Waterworld, en el fondo del mar

Hoy vamos a hablar de dinero, pero en primer lugar te cuento algo de la que -en su momento- fue la película más cara de la historia del cine. “Waterworld” dirigida por Kevin Costner...

31 DE MARZO DE 2010 · 22:00

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El rodaje de este film costó más de 150 millones de dólares. El desarrollo de la película tenía lugar siempre en el océano, y uno de los problemas más graves durante el rodaje fue un pequeño detalle... que se hundió parte del decorado en el mar, y hubo que reconstruirlo de nuevo. Nadie quería que fuese así, pero tuvieron que dejar ir al fondo del mar gran parte de todas sus ganancias. La gente le da demasiado valor al dinero, tanto que pueden pasar por alto cualquier cosa. Hace poco leí de un médico que golpeó repetidas veces la mano de su hijo pequeño, porque le había rayado la pintura de su coche nuevo. Tanto le golpeó que su mano quedó gangrenada y tuvieron que cortársela. Pocos días después el hijo vino a hablar con su padre y le dijo “Papá, yo no te estropeo más el coche, ¿me puedes devolver mi mano?”… El periódico anunciaba que el padre se había suicidado poco más tarde. El amor a las cosas es el mayor amor de mucha gente. Es el verdadero dios de muchos, su religión les obliga a adorar apariencias y brillos. Tanto o más que ninguna otra situación en su vida. Tristemente para ellos, su dinero vale más que la vida de la gente que tienen a su lado. Todos pueden caer en esa trampa. Vivimos en una sociedad que casi te “obliga” a comprar y tener cosas. Te hacen sentir infeliz si no tienes todo lo que aparece en los medios de comunicación, si no eres capaz de comprar el último producto que anuncian en la “tele”. Estamos subyugados bajo el reinado de la ambición, el poder y la falsa apariencia de belleza. Si te dejas llevar, te das cuenta que es imposible que seas normal si no tienes lo que la publicidad te ofrece, si no disfrutas de la belleza de mujeres artificiales, de los lujos de la “jet set” y del placer de lo que no tienes. Lo que nos falta, lo prohibido y la imbecilidad de los que lo tienen casi todo parece ser el modelo que muchos intentan seguir en una carrera acelerada hacia su propio fracaso, el mismo en el que viven los que parecen disfrutar de todo. Esa es una de las razones por las que tantas personas viven infelices. Siempre hay algo más de lo que tienes, siempre hay alguien que tiene algo más que tu. Nadie te enseña a ser agradecido con lo que eres, sin desear nada más, sin tener que luchar cada día por subir un escalón imaginario hacia la nada. De esta manera estamos creando una sociedad infeliz, que cada día tiene más, pero que cada vez se siente más desgraciada. Más nos valdría recordar aquellas palabras del profeta: “En una sola hora ha quedado destruida toda tu riqueza” (*) En menos de una hora puede irse absolutamente todo. (*) Apocalipsis 18:17

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Waterworld, en el fondo del mar