Más que el corazón de Jesús, el corazón del catolicismo romano: sobre la última encíclica del Papa Francisco

Necesitamos conocer y experimentar el corazón de Jesús tal como lo presenta la Biblia.

  · Traducido por Rosa Gubianas

15 DE DICIEMBRE DE 2024 · 20:00

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Imagen de Matthew Smith, Unsplash.itco, Unsplash.

Dilexit Nos (DN, «Nos amó», cita de Romanos 8:37), firmada el 24 de octubre, es la cuarta encíclica del pontificado de Francisco. Tras Lumen Fidei (La luz de la fe, de 2013, que aunque fue escrita por Benedicto XVI y, lo por tanto, no es obra suya),  Laudato si' (Alabado seas), de 2015, sobre cuestiones medioambientales, y All Brothers (Todos los hermanos), de 2020, sobre la fraternidad universal, Dilexit Nos se inspira en la devoción católica romana al Sagrado Corazón de Jesús para elaborar una reflexión más general sobre el corazón, los afectos y la compasión en un mundo lleno de maldad.

La encíclica consta de 5 capítulos, que se componen de 220 párrafos y sale a la luz cuando aún se está celebrando el 350 aniversario de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque. No es sorprendente que el texto mencione las ‘apariciones’ de Jesús en Paray-le-Monial (Francia) entre finales de diciembre de 1673 y junio de 1675. Francisco nombra también a algunas místicas particularmente vinculadas a esta devoción: Teresa de Lisieux (1873-1897) y Faustina Kowalska (1905-1938). La encíclica hilvana reflexiones bíblicas, citas patrísticas, ejemplos históricos y prácticas devocionales que convergen unas veces en el corazón humano, otras en el corazón de Cristo y siempre en la devoción a “sagrado corazón”.

La devoción al Sagrado Corazón es omnipresente en la espiritualidad católico romana. Las imágenes del corazón sangrante, las procesiones dedicadas, los escritos místicos, la imaginería colectiva y la iconografía de las iglesias son espacios impregnados de esta tradición relativamente moderna. Incluso la prestigiosa Universidad Católica de Milán lleva el nombre de Sagrado Corazón. Es decir, DN se injerta en un terreno muy fértil para el catolicismo romano, que el Papa evidentemente quiere potenciar aún más.

En DN, todo el movimiento del catolicismo romano puede verse en la filigrana: hay alguna cita bíblica que luego se elabora en prácticas que se alejan de la Biblia para centrarse en imágenes y devociones que buscan “actualizar” el mensaje bíblico. Mediante este recurso otras revelaciones desvían la atención del Cristo bíblico hacia el Cristo imaginado por la Iglesia y mediado por la misma. 

En DN, el punto de partida bíblico desemboca en la piedad popular. El mensaje de la Escritura se desdibuja para dejar espacio al mundo de las devociones. Además, para el Papa, la piedad popular es el “sistema inmunitario de la Iglesia”, en lugar de ser considerada una excrecencia que hay que mantener siempre a raya y tratar con antídotos bíblicos.

La propia santa Margarita María Alacoque, iniciadora de la devoción al Sagrado Corazón, cuenta revelaciones que la llevaron a mortificaciones corporales (autoflagelarse, clavarse agujas, ingerir vómitos ajenos, etc.), estímulos para dedicarse al culto de la Virgen, e incluso al corazón de María (nº 176). Pues bien, el Papa Francisco recuerda con aprobación que Pío XII afirmó en 1956 que “el culto al Sagrado Corazón expresa de modo excelente, como una síntesis sublime, nuestro culto a Jesucristo” (n. 79) y que es incluso “una síntesis del Evangelio” (n. 83). Tal vez sea una síntesis del evangelio católico romano, ¡pero ciertamente no del evangelio bíblico! En efecto, DN da voz al relato católico romano del “Sagrado Corazón”, no al corazón de Jesús tal como nos lo presenta la Biblia.

Merece la pena concluir esta breve introducción a DN con una referencia a una obra casi contemporánea de las apariciones católicas del Sagrado Corazón y del inicio de su devoción. La obra se titula El Corazón de Cristo en el Cielo hacia los pecadores en la Tierra, y se publicó por primera vez en 1651. Se convirtió en la obra más popular del puritano Thomas Goodwin (1600-1680).

Aquí encontramos un excelente ejemplo de lo que significa meditar bíblicamente en el corazón de Cristo sin dar cabida a devociones espurias y equivocadas. En el libro, Goodwin se propone mostrar, a partir de las Escrituras, que, en toda su majestad celestial, Cristo no está ahora desligado de los creyentes y les es indiferente, sino que siente por ellos un afecto muy fuerte. Goodwin comienza con las hermosas seguridades dadas por Cristo a sus discípulos, tomando como ejemplo de este amor el lavatorio de los pies de Cristo (Juan 13). El núcleo de su argumento, sin embargo, reside en la exposición de Hebreos 4:15, en la que Goodwin muestra que, en toda Su gloriosa santidad en el cielo, Cristo no es cruel con Su pueblo; si acaso, Su corazón late más fuerte que nunca con tierno amor por ellos.

En lugar del “sagrado corazón” de Dilexit Nos, tan irremediablemente impregnado de tradiciones y prácticas contrarias al evangelio, necesitamos conocer y experimentar el corazón de Jesús tal como lo presenta la Biblia (¡sola Scriptura!).

 

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