre hay un origen, de algún modo con matices cristianos.
No sé si todos conocen el dato que dejé al principio, de que Margaret, fue criada en el Metodismo; como todos sabéis, El Metodismo es un movimiento de renovación espiritual de la iglesia que surgió en Inglaterra en el seno de la Iglesia Anglicana, como respuesta a la corrupción y a la descomposición que reinaba en la sociedad de aquella época. El Metodismo fue fruto de un trabajo de equipo en el que ocuparon un destacado lugar los predicadores itinerantes, laicos que dedicaban su vida a visitar y predicar en las diversas sociedades Metodistas. Y no podemos de dejar de recordar en este momento a Susana Wesley, sus hijos, en especial a Juan Wesley. ¿No os resulta curioso?
He evitado, por espacio y por algunas temas que me desagradan bastante de esta biografía, unas cuantas cosas. Pero he de reconocer, que me ha encantado pasearme un largo rato por la vida de “La dama de hierro”.
Cundo pienso en su perseverancia férrea, su trabajo incansable, sus convicciones ultra firmes llevadas hasta sus últimas consecuencias, me miro a mi misma y creo que me puede dar muchas lecciones. No quiero hablar de política, jamás fue mi intención, y me guardo mis opiniones personales; pero entre muchos modos de actuar o pensar con los que no estoy de acuerdo, he de reconocer y recordar que aquello de…
“Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien”. 2ª Tesalonicenses 3:13
“Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Efesios 6:18
“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad”. 2ª Pedro 1:5-6
“Si perseveramos, también reinaremos con El; si le negamos, El también nos negará”. 2ª Timoteo 2:12
Y, por supuesto, perseverar día a día en la extensión del reino, un reino maravilloso e inconmovible.
¡Gracias Margaret!
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - La dama de hierro