Carlos Bousoño (siglo XX)

Destacó por su profundidad lírica y su constante intento de hacer una poesía analítica.

07 DE OCTUBRE DE 2022 · 09:30

Ilustración de Carlos Bousoño. / RAH.,
Ilustración de Carlos Bousoño. / RAH.

Este agudo analista de la poesía nació en Boal, municipio de Asturias, el 9 de mayo 1923.

Estudió el bachillerato y los dos primeros años de Filosofía y Letras en Oviedo. Los cursos especiales y últimos de la carrera los hizo en la Universidad de Madrid, donde se doctoró. Tras obtener el doctorado viajó a Estados Unidos. En varias universidades del país fue profesor de literatura española. En la Universidad Complutense de Madrid enseñó ciencia estilística. En 1952 obtuvo el premio Fastensath de la Real Academia Española. Años después, en 1978 ganó el Premio Nacional de Literatura. Fue elegido miembro de la Real Academia un año después, en 1979, y en 1995 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Antes, en 1990, se había alzado con el Premio Nacional de Poesía.

Como poeta, Carlos Bousoño destacó por su profundidad lírica y su constante intento de hacer una poesía analítica. En sus obras expresa una religiosidad profunda y transparente, como el poema que sigue. Falleció en Madrid el 24 de octubre 2015.

La luz de Dios

Dios está entre los aires vivo y puro,

pero durante el día

su presencia de luz se desvanece

ante la claridad que dulce gira.

 

Cuando llega el crepúsculo,

lenta aparece en la vibrante cima

de los aires su forma en resplandores,

su presencia purísima.

 

Hace falta la noche para verte

entero, oh Dios. Entre la noche viva

quiero tenerte, ver tus ojos puros

que lucientes me miran.

Mucha noche hace falta en las estrellas

pero más en el alma se precisa.

Mucha noche hace falta

que caiga grave en su honda mina.

 

Tu aparición entonces sobre el cielo

del alma en vasta noche oscurecida,

allá, en el más profundo firmamento,

luce hondamente y sin medida.

 

Tu luz desciende clara,

trémula, pura: el aire se ilumina.

Toda mi alma en el amor se empapa,

y tiembla, y brilla.

 

Oh alma traspasada,

bebes luz que desciende, luz divina,

y te levantas sosegadamente

y oreas a Dios como una brisa.

 

Dios en la brisa.  Puros cielos limpios.

No existe el mundo. Espacio sólo brilla.

El alma llega, toca, pasa, gime

de amor, y se retira.

 

Dios hecho luz cubre los cielos.

Tú ya no existes, alma mía.

Sólo el espacio iluminado.

Sólo la luz se extiende límpida.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Dios en la poesía religiosa española - Carlos Bousoño (siglo XX)