¿Es ético maquillar la contabilidad?

Cómo obrar ante la tentación de ajustar los estados financieros.

08 DE MAYO DE 2025
09:00 CEST
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Foto de Mick Haupt en Unsplash

La contabilidad es el lenguaje de los negocios. A través de ella se reflejan las decisiones, el crecimiento y la transparencia de una empresa. Sin embargo, en muchos contextos empresariales, la tentación de “ajustar” o “maquillar” los estados financieros ha sido una práctica común para mostrar una imagen más favorable de lo que en realidad ocurre puertas adentro. ¿Pero qué implica maquillar la contabilidad? ¿Y, más aún, es ético hacerlo?

 

El maquillaje contable: ¿inocente o engañoso?

El maquillaje contable consiste en alterar o presentar de forma intencionadamente ambigua los estados financieros de una empresa, con el fin de mejorar la percepción de los inversores, bancos, empleados o incluso del fisco. Aunque en algunos casos no constituye un delito directo (como la manipulación abierta de cifras), sí suele violar principios contables fundamentales como la imagen fiel, la transparencia y la prudencia.

En España, el Código de Comercio y el Plan General de Contabilidad establecen que los libros y estados contables deben ofrecer una visión clara, exacta y veraz de la situación de la empresa. Además, el artículo 34.2 del Código de Comercio establece:

"Las cuentas anuales deben redactarse con claridad y mostrar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa."

Entonces, si la ley llama a reflejar la verdad, ¿por qué aún se practica el maquillaje contable?

 

Las motivaciones detrás del maquillaje

Las razones varían: evitar pagar impuestos, atraer inversores, obtener financiamiento, ocultar pérdidas, o incluso cumplir con metas internas. En muchos casos, se parte de una lógica de supervivencia o conveniencia. Pero aquí es donde el cristiano empresario debe hacerse la pregunta más importante: ¿es esto coherente con los valores del Reino?

 

Una mirada bíblica a la integridad financiera

La Biblia es clara cuando habla de justicia, integridad y veracidad. En Proverbios 11:1 se afirma:

“El Señor abomina las balanzas falsas, pero aprueba las pesas exactas.”

Y en Lucas 16:10, Jesús enseñó:

“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.”

Estos versículos no solo apelan a la conducta personal, sino también al ejercicio de nuestras responsabilidades empresariales. El empresario cristiano está llamado a ser ejemplo de verdad, aun cuando eso implique mostrar cifras no tan “bonitas”.

Maquillar la contabilidad, aunque no siempre sea ilegal, representa un tipo de engaño financiero que contradice los principios de integridad y transparencia. Además, puede abrir la puerta a consecuencias legales y reputacionales que afecten no solo a la empresa, sino también a su testimonio.

 

Las consecuencias del engaño

Numerosas empresas han caído por prácticas que inicialmente parecían “pequeños ajustes”. El caso de Enron, en Estados Unidos, hace veinte años; o el escándalo contable de Let’s Gowex en España, hace casi once años, son ejemplos de cómo el maquillaje contable puede escalar hasta convertirse en fraude.

En República Dominicana, también ha habido casos de maquillaje contable. El de más impacto se refiere al colapso y fraude bancario del Banco Intercontinental (BANINTER) en 2003, que resultó en una pérdida de 2,200 millones de dólares. Este fue el mayor fraude corporativo en la historia del país. Y como dice Números 32:23:

“...y sabed que vuestro pecado os alcanzará.”

El maquillaje contable, no se trata solo de números, se trata de confianza, de reputación, de propósito. Y también se trata de obedecer a Dios en cada decisión que tomamos como administradores de los recursos que Él ha puesto en nuestras manos.

 

Reflexión final

En un mundo donde las apariencias muchas veces valen más que la verdad, el empresario cristiano está llamado a marcar la diferencia. La ética no se negocia. Los principios no se ajustan. La verdad no se maquilla.

Decidir ser íntegro, incluso cuando nadie está mirando, es una de las mayores manifestaciones de liderazgo espiritual. Porque en la contabilidad, como en la vida, Dios no solo examina los balances, sino también el corazón.

“Bienaventurado el hombre que teme al Señor, que en sus mandamientos se deleita en gran manera... Su justicia permanece para siempre” (Salmo 112:1,3).

¡Éxitos!

 

Digna Paulino es Autora, Coach, Asesora y Educadora y Planificadora de Financiera de Calidad. Fundadora & CEO – Equipa, BP Consultoría y Liderando tus Finanzas. Más información:

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