El tweet de Dios sobre la Justicia y su fuente

El Ministerio de Justicia no es más que, en el mejor de los casos, una aspiración o un deseo, y en el peor, un remedo o una parodia, según sea el Servidor de la Justicia.

15 DE MAYO DE 2025 · 10:30

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@zplits?utm_content=creditCopyText&utm_medium=referral&utm_source=unsplash">Kent Tupas</a> en Unsplash,
Foto de Kent Tupas en Unsplash

La palabra ministro ha adquirido con el paso del tiempo una connotación que no tenía originalmente, porque señalaba, tanto en latín como en griego, al que se ocupaba de las tareas en una casa, pudiendo ser un esclavo o alguien contratado para esa función, la cual podía tener desde un carácter gris, como estar empleado en los menesteres más ordinarios, hasta otros de más calado, si la persona en cuestión tenía capacidad y gozaba de la confianza del dueño de la casa. En cualquier caso, no era una ocupación de eminencia, como la palabra ministro ahora denota. Ser ministro en aquellos tiempos era cuestión de poca monta, nada especial, porque después de todo no pasaba de ser un sirviente. Impensable sería que alguien dijera: “El Señor Ministro no puede recibirlo, diríjase al departamento oportuno y allí será atendido por el personal al cargo”, porque sería como decir: “El señor sirviente es demasiado importante y sólo está disponible para asuntos y personas de primera categoría.”

El término ha evolucionado hasta llegar al actual significado de la palabra ministro, que tanto en el ámbito secular como eclesiástico tiene una aureola de distinción. Si es en el ámbito secular, un ministro es el que está en contacto directo con el presidente del gobierno y el tratamiento que recibe es el de Señor Ministro. Es un alto cargo y, como tal, tiene despacho, escolta, secretaría, automóvil, buen sueldo y muchos subalternos. En el ámbito eclesiástico la palabra está cargada también de distinción y honor, al ser un título que lo eleva por encima de los demás. Pero cabe señalar que cuando en el Nuevo Testamento encontramos la palabra ministro, siempre es la traducción de la palabra diácono, que significa sirviente. Por eso, cuando el apóstol Pablo habla acerca de sí mismo como ministro del nuevo pacto (2 Corintios 3:6), no usa un término distinto a cuando se refiere a él y a Apolos como servidores (1 Corintios 3:5), porque, efectivamente, un ministro cristiano no es más que un servidor cristiano, igual que un ministro secular no es más que un servidor secular. Es muy importante tener presente esta verdad, porque de lo contrario se puede torcer el sentido que conlleva el puesto y acabar en conclusiones equivocadas.

Dentro del ámbito secular uno de los departamentos que hay en todos los gobiernos de este mundo es el de Justicia. Independientemente del sistema de gobierno o del color del mismo, todos contemplan la existencia del Ministerio de Justicia. Es llamativo este hecho, porque aunque no haya coincidencia en otros tipos de Ministerios, en el de Justicia sí la hay, lo cual indica que no estamos ante uno del que se pueda prescindir, o que depende, para su existencia, de tal o cual coyuntura o ideología, sino que es imprescindible.

Siendo así, significa que la justicia es una piedra angular reconocida universalmente y como su competencia tiene que ver con el bien y el mal, eso quiere decir que hay dentro del ser humano, aparte de lo que crea o deje de creer, una conciencia moral, que tiene proyección en la vida pública, de ahí la necesidad de que haya un departamento que se llama Ministerio de Justicia.

Quien está a la cabeza del mismo es el Ministro de Justicia que es, literalmente, el Servidor de la Justicia, es decir, el que está a disposición de ella, el que vela por ella, el que la sirve. El Ministro de Justicia, de cualquier gobierno, es el Sirviente de la Justicia. Como la Justicia es justa y es imparcial, su Sirviente debe ser justo e imparcial. Y aquí es donde comenzamos a darnos cuenta de que hay un desajuste entre persona y ocupación, porque la demanda que exige ser Servidor de la Justicia no concuerda con la realidad, habiendo dos razones para tal discordancia. La primera razón es que la Justicia es interpretable y cambiable, según sea el gobierno de turno, y la segunda razón es que ese cargo, en última instancia, le viene grande no a Fulano o a Mengano, sino a cualquier ser humano, que no llega a dar la talla moral necesaria para estar a la altura. Cuando se unen estas dos razones, la Justicia de este mundo deja de serlo.

Por ello, el Ministerio de Justicia no es más que, en el mejor de los casos, una aspiración o un deseo, y en el peor, un remedo o una parodia, según sea el Servidor de la Justicia. De hecho, puede darse el caso de que en vez de ser el Ministro de Justicia es el Ministro de Injusticia, parafraseando a 1984 de George Orwell.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Por vereda de justicia guiaré, por en medio de sendas de juicio.’ (Proverbios 8:20). Alguien está diciendo que va a guiar por una vereda de justicia, lo que indica que es competente para hacerlo. También indica que es preciso acudir a ese alguien para ser guiado en tal senda, lo que muestra que fuera de su guía no se caminará por ella. Todo esto supone que es precisa la humildad, para reconocer que se está desprovisto de justicia. Se vuelve a reiterar el pensamiento, al mencionarse la palabra juicio, que es la aplicación de la justicia. Hay una certeza en ambos casos, consistente en que si se acude a quien promete, se obtendrá el resultado.

Ese alguien es la Sabiduría, que no es una abstracción sino una Persona, que tanto para el terreno personal como para el colectivo, es la fuente de donde procede la Justicia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - El tweet de Dios sobre la Justicia y su fuente