Dietrich Bonhoeffer
De poeta a poeta. Bonhoeffer, teólogo asesinado por los Nazis, en prisión escribió un buen manojo de poemas. Alencart le envía su saludo y las muestras de su plena admiración.
03 DE MARZO DE 2016 · 15:55
DIETRICH BONHOEFFER
La muerte no importa
si resplandece el Amor supremo,
la encarnación de toda
esperanza.
No es necesario cantar victoria
cuando desborda el
ejemplo,
y se clama contra lo podrido
y la hipocresía, contra
la feroz amnesia o el desdén
de los infaltables fariseos.
Gira y gira la fe sin desnucarse,
asistiendo a los de abajo,
a los que sobra llanto.
En vida y en muerte
recibe el aguijón de los fanáticos,
de los que nunca hacen nada
por el otro.
Pero él ya vive el día futuro,
soportándolo todo al vislumbrar
el Fruto de la Nochebuena.
El ahorcado roza sus pétalos
y se instala en el desolvido,
en un orbe nuevo,
junto al Galileo intacto.
TRES PERLAS DE D. B.
(Agrego tres pensamientos del teólogo, los cuales están como pórtico del número 9 de la revista ‘Sembradoras’, que acaba de dedicarle un recuerdo y homenaje)
“¿Qué iglesia es esa que sólo abre la boca para defender a los miembros de su propia comunidad y no dice una palabra sobre la caza del hombre que simultáneamente está teniendo lugar fuera? (...) La Iglesia sólo puede defender su propio espacio luchando no por ella, sino por el mundo, de lo contrario se convierte en una “sociedad religiosa” que lucha sólo por su propia causa, dejando de ser por eso la Iglesia de Dios en el mundo (…) sólo se aprende a creer (seguir a Jesús) estando del todo a este lado de la vida”.
“(…) la miseria, el sufrimiento, la pobreza, la soledad, el desamparo y la culpa tienen un significado muy diferente ante los ojos de Dios… ¿Dónde radica la diferencia? En que Dios se vuelve precisamente hacia el lugar de donde acostumbra apartarse el hombre".
“La vida de un cristiano tiene que pertenecer a la iglesia y a la miseria que le rodea (…) al principio, la teología me había parecido una ocupación académica (…) creo tener la certeza de que, para llegar de verdad a tener las cosas claras interiormente y ser sincero, no me queda otra cosa que empezar a tomarme en serio el Sermón del Monte (…) hay algo por lo que merece la pena comprometerse por completo y creo que la justicia social y la paz o, por decirlo en propiedad, Cristo, es ese algo”.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Dietrich Bonhoeffer