Oficios en La Biblia

Pilar Olmedo nos ofrece un libro que atrae y seduce por su originalidad, por recordarnos temas a los que no siempre concedemos atención.

22 DE JULIO DE 2015 · 12:20

Parte de la portada del libro ,
Parte de la portada del libro

Sin que nadie se enfade, digo lo que digo: pocos libros verdaderamente originales salen de imprentas escritos por autores evangélicos. Me llega uno cuyo contenido me ha causado sorpresa. El título dice: OFICIOS EN LA BIBLIA. Ha sido escrito por Pilar Olmedo.

Pilar es miembro de la Iglesia evangélica en Tomelloso, Ciudad Real. Madre de dos hijos, tiene como oficio principal sus labores, como se decía antes. No es poca labor para una mujer llevar una casa donde viven tres hombres. Otra de sus labores es la poesía. Compuso el primer poema cuando tenía 10 años. También escribe artículos. Poemas y artículos suyos han aparecido en revistas tales como EL HERALDO DEL PUEBLO, REVISTA ANDAMIO y ALTERNATIVA 2000. Esta última, publicada en Madrid durante diez años por éste comentarista, guarda en sus tomos encuadernados ensayos y poemas de Pilar Olmedo. Su poesía está arraigada en el clasicismo: el paisaje, el amor, la religión. No hay en ella desasosiego, ira ni protesta. Sus versos son un canto de alabanza a la belleza, a la serenidad, al equilibrio, a Dios y al ser humano. De aquí su desvinculación a otras corrientes. En todas ellas se aprecia el apego a la naturaleza, al humanismo y, de forma más destacada, a la espiritualidad. Su literatura, en general, es inseparable de lo espiritual. Tal actitud, libre de dudas y abierta por el Espíritu que alienta en ella, es verdaderamente cristiana.

Ahora aparece o reaparece con un libro extraño. Así me lo parece. Mi biblioteca personal consta de seis mil libros. Ni uno de ellos trata de los oficios en la Biblia. Lo que no se le ocurra a una mujer ni a los extraterrestres, si existen, se les ocurre.

En la introducción Pilar hace una apología del trabajo. Incluye una simpática historia personal que deseo a los lectores que la rían, como la he reído yo. Esta es: “Cuenta mi madre que, cuando le preguntaban a su hermano menor qué sería de mayor y a qué oficio se dedicaría, él respondía todo serio: “acerero, yo seré acerero” ¿Y qué es eso?, querían saber todos. Pues pasar de acera a acera, decía, y sonreía al contestar. O sea, nada de empresario metalúrgico; pensaba dedicarse a la vagancia”.

Después de la chispa de humor Pilar recobra la seriedad y escribe: “el trabajo, aunque en algunos momentos pueda no parecerlo, es bueno. Dignifica a la persona…. Es bueno porque entra en los planes de Dios, aunque pudiéramos pensar que se trata de un castigo impuesto a la raza humana”.

Olmedo identifica en las 234 páginas del libro hasta cincuenta oficios que tienen presencia en la Biblia. Desde luego no aparecen los programadores informáticos, pero sí otros en los que no nos habíamos fijado.

Están los intérpretes: “De no haber ocurrido lo de Babel, el intérprete no habría sido necesario”, apunta la autora.

También los carteros.

Alguna enciclopedia atribuye el origen de las cartas, como las conocemos ahora, al siglo XII. Otros estudios afirman que ya las utilizaban las antiguas civilizaciones egipcias, griegas, y romanas. En la Biblia se menciona la carta que David escribió a Joab para que pusiera a Urías al frente de la batalla (2º Samuel 11:14). En este caso la propia víctima ejerció de cartero. Para Pilar, el cartero se menciona ya en el capítulo 24 de Deuteronomio.

El cocinero no escapa a la observación de la autora. Dice que desde Génesis hasta Apocalipsis, con las bodas del Cordero, hay continuas referencias a la comida. Y si comida hay también debe haber quien la cocine.

Llama controladores aéreos a los atalayas que desde la cumbre de las torres hacían sonar sus trompetas para advertir de los peligros que se avecinaban.

El Mossad, servicio de espionaje y contraespionaje israelí, creado en diciembre de 1949, ya existía, aunque de otra forma, miles de años atrás. Olmedo se hace eco de un artículo cuyo autor afirma que el de espía es el oficio más viejo, practicado por la serpiente que se infiltró en el paraíso para abortar los planes de Dios. Luego cita, naturalmente, la historia de espionaje protagonizada por Josué y Caleb (Números 14).

Los oficios de labrador, músico, pastor, ganadero, carpintero, viticultor, juez, militar, prostituta, funcionario de prisiones, copero, panadero, gobernador, médico, recaudador de impuestos, capataz, hechicero, cantante, boyero, profeta, pescador, banquero y otros, no son difíciles de identificar en la Biblia.

Cuando Pilar incluye en su lista al personal de servicio piensa en el que rindió Jesús en vida, hasta el punto de ceñirse una toalla y lavar los pies de los discípulos. Como pedagogo indiscutible recurre a Salomón, autor de libros como los Proverbios. El oficio de comadrona lo ejercieron dos parteras de Egipto, Sifra y Fira. Estas mujeres, señala Pilar, temieron más a Dios que a ser despedidas por el Faraón. El funcionario de prisiones está fácilmente localizado en la historia de José y en el carcelero de Filipo. Los oficios de anestesista y cirujano lleva a la autora al segundo capítulo de la Biblia: “Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán” (anestesia), “y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar” (cirugía).

Jean de La Bruyére, moralista y académico francés del siglo XVII, escribió estas palabras: “en el oficio de escribir un libro, como el de construir un reloj de pared, hace falta tener algo más que espíritu para ser autor”.

Hace falta tener lo que ha tenido Pilar Olmedo: dedicarse al estudio de la Biblia, extraer del Libro las ideas para su propósito literario, redactar con claridad cosas que merecen ser leídas y ofrecernos un libro que atrae y seduce por su originalidad, por recordarnos temas a los que no siempre concedemos atención. Gracias, Pilar.

P.D. Personas interesadas en LOS OFICIOS EN LA BIBLIA pueden dirigirse a Editorial Peregrino, La Almazara 19, 13350 Moral de Calatrava (Ciudad Real).

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