Primera visita oficial a España del Arzobispo de Utrecht, presidente de 90 mil «viejo católicos» europeos
Joris Vercammen, Arzobispo de Utrecht, preside la unión de varias iglesias que se separaron de la jerarquía de Roma en el siglo XVIII, y que están en armonía con la doctrina de la Comunión anglicana, con la que tienen una estrecha relación a raíz del llamado Acuerdo de Bonn, que cumple 75 años. El presidente de casi 90 mil fieles “viejo católicos” europeos visita oficialmente España por primera vez.
MADRID · 06 DE NOVIEMBRE DE 2006 · 23:00
Con motivo del 75º aniversario del “Acuerdo de Bonn” Joris Vercammen Arzobispo de Utrecht predicará en el del Oficio Vespertino Cantado que se celebrará el próximo miércoles día 8 de noviembre a las 18.30 h., en la Iglesia Catedral del Redentor, Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión Anglicana) calle Beneficencia, 18.
La iglesia Viejo Católica, en Holanda, cuenta con unos 12.000 fieles. Otras iglesias viejo-católicas son las de Alemania y Austria, y la cristiano-católica de Suiza; en Alemania cuentan con 30.000, en Suiza con 2.500, y en Austria con 40.000 miembros. La Unión de estas Iglesias Viejo Católicas eirpeas es la que preside Joris Vercammen, Arzobispo de Utrecht.
LA SEPARACIÓN DE ROMA
La iglesia de Utrecht (Holanda) se separó de la comunión con Roma en el s. XVIII. Así nació una comunidad separada que se consideró parte de la Iglesia Católica (universal), pero no Romana.
Los Viejo Católicos alemanes se separaron de Roma a raíz de la definición de la infalibilidad papal por el Concilio Vaticano I en 1870. Uno de los historiadores católicos alemanes más conocidos de la época, el Dr. Ignaz von Dillinger (1799-1890), con el apoyo de un grupo de sacerdotes y teólogos, mantuvieron su oposición a la definición hasta la excomunión por el Vaticano.
Los disidentes adoptaron el nombre de viejo católicos, indicando así el programa de su movimiento: mantener la fe católica en el estado en que estaba antes de la promulgación del nuevo dogma. En un congreso llevado a cabo en Colonia en septiembre de 1892, se organizaron en Iglesia.
Como entre los disidentes no había ningún obispo, se les planteó el problema de cómo asegurar la sucesión episcopal y sacerdotal. En este dilema recibieron la ayuda de la iglesia de Utrecht, que había mantenido la sucesión apostólica desde su separación de Roma. En 1874 el arzobispo de Utrecht consagró un obispo para Alemania, J. H. Reinkens, con sede en Bonn, y en 1876 uno para Suiza, E. Hertzog, con sede en Berna.
RELACIÓN CON LA COMUNIÓN ANGLICANA
Quizá un acontecimiento importante en la vida de la Iglesia Viejo Católica ha sido su entrada en comunión con las Iglesias Anglicanas. Desde la primera Conferencia de Bonn, en 1874, tuvieron contactos con los anglicanos, y en 1931 se celebró una conferencia entre una comisión mixta que resultó en el “Acuerdo de Bonn” del 2 julio 1931. Desde el establecimiento de la intercomunión en 1931, ha sido una práctica frecuente que obispos viejo católicos tomen parte en consagraciones de obispos anglicanos.
La Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión anglicana española) ratifico el acuerdo de Bonn en 1965, aunque las relaciones fraternales venían produciéndose desde 1880 y en la mayoría de las consagraciones de la Iglesia Española ha participado al menos un obispo viejo católico que representaba a la Unión de Utrecht.
DOCTRINA VIEJO-CATÓLICA
La base doctrinal de los viejos católicos es la Declaración de Utrecht. Fue preparada por una asamblea de los obispos de esta confesión en Utrecht y promulgada el día 4 septiembre 1889. Profesa una base de fe muy parecida a la anglicana: es decir, se adhiere a los decretos de los concilios hasta el año 1000. Incluye un rechazo explícito de los decretos sobre el papado dados por el Concilio Vaticano I; el dogma de la Inmaculada Concepción; las Constituciones Unigenitus (1713) y Auctorem fidei (1786), por las que fueron condenados los jansenistas y el Syllabus de 1864.
En cuanto al Concilio de Trento, la declaración rechaza sus decretos disciplinarios, y acepta las decisiones dogmáticas del Concilio «en todo lo que se ajustan a la enseñanza de la Iglesia primitiva».
La Declaración de Utrecht sigue siendo la norma que une las Iglesias Viejo Católicas, aunque tiende a darse entre ellas alguna variedad y en ocasiones la orientación hacia un cierto liberalismo.
El celibato eclesiástico fue abandonado desde el principio, con excepción de Holanda, donde fue mantenido hasta 1923. No hay congregaciones religiosas. El sacramento de la Penitencia lo mantienen, pero, como ocurre entre los anglicanos, lo usan solamente cuando el individuo lo cree necesario para tranquilizar su conciencia. Cada comunidad tiene su liturgia propia tradicional.
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