Médicos evangélicos ante la tercera ola en España: “Dependemos los unos de los otros”
Conversamos con cuatro médicos evangélicos sobre la situación de la covid-19 en España. Ante la crisis actual, animan a los cristianos a tener una actitud diferencial y “mostrar el amor de Dios de una forma visible”.
ESPAÑA · 21 DE ENERO DE 2021 · 10:35
La tercera ola del covid-19 es una realidad. Las previsiones más pesimistas se están cumpliendo en este invierno en Europa, con los contagios aumentando de forma vertiginosa y la presión asistencial escalando en muchos puntos de España.
Una vez más, los sanitarios se enfrentan a esta situación desde la primera línea de batalla. Desde Protestante Digital hemos contactado con algunos médicos en activo de fe evangélica para que nos expliquen de qué forma afrontan su trabajo y qué podemos hacer para enfrentar la pandemia.
Crisis
Los sanitarios perciben el momento actual como “malo”, “preoupante”, o “muy grave”. Para Orlando Enríquez, médico de familia, “la pandemia sigue avanzando y estamos ya ante una tercera ola” evidente que tendrá consecuencias muy duras.
Simeón Eremiev, residente de Medicina en el hospital Vall d’Hebrón, atiende a pacientes de covid-19 desde hace meses.“Estamos notando cómo aumentan los casos, especialmente relacionados con las vacaciones de Navidad -apunta Eremiev-. No sólo preocupa que las nuevas cepas sean tan contagiosas que aumenten bruscamente en número de casos o que la enfermedad colapse las urgencias y las UCIs, canse al personal sanitario, paralice la economía... sino que, yendo a lo personal, se lleva por delante a gente vulnerable que escasos días atrás estaba celebrando las fiestas con su familia, con todo el drama que supone”.
Para Sara Ares, médica de familia que trabaja en un centro de salud de Madrid, “es horrible porque entre todas esas personas, algunas requerirán ingreso y además fallecerán por una enfermedad que es evitable tomando las medidas de seguridad adecuada”. Otro problema agregado, advierte, es que el aumento de diagnósticos graves de covid-19 reduce la atención a otras patologías, por lo que “se hará un peor seguimiento de aquellas enfermedades ya conocidas”.
Raquel Barrantes, especialista en anestesiología y secretaria de la Unión Médica Evangélica, no duda que estamos “en el peor momento de la pandemia tanto por la incidencia de casos como por los efectos acumulados a todos los niveles: sociosanitario, económico, psicológico..”.
Fracaso político
En octubre, el Gobierno aprobó un nuevo estado de alarma con la intención de que se tomaran medidas restrictivas para doblegar la curva de contagios. Se pretendía lograr un descenso de la curva a 25 casos por cada 100.000 habitantes a catorce días. El decreto de estado de alarma descargó parte de la responsabilidad de tomar medidas específicas en los gobiernos autonómicos. Sin embargo, tanto la estrategia estatal como regional no parece haber resultado efectiva. Algo semejante ha ocurrido en otros países europeos como Alemania, Reino Unido, Portugal, Francia o Italia. ¿Por qué?
Los médicos reconocen que la pandemia es una situación anómala y muy dificil de afrontar. “Es evidente que es muy difícil frenar la pandemia, así lo demuestra la situación mundial”, afirma Raquel Barrantes. Entre otros problemas, señala la “deficiente previsión y planificación de actuaciones en un sistema sanitario escaso de recursos, especialmente humanos; o la comunicación con los ciudadanos en general, que requiere de información clara avalada por expertos y sin tintes políticos”.
Para Simeón Eremiev, “desde el ámbito científico y académico sabemos que el confinamiento “estricto o ‘duro’ funciona para doblegar la famosa curva. Sin embargo, como ya se sabe, no es una medida gratuita puesto que afecta principalmente a la economía del país y a la vida de muchas personas. Son los líderes políticos, con la ayuda de expertos, quienes afrontan la complicada tarea de proponer y hacer efectivas las medidas. Quiero creer que en general se esfuerzan por proponer soluciones desde la responsabilidad”. Una misión difícil en la que la “idiosincrasia política” de nuestro país no ayuda, “comenzando por un gobierno de coalición, con un liderazgo dividido, continuando por la “politización” de las medidas y pasando por las diversas comunidades autónomas con unas competencias difusas en Salud, lo que hace difícil establecer medidas homogéneas y justas que sean comprensibles por toda la ciudadanía”.
Esa toma de decisiones, reconoce Sara Ares, es “difícil”, sin embargo “ha faltado valentía para escuchar y hacer lo que los profesionales han reclamado desde el inicio: contratar rastreadores, reforzar la Atención Primaria y la Salud Pública para evitar tener que tomar medidas más estrictas”.
Todos coinciden en que se percibe falta de liderazgo y unidad. “Nuestros políticos están, más bien, midiendo el posible efecto de sus decisiones en términos de rentabilidad política -reflexiona Orlando Enríquez-, y por tanto no tienen un discurso firme, que pudiera ser interpretado como “dictatorial”. Hagan lo que hagan unos, o digan lo que digan, será usado en su contra por el oponente político. Esto no ayuda”.
Colaborar y cumplir
Más allá de las decisiones políticas, el comportamiento de grupo es una de las claves para detener el avance de la pandemia. ¿De qué forma estamos respondiendo la sociedad civil ante este desafío?
Simeón Eremiev considera que ha quedado claro que “cuando se relajan las medidas aumentan los casos”. A pesar de ello hay personas que “minimizan el problema o restan importancia a la eficacia de las medidas, escudándose en casos particulares mal interpretados, en prejuicios hacia el sistema (los negacionistas) o simplemente en su libertad individual”. Sin embargo “este no es un problema que afecte a la libertad individual, sino que afecta a la sociedad en su conjunto. Todos tenemos parte de esta sociedad y nuestras acciones tienen repercusiones en el prójimo”, apunta.
Para Sara Ares es fundamental seguir las normas básicas de seguridad (lavado de manos, mascarilla) “evitando los lugares cerrados y evitar comer o beber con cualquier persona que no sea conviviente. Si quiero quedar con amigos, en el parque y con distancia”. Y en segundo lugar, “vacunándoos cuando sea posible”.
Y es que el riesgo de contagio aumenta al tener interacción social. Es por ello que Orlando Enríquez recomienda restringir estos encuentros “de manera drástica” y “cuidar los aforos en espacios cerrados”. “Parece que las vacunas podrán ofertar un tiempo de cierta seguridad en los próximos meses, aunque no está clara la duración de la inmunidad”, por lo que será necesario mantener medidas de precaución durante -al menos- varios meses.
Para Raquel Barrantes, este componente de responsabilidad propia pasa por entender que “dependemos los unos de los otros”, pero también se necesitan referentes ejemplares: “nadie debe estar por encima de las normas estipuladas”. Cabe recordar que en noviembre, la Unión Médica Evangélica publicó un documento con recomendaciones para evitar los contagios en las reuniones presenciales.
El testimonio cristiano
En medio de una situación tan compleja y dura, los cristianos tenemos una oportunidad de servicio. Es hora de “mantener los ojos fijos en el Señor para cumplir su propósito allí donde nos ha puesto a cada uno”, añade Raquel Barrantes. “Muchas personas se encuentran solas, asustadas, en proceso de duelo, confundidas… Los enfermos pasan largas horas aislados día tras día, en soledad. La tecnología actual permite ministrar a estas personas con mensajes e incluso oración, a pesar del aislamiento”, comenta, añadiendo además oportunidades de servir a través de obra social o ayuda directa a vecinos y conocidos. “Hay un inmenso abanico de oportunidades para servir y mostrar el amor de Dios de una forma visible y probablemente también multitud de personas que no saben a quién recurrir con sus necesidades físicas y espirituales”.
A este servicio, Orlando Enríquez añade que podemos ocuparnos en la “oración constante, tanto por la pandemia, como los avances en investigación para los tratamientos, como por nuestras autoridades, quienes, por cierto, no lo tienen nada fácil”.
“Tenemos una oportunidad como ninguna de mostrar la esperanza que hay en el amor de Cristo y el cuidado de Dios en medio de la adversidad”, comenta Simeón Eremiev, que recomienda leer el libro “Justicia generosa”, donde Tim Keller hace un excelente trabajo explicando el impacto que tienen los pequeños actos de amor de un cristiano en la vida de su barrio”. Y “para los más reticentes a las medidas gubernamentales, en la primera carta de Pedro se nos insta a que nos sometamos a las autoridades. No creo que deba ser un sometimiento ciego, pero sí motivado por el mismo amor mencionado previamente que busca el bien del prójimo”.
Sara Ares coincide en que es un momento clave para vivir la fe en muchos ámbitos, como la oración y el servicio. Añade la responsabilidad al usar las redes sociales, donde es importante “formarse antes de compartir información falsa. Si vas a usar tu voz, comparte cómo protegerte frente a la Covid-19 y fomenta la vacunación”. También considera necesario que “seamos humildes y no nos dejemos llevar por nuestra propia prudencia, nosotros nos podemos contagiar como los demás”. Esta médico señala asimismo la importancia de “ser agradecidos y amables cuando tratemos con sanitarios y funcionarios, ellos no son los culpables de que las cosas no funcionen bien, muchos están agotados y algunos han dejado su profesión por no poder sobrellevar esta situación”. Finalmente, anima a los cristianos a no caer en la queja: “nuestro país vive en una queja continua por casi cualquier medida frente a la pandemia. Si como cristianos estamos quejándonos continuamente, significa que no hemos entendido que somos peregrinos y que en este mundo tendremos aflicción. ¿Se nos ha olvidado que Dios tiene la última palabra? Hagamos algo constructivo. La próxima queja que te venga a la cabeza, ora: ‘Venga su Reino, hágase tu voluntad…’ Actúa en lo que esté en tu mano actuar y oremos para resistir la tentación de quejarnos”.
En definitiva, para estos médicos la fe en Jesús puede florecer en estos momentos de dificultad, asidos a una esperanza que se mantiene incluso ante la muerte. “Podemos recordar a quienes nos rodean que es un buen momento para reflexionar sobre nuestras propias limitaciones y sobre la necesidad de lo trascendente, ya que la vida es frágil; esta pandemia lo ha puesto en evidencia, y, por tanto, compartir el evangelio de la vida eterna en Cristo sigue siendo urgente y prioritario”, concluye Orlando Enríquez.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ESPAÑA - Médicos evangélicos ante la tercera ola en España: “Dependemos los unos de los otros”
Ya que has llegado hasta aquí…
… Protestante Digital es un medio de vocación independiente. Para ello, necesitamos el apoyo de nuestros lectores. Te presentamos algunas formas de colaborar, aquí puedes encontrar más info.
¿Quieres apoyar esta labor?
Estas son las plataformas para donar que tenemos a tu disposición, también puedes hacer una transferencia en: LA CAIXA 2100 0853 53 0200278394, asunto "Donativo Protestante Digital"