Recordar para no repetir
Las palabras del apóstol son toda una invitación a no dar un solo paso hacia el futuro sin considerar y aprender seriamente del pasado.
20 DE AGOSTO DE 2022 · 22:00

1 Co. 10:1-13
Los hechos relatados en este pasaje rememoran episodios históricos del pueblo de Dios en los que sufrió frustración, pérdida y desierto. Describen cosas sucedidas después de que Israel viviera y experimentara la historia más grande jamás contada: “Éxodo/Sinaí”. El pueblo fue librado de la esclavitud, sintió la gracia compasiva del Dios verdadero que oyó el clamor de los suyos, se acordó de su pacto, los miró, los reconoció y, finalmente, los liberó de sus cadenas ofreciéndoles un nuevo proyecto de vida en comunidad bajo su guía.
Ahora bien, en estos textos se hace una memoria de la historia que recoge particularmente momentos de crisis del pueblo; episodios dramáticos marcados por la desobediencia, la murmuración y la idolatría ¿Por qué se rememoran estos hechos? Porque somos llamados a recordar e interpretar la historia pasada de un modo revisionista. Es decir, acercándonos a ella atendiendo a las actitudes y comportamientos que nos condujeron por caminos desviados en los que nuestra identidad quedó dañada y sufrimos fracasos inesperados. Estas cosas, por tanto, están escritas no para refrescar nuestra memoria informativa, sino para alertarnos a no repetir los mismos errores.
Las palabras del apóstol son toda una invitación a no dar un solo paso hacia el futuro sin considerar y aprender seriamente del pasado. A veces, cometemos el grave error de pensar que somos lo que somos por lo que pensamos o por lo que decimos. Y no es cierto. Somos lo que somos, sobre todo, por lo que vivimos. Lo que realmente construye nuestra propia historia personal y comunitaria no es sólo el discurso, sino que es por encima de todo aquello que vivimos, lo que hemos plasmado en hechos concretos. Eso es, en el fondo, lo que nos coloca sobre el soporte firme de una casa construida sobre la roca, o lo que nos deja sin sostén como una casa construida sobre la arena.
Por esa razón es tan importante leer el pasado. Porque un mal pasado ignorado u olvidado puede reescribir el futuro. Y somos llamados a recordar para no repetir errores. La Palabra de Dios nos invita a mirar, a considerar y evaluar tanto el pasado, como el presente y el futuro en un mismo plano. Porque las posibilidades de futuro no se encuentran hipotecadas por los fracasos, ni por los pecados, ni por la rebeldía, sino que se encuentran liberadas por la gracia de un Dios con el que siempre es posible volver a empezar por encima de los errores, las rebeliones, las asperezas y los conflictos de la vida. Porque no hay pecado que sobrepase el perdón de Dios. Soli Deo Gloria.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En el camino - Recordar para no repetir