La santidad personal no está de moda
Vivir en santidad como estilo de vida es descubrir el verdadero secreto de la felicidad.
12 DE MAYO DE 2024 · 09:00

Observo dos tendencias muy polarizadas entre nosotros, la primera es que en el subconsciente de muchos cristianos esta clase de vida tan puritana no es del todo posible y que hemos de ser muy realistas y hacer lo que buenamente podamos porque como cristianos contemporáneos tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. Y tampoco se trata de ser unos santurrones de pacotilla a estas alturas de la vida.
Y la otra tendencia es confundir la santidad con una farragosa religiosidad basada en un insoportable legalismo bíblico que puede resultar más esclavizante que otra cosa. La gracia de Dios no es un salvoconducto para pecar y resarcirnos realizando simples oraciones de penitencia exprés, porque tampoco es eso amigos, ni mucho menos.
“Procuremos la paz con todos y la santidad…” este no es un concepto ni arminiano ni calvinista, es un principio divino inapelable (Hebreos 12:14). Cuando Dios en su Palabra nos declara “Sed santos, porque yo soy santo, en toda vuestra manera de vivir” es porque es posible, necesario y deseable para todos los creyentes confesos. Las citas bíblicas que nos proponen una vida de santidad personal y colectiva son innumerables. (1ª Pedro 1:14-16).
Personalmente me declaro un sincero pietista para la gloria y honra del Señor, aunque a la vez me siento tan vulnerable como cualquier otro mortal. Pero sabemos que la voluntad expresa del Señor es nuestra santificación integral (1ª Tesalon. 4:3). Al paso de los años he ido descubriendo la belleza de la santidad divina, cosa que me resulta extraordinariamente atractiva, al observar la pureza inmaculada del carácter de Dios. A mí me gusta mucho como es nuestro buen Dios en su magnificencia y santidad perfecta.
Vivir santamente como una forma de agradar a Dios en todo y de guardar nuestras almas de las perversas contaminaciones del mundo actual, no es solo un desafío sino también una propuesta para disfrutar de la comunión íntima con el Señor y poder gozar de su presencia y de sus buenas palabras en el lugar secreto. Por tanto, siguiendo el consejo paulino, yo también te digo afectuosamente: “Cuida de ti mismo/@”.
Finalmente decir que vivir en santidad como estilo de vida es descubrir el verdadero secreto de la felicidad real en estado supremo. Por supuesto que este tema da muchísimo más de sí, pero la propuesta divina para todos nosotros en este tiempo es clara y directa “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera de la fe que tenemos por delante…” (Hebreos 12:1)
Por un año más
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