En tierras de penumbra

Varias veces hemos mencionado algunos detalles de la película “Tierras de penumbra”. La verdad es que es una de mis favoritas: La manera en la que trata la vida de C.S.Lewis y el problema del sufrimiento es magistral.

22 DE MAYO DE 2008 · 22:00

,
Aún a pesar de todas las circunstancias, y de la muerte de la persona que más quería, C.S. Lewis nunca renunció a Dios. En varias ocasiones de su vida no fue capaz de entender lo que estaba pasando; el sufrimiento a veces parece que nos va a volver locos, pero aún así, siempre se aferró a su Creador. Todos tenemos que reconocer que esa es una de las mayores tentaciones de nuestra vida: Abandonar a Dios por unos momentos, pensar que El no está ahí, creer que no merece la pena seguirle. A veces nuestro propio sufrimiento parece un enemigo imposible de vencer, en otras ocasiones son las cosas que no entendemos las que nos alejan de Dios. Muchas veces renunciamos a nuestro Creador por algunos momentos cuando creemos que la presión es demasiado fuerte, cuando los demás nos señalan o cuando no sabemos contestar a algo trascendental que nos está ocurriendo. Puede llegar a ser uno de nuestros mayores problemas: No querer que nos reconozcan, callarnos en una conversación porque no está de moda creer en Dios, renunciar a enseñar lo que hay en nuestro corazón porque los demás van a burlarse de nosotros o porque nosotros mismos no estamos seguros de que Dios nos está escuchando y defendiendo. ¿Y si Dios renunciase a nosotros también por unos momentos? ¿Y si El dejara de cuidarnos, sólo por unos instantes? ¿Y si perdiéramos nuestro aliento o dejásemos de respirar porque queremos ser independientes de quién nos dio la vida? ¿Y si el Creador sólo por un momento olvidara que nosotros existimos? ¿Y si dejara de perdonarnos? ¿Y si….? Podríamos hacernos miles de preguntas, pero la respuesta sería siempre la misma: Dios nunca hace eso. Dios no nos abandona ni por un solo instante. Dios no nos deja solos, no nos olvida ni se esconde. Aún en los momentos más difíciles, siempre está ahí. A veces, incluso da la impresión de que no importa que nosotros le neguemos, El permanece fiel. Siempre a nuestro lado, inquebrantable, como si esperara siempre el momento en el que podemos fallar para darnos el abrazo más grande. De hecho lo sabe. Sabe que nos dejamos llevar y caemos. Sabe que nos avergonzamos muchas veces. Sabe que nos callamos cuando no deberíamos hacerlo, pero su fidelidad no tiene límites. Esa misma fidelidad me ayuda a no fallar tanto como ayer. No somos perfectos, pero una demostración de amor tan grande va haciendo mella en nuestra vida y nos va rescatando poco a poco de todas nuestras debilidades. Aprendemos a vivir descansando en su fidelidad. Aprendemos a descansar seguros en la lealtad de nuestro Amigo con mayúsculas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - En tierras de penumbra