Corazón sin límites
Cuando buscamos la trascendencia en cualquier otra cosa, persona o situación, dado que es material y finito, nuestro corazón sufre porque se vuelve limitado.
01 DE MARZO DE 2021 · 09:30

Sir Alex Ferguson fue el entrenador del Manchester United durante más de 25 años, lo que le convierte en un caso excepcional en Europa. Fue campeón de Inglaterra y de Europa, e hizo que el club sea uno de los más admirados del mundo. El Manchester llevaba casi veinte años sin ganar la liga inglesa cuando él llegó. La prensa decía que los jugadores pasaban más tiempo en los pubs que entrenando. Él les devolvió el gusto por el fútbol. Cuando ganaron la copa de Europa en Barcelona, en 1999, después de marcar dos goles en los últimos tres minutos contra el Bayern de Múnich, Sir Alex gritaba: «¡Esto es el fútbol, maldita sea!».
Todos buscan algo trascendental en sus vidas, relaciones o situaciones que les hagan ver quiénes son. Para algunos lo más importante puede ser una victoria en un campeonato, un buen negocio, un premio en el trabajo... para otros las drogas, el alcohol, el sexo, la noche... Las personas no pueden vivir sin relaciones que merezcan la pena, así que cuando no las encuentran, enseguida buscan cualquier sustituto.
«Dios dio a Salomón sabiduría, gran discernimiento y amplitud de corazón como la arena que está a la orilla del mar» (1 Reyes 4:29). Dios regaló a Salomón una mente llena de sabiduría y, mucho más importante que eso, un corazón sin límites. Dios pone dentro de nosotros el deseo de inmortalidad, de lo trascendental.
Eso que a veces decimos: «Todos tenemos en nuestro corazón un lugar a la medida de Dios», no es del todo cierto. Dios es infinito y no tiene límites, así que lo que realmente hay en nuestro corazón es una necesidad infinita de Dios. Ese lugar no tiene límites; solo el Eterno puede llenar nuestro corazón, porque lo llena de eternidad.
Para que nos entendamos, cuando Dios vive en nuestro corazón este se vuelve ilimitado, infinito, eterno... porque Dios es así. Cuando buscamos la trascendencia en cualquier otra cosa, persona o situación, dado que es material y finito, nuestro corazón sufre porque se vuelve limitado, temporal, finito, aprisionado...
Si llenas tu vida de sustitutos de lo eterno, tu corazón jamás vivirá la verdadera libertad. Estará atado a aquello a lo que tú amas, por muy valioso que te parezca. Lo eterno no puede recibirse en paquetes temporales. Lo infinito jamás entrará en medidas estándar.
La consecuencia más grave es que terminarás sufriendo al vivir en un sinsentido. Todos necesitamos relaciones trascendentales, porque solo cuando vivimos con un corazón sin límites encontramos nuestro lugar. Solo cuando lo verdaderamente espiritual gobierna nuestra vida (amor, paz, alegría, descanso, libertad, confianza, honor, valentía...), todo parece tener sentido. ¡Incluso disfrutamos mucho más de lo material!
De esa manera nos encontramos a nosotros mismos. Dios hizo nuestro corazón ilimitado para que tuviera el espacio suficiente para él y para todas sus bendiciones. Jamás pongas límites a tu corazón.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Corazón sin límites