Dios en la poesía española contemporánea (VI)

Leopoldo Panero, también destacado poeta de la generación del 36, hizo gala de una voz profunda y religiosa. Con otros miembros de su generación fundó la revista ESCORIAL, que sentaría las bases de lo que sería la poesía española de la postguerra."/>

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Dios en la poesía española contemporánea (VI)

Leopoldo Panero, también destacado poeta de la generación del 36, hizo gala de una voz profunda y religiosa. Con otros miembros de su generación fundó la revista ESCORIAL, que sentaría las bases de lo que sería la poesía española de la postguerra.

28 DE NOVIEMBRE DE 2009 · 23:00

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De su poema TÚ QUE ANDAS ENTRE LA NIEVE son estos versos:
Alzo hacia Ti mis ojos, Señor, dime quién eres, ilumina quién eres, dime quién soy también, y por qué la tristeza de ser hombre, Tú que andas sobre la nieve. Tú que al tocar las estrellas las haces palidecer de hermosura; Tú que mueves el mundo tan suavemente que parece que se me va a derramar el corazón; Tú que habitas en una pequeña choza del bosque donde crece tu cruz; Tú que vives en esa soledad que se escucha en el alma como un vuelo diáfano; ahora que la noche es tan pura, y que no hay nadie más que Tu, dime quién eres.
El nombre de Luis Rosales ha quedado definitivamente unido al de García Lorca. El irlandés Ian Gibson prueba que Lorca, al sentirse amenazado, se refugió en la casa de Rosales. De aquí lo sacaron para matar su cuerpo. Poco importa que Luis Rosales fuera un hombre de derechas que vistió el uniforme de la Falange. Su poesía se caracteriza por la búsqueda de lo trascendente. Fue un poeta mayor. Premio Nacional de Literatura y Premio Cervantes. De su largo poema “Misericordia”, que cimenta en palabras de Cristo, ofrezco estas estrofas:
Tú sabes que yo nunca he negado el presente, y el presente eras Tú cuando yo te buscaba por los rincones de mis ojos heridos, por la corriente viva de las aguas empapadas de cielo, y en la nieve; a Ti, Señor, Amor sin determinaciones, Presencia sin instante, a Ti, Señor, en la nieve absoluta. Nunca en el mar, porque el mar nos lleva lejos de Ti, nos aísla, nos hace dioses sobre la arena de la playa, por su oculto brillar de premura en acopio, por el ruego sin labios de todos los sentidos; ¡nunca en el mar!
Concluyendo con la generación del 36 aparco mi pluma en otra lumbrera de la época, el también Premio Nacional de Literatura y autor del libro JUAN RAMÓN EN SU POESÍA, Guillermo Díaz-Plaja. Se me puede objetar que cultivó más la prosa que la poesía, que fue más periodista y ensayista que lírico. Lo admito. Pero también fue poeta. En los versos de ORACIÓN Dios es el gran interpelado. Quiere ver la realidad de Dios en la centralidad del hombre y que su aliento poético traspase la sombra y el sueño de la muerte en busca de lo eterno.
Tenme, Señor, sobre la tierra dura ardiente y vertical como una llama, sea un árbol de luz que se derrama en una inmensa voluntad de altura. Que ésta mi corporal arquitectura arda y crepite como seca rama muriendo del ardor con que se inflama viniendo de la luz con que fulgura. Formen mi alma y la tierra ángulo -vertical viva, horizontal inerte cruce de lo perfecto y lo imperfecto. Hállenme la pasión y el vicio fuerte y sea yo de Ti, Señor, electo ahora y en la hora de la muerte.
Artículos anteriores de esta serie:
 1José Mª Pemán me acercó a Dios 
 21898 y 1927: dos generaciones y Dios 
 3La generación del 98 y Dios 
 4La generación del 27 y Dios 
 5Poesía, generación del 36, y Dios 

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